"Juez Torres", obra teatral sobre la niña migrante que llegó a ser jueza

Actualizado
  • 09/01/2019 16:04
Creado
  • 09/01/2019 16:04
Torres explicó a Efe que accedió a exponer su vida en el escenario para mostrar que, aún en las mayores dificultades vitales, el éxito personal es alcanzable

La salvadoreña Xiomara Torres cruzó de niña la frontera de Estados Unidos, sufrió abuso infantil y ahora es jueza de circuito en Oregón, en una historia que ha sido adaptada al teatro en la obra "Juez Torres", que se estrena este jueves en Portland.


El escenario del centro de arte y cultura latina Milagro Theatre presentará del 10 al 19 de enero esta producción bilingüe sobre esa niña de 9 años que llegó a Estados Unidos junto a su familia en su huida de la guerra civil en su país (1980-1992).

Torres, de 47 años, tuvo que superar numerosos reveses, tanto como indocumentada como por un caso de abuso infantil por parte de un familiar, lo que la llevó a estar bajo la tutela de las autoridades estadounidenses cuando tenía 13 años.

Con empuje y superación, consiguió llegar a la universidad californiana de Berkeley y más tarde conseguir graduarse en Leyes en la Universidad Lewis & Clark.

Elegida como juez de circuito en abril de 2017 por la gobernadora de Oregón, Kate Brown, a la que conoció cuando ambas trabajaban en el Departamento de Justicia estatal, y con las elecciones presidenciales de ese año a unos meses vista, la salvadoreña se planteó seriamente sacar a la luz su historia.

Torres explicó a Efe que accedió a exponer su vida en el escenario para mostrar que, aún en las mayores dificultades vitales, el éxito personal es alcanzable.

"Los jueces somos personas muy privadas, reflexioné mucho sobre exponer mi vida al público debido a las consecuencias a las que pudiera enfrentarme, tanto a nivel laboral como personal, pero mi responsabilidad con la comunidad más joven y la importancia del impacto que mi historia pudiera causar en tan solo una persona, me empujó a contar mi historia", dijo.

La jueza del condado de Multnomah considera que ese "mensaje" en la obra, dirigida por Mandana Khoshnevisan, es incluso más importante que su propio trabajo y que si la expulsaban de la carrera judicial "siempre podía volver a ejercer como abogado".

"Pensé que recibiría mil cartas de rechazo, pero lo único que he recibido desde entonces es apoyo", indicó.

La idea de hacer la obra, un cuento de hadas moderno arraigado en el folclore salvadoreño, comenzó tras publicarse un artículo sobre su vida en el periódico local The Oregonian y se decidió a concretar este proyecto al saber que la obra se representaría en escuelas.

Milta Ortiz, responsable del libreto y quien también huyó del conflicto armado de El Salvador y llegó a Estados Unidos a los 8 años, comentó a Efe que la clave de la pieza es el mensaje de que hay personas que "no sucumben ante las adversidades y luchan incansablemente por conseguir salir adelante".

Torres destaca que forma parte de un grupo muy reducido de jueces latinos en EE.UU. y considera importante la "diversidad en la Justicia", ya que así se puede entender mejor determinadas situaciones y dar una "perspectiva distinta" de la que carecen los jueces anglosajones.

"Nuestra experiencia como inmigrantes enriquece la idea de la necesidad de que todas las personas puedan tener acceso al sistema. EE.UU es un país bello por la diversidad cultural y nosotros entendemos esa diversidad y sus necesidades", afirmó la magistrada.

En su opinión, es inaceptable que la principal idea que surge cuando se piensa en EE.UU. sobre los países latinoamericanos sea en muchos casos la violencia.

"Los latinos venimos de países con situaciones políticas difíciles, pero venimos también de países con una riqueza cultural de la que nunca se habla", dijo la salvadoreña, que apostó por esa cultura para cambiar el "concepto estereotipado del latino como persona conflictiva y violenta".

De ahí la importancia del mensaje de la obra de que los inmigrantes trabajan duro para salir adelante a pesar de las adversidades con las que se topan al intentar integrarse en el país de acogida.

Cita como ejemplo la importancia y el impacto en su vida al recientemente fallecido artista salvadoreño Fernando Llort, que luchó toda su vida por ayudar a su pueblo mediante el arte, "un medio por el que un pueblo puede recobrar la esperanza y aprender un oficio".

En su caso, dice, llegó a Oregón para quedarse y seguir luchando desde su posición como jueza para que en EE.UU. se entienda que su pueblo tiene mucho que aportar a la comunidad y los latinos son merecedores de todo el respeto.

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