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- 02/04/2020 15:09
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La situación en Ecuador se vuelve cada vez más dramática. En el territorio del país sudamericano las víctimas mortales de este virus ascienden a 98 fallecidos y más de 2,758 infectados, de los cuales 1,301 corresponden a la ciudad de Guayaquil la cual contiene 3,6 millones de habitantes, según reportó la BBC citando informes del Ministerio de Salud Pública de este país hasta el 2 de abril.
Más de 9,019 pruebas de coronavirus se han realizado a residentes, de los que se registran 58 pacientes recuperados, 2,301 estables en aislamiento domiciliario, 191 hospitalizados estables, 3,428 casos se encuentra en sospecha y 2,833 casos fueron descartados. La entidad de salud pública señala en su informe que se mantienen 27 hospitales abiertos para el tratamiento específico del Covid-19 y 2,100 centros médicos, además de 133 centros especializados para consultas de otras índoles.
El paso del virus —desde el primer caso contabilizado el 29 de febrero— ha castigado a la provincia de Guayas principalmente, con un registro de 1,941 infectados y 63 fallecidos.
En provincias del este del país las afectaciones han sido menores, siendo la media de edades de los pacientes entre los 20 y 49 años, según la autoridades ecuatorianas.
La crisis ha incluso sobrepasado la morgues de algunos lugares. Hasta el momento se han reportado cadáveres abandonados en las calles, una situación confirmada por el Gobierno ecuatoriano este miércoles, que las autoridades no habían podido retirar a todos los fallecidos de las vías públicas, barrios y sitios turísticos.
Mientras tanto en las 24 provincias del país aumenta la preocupación de la ciudadanía que denuncia no esta recibiendo una respuesta adecuada la creciente preocupación de la población por no recibir ayuda inmediata de las autoridades.
Asimismo, cuatro periodistas ecuatorianos murieron por causa del coronavirus y otros 14 se mantienen en aislamiento en la provincia de Guayas, según informes de la Fundación Andina para la Observación y Estudios de Medios (Fundamedios) al medio Deutsche Welle (DW). A tres de los cuatro periodistas se les había realizado pruebas para detectar al Covid-19, sin embargo, solo se pudieron confirmar los resultados positivos luego de sus fallecimientos; de los otros 14, solo a 4 se les ha provisto con pruebas para confirmar los síntomas, mientras que los demás se mantienen a la espera de turnos.
Muchas familias han denunciado la demora de recolección de cadáveres en las casas y la ausencia de auxilio por parte de las autoridades sanitarias en la aplicación de tests para conocer el estado de salud de personas que presentan los síntomas el virus. "La intención del gobierno es que todos, no sólo los fallecidos por COVID-19, sino todos los personas que fallezcan estos días en la ciudad de Guayaquil (...) deben tener un entierro digno, acompañado del representante de la religión que profese", dijo el vicepresidente Otto Sonnenholzner en una rueda de prensa virtual a la agencia Reuters.
El Gobierno ecuatoriano ha mantenido la suspensión laboral y salidas cotidianas hasta el 5 de abril. De igual manera, la milicia y el gobierno nacional activaron un cuerpo de fuerza especial para el digno entierro de los fallecidos, además de habilitar un cementerio público para llevar los cuerpos. En circunstancias normales el número de defunciones que se registran en los domicilios de Guayaquil alcanzan las 14 personas, mientras que ahora con la crisis sanitaria han aumentado a 40, según asegura el Ministerio de Salud Pública.
"Se pueden realizar entre 24 o 25 procesos de cremación al día, pero el problema es que la cantidad de fallecidos es mayor, entonces no se abastece", dijo Sebastián Barahona, coordinador de la Federación Nacional de Funerarias, a Reuters.
A esto Barahona agrega: "En Guayaquil hay al menos cinco veces más el número de fallecidos que un mes normal". Y reconoció que la emergencia nacional sobrepasa la preparación y la capacidad de respuesta que se había proyectado para proveer a la población.
Asimismo, Patricio Carrillo, comandante General de la Policía Nacional de Ecuador, indicó en una entrevista con el medio El Comercio, indicó que el aumento de muertos en las calles no se debía únicamente al coronavirus, sino a muertes por causas naturales, violencia de pandillas u otras enfermedades, además que se contaba con el apoyo de cuatro entidades como la FF.AA., con la Comisión de Tránsito del Ecuador, con la Agencia Metropolitana de Tránsito y con la Policía Nacional, con quienes se reunían los datos para rendir informes semanales.
"El grupo de trabajo necesario con los descansos y equipamiento adecuados. Así estamos bajando esa percepción de la gente de que existe un montón de cadáveres no recogidos. Si bien es cierto, al inicio tuvimos descoordinación, pero hoy los protocolos han permitido afinar todo y está fluyendo un poco más el procedimiento", indicó Carrillo. "En este momento ya tenemos el personal suficiente en Guayaquil y si existe la necesidad de trasladar mucho más lo haremos".
La incertidumbre por si se podrán enterrar a los fallecidos de manera honrosa deja a la población en una posición ansiosa, ya que la recolección de cuerpos infringe con las costumbres y tradiciones nacionales frente a las defunciones. "Esta es una ciudad donde la clase media, media baja, demoraba el velorio hasta dos días porque tenía que llegar el pariente que vivía en Europa, los migrantes que se fueron después del 2000. Aquí se vestía a los cadáveres y hasta hace poco la Iglesia católica veía con malos ojos la cremación", explicó a BBC el sociólogo guayaquileño Héctor Chiriboga.
El estado anímico y moral del pueblo guayaquileño se ve cada día más amenazado por las interminables filas de familias que se reúnen frente a las instituciones funerarias a esperar poder identificar los cuerpos de sus seres queridos fallecidos —y aprobar, en todo caso, su cremación—. Aún cuando el Gobierno había dictaminado que para este pasado martes las autoridades habrían terminado el proceso de recolección de cuerpos, en un comunicado reciente fijó la jornada de los cementerios hasta las cinco de la tarde, más allá del toque de queda de las dos para reducir las filas de espera en sus puertas, el lamento de los residentes continúa, y se mantienen los cuerpos fallecidos en casas o calles, cubiertos en plásticos o sábanas, esperando a ser recogidos.