Muro de Berlín de Latinoamérica

Las dictaduras siempre construyen muros hasta que un buen día, tal como sucedió el 9 de noviembre de 1989, sin derramar sangre o disparar un arma de fuego, de manera pacífica, los alemanes lograron derribar el muro de Berlín. Como me comentaba el embajador de Alemania en una conversación reciente, ellos hacían todos los días lo que tenían que hacer, y un buen día unido a una serie de circunstancias y casualidades (para mi diosidencias ), pasó lo que pasó, cayó el muro.

Bien lo decía nuestro libertador Simón Bolívar: “Dios otorga la victoria a la constancia”; aun cuando la lucha sea muy desigual, de David contra Goliat, una lucha del bien contra el mal, siempre la perseverancia conseguirá la forma de librarnos de dictaduras como lo ha demostrado la historia. Cada pueblo escribe su propia historia, y como bien lo decía el profesor Jesús González, en mi IG Live del miércoles pasado, “un acuerdo negociado es mucho mejor que una guerra”.

En medio de la insostenible crisis que azota Venezuela, país que cuenta con la segunda migración más grande del planeta después de Siria, sin tener guerra interna ni catástrofe natural, se hace propicio el lanzamiento de la propuesta realizada por el presidente (e) Juan Guaidó del Acuerdo de Salvación Nacional, quien sostiene que “el pueblo de Venezuela puede estar seguro de que no descansaremos hasta lograr una solución a la crisis del país”. Recordemos que el jefe del gobierno interino realizó la propuesta como “el camino acordado con los aliados nacionales e internacionales para salvar a Venezuela”, afirmando que este acuerdo debe ser la conclusión de un proceso de negociación entre las fuerzas legítimas democráticas que tienen el respaldo internacional, el régimen y las potencias del mundo.

Los puntos que debe incluir este acuerdo de manera ineludible serán los siguientes: (1) La celebración de elecciones presidenciales, parlamentarias, regionales y municipales, libres y justas; (2) La entrada al país de vacunas contra la covid-19 y ayuda humanitaria; (3) Garantías a todos los actores políticos; (4) Liberación de todos los presos políticos; (5) Y con este, el levantamiento progresivo de las sanciones (condicionado a que el régimen cumpla el resto del acuerdo).

Importante resaltar que este acuerdo viene generando sinergias, abriendo caminos, y cada vez suma más aliados y apoyos internos en Venezuela y externos, como Estados Unidos, OEA, Canadá, Europa, Colombia, entre otros, y quienes respaldan un proceso de negociación integral que deriven en una solución.

Por eso, como cayó el muro de Berlín, como nos hemos unido hace apenas unas semanas para ver finalmente elevar a los altares a nuestro José Gregorio Hernández, estoy segura de que seremos más inteligentes que las circunstancias y como lo ha dicho el presidente Guaidó: “Todos los venezolanos debemos presionar juntos por este acuerdo, porque solo funcionará si hay verdadero compromiso y contundencia internacional, movilización del pueblo y unidad de los factores democráticos”.

Por eso, hoy más que nunca, es más importante la firmeza, claridad y contundencia de la comunidad internacional. Por nuestro lado los venezolanos de bien, que somos más, vamos a hacer todo lo que tengamos que hacer cada día y sin descanso, con entusiasmo, optimismo, por muy oscura que esté la noche, porque un buen día llegará el cese de una vez por todas del sufrimiento de tantos venezolanos y nuestra patria será grande nuevamente de la mano de nuestros aliados. Pidamos a nuestro beato José Gregorio Hernández que nos oriente e inspire para que todos participemos en la construcción del acuerdo, tanto venezolanos como comunidad internacional, y finalmente logremos juntos tumbar este muro de Berlín que tanto daño hace a la región