En Cúcuta, principal paso fronterizo entre Colombia y Venezuela, la tensión por el despliegue militar de Estados Unidos en aguas del mar Caribe parece...
- 25/05/2013 14:30
Soldados del ejército boliviano con traje camuflado arrancan con una picota los arbustos de coca desde la raíz a la voz de mando de un sargento mientras policías armados rodean la parcela atentos al tupido monte para repeler eventuales disparos de cocaleros furtivos.
Dos días después del anuncio de Estados Unidos de la salida de su oficina de asuntos antinarcóticos (NAS), la Fuerza de Tarea Conjunta boliviana (FTC) ingresó por primera vez a este remoto paraje montañoso en el norte de La Paz, cerca de la frontera con Perú para erradicar coca excedente.
Funcionarios bolivianos consideran que la salida de la oficina estadounidense de asuntos antinarcóticos, anunciada el jueves, reducirá casi a cero la ayuda estadounidense a este país andino, cuyo presidente, Evo Morales, ha tenido fuertes roces con Washington.
¿Puede funcionar la lucha contra las drogas sin la ayuda de Estados Unidos? La respuesta es "sí", según las autoridades locales, que señalan como ejemplo la llegada del contingente militar-policial a esta zona donde antes nunca se erradicó coca excedente, ni siquiera en los mejores tiempos de la ayuda estadounidense, aseguran.
Morales ha tenido éxito en el control de coca excedente con mejores resultados que Perú y Colombia según los informes de monitoreo de cultivos de la Organización de las Naciones Unidas, ONU, pero no tiene en mismo éxito en contener la expansión del narcotráfico debido a que las mafias han mejorado los procedimiento para obtener cocaína con la mitad de coca que antes, aseguran autoridades bolivianas.
En el pasado cuando Morales era líder de los cultivadores de coca, la erradicación impulsada por Estados Unidos, dejó un reguero de muertos y sumió al país en grave inestabilidad política. En acuerdo con los cultivadores, el gobierno delimitó las áreas permitidas para la siembra y prometió respetarla, a cambio de los mismos sindicatos de cocaleros controlan la siembra fuera de los límites.
Alejandro Huanca es presidente de la Asociación de Productores de Coca de Apolo, con 900 socios de 33 comunidades y ha llegado a esta pequeña parcela para apoyar la destrucción del cocal de un campesino no afiliado.
"Nosotros hemos cumplido con la exigencia del gobierno, hacer un registro, un catastro y trazar un cordón para delimitar. Acá debe haber 300 hectáreas y eso se va a respetar", dice a la AP.
El último informe de la ONU señala que Bolivia tiene 27.200 hectáreas de coca, 11% del total de la superficie cultivada en los tres países productores de coca y cocaína Bolivia, Perú y Colombia. Hace una década era poco más del doble. La ley dice que entre 12.000 y 20.000 hectáreas son legales, para el consumo tradicional. Pero el éxito ha sido relativo.
Los cocaleros marginados ingresan a zonas remotas y parques nacionales para sembrar coca destinada a la cocaína, asegura a la AP, el viceministro de Defensa Social, Felipe Cáceres.
Según el funcionario, la coca de Apolo sale a Perú de donde regresa convertida en pasta base de cocaína con destino a Brasil, el nuevo y más grande mercado de la droga. Previamente es refinada en laboratorios en la selva del oriente boliviano por mafias colombianas y bolivianas.
"Ex cocaleros y cocaleros al margen de la ley están entrando en la producción de cocaína. Es una economía de escala y un negocio lucrativo. Ellos mismos producen la droga", asegura César Guedes, hasta la semana representante en Bolivia de la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito (UNODC). Guedes fue transferido por su oficina a Pakistán.
Pero también cocaleros legales desvían la coca a la elaboración de la cocaína, según diversos estudios. El narcotráfico en su primer eslabón se ha dispersado en centenares de pequeños productores que elaboran pasta base que otros refinan, dice a la AP el investigador Gregorio Lanza.
Eso hace difícil una acción más decidida del gobierno que en la lucha contra los narcotraficantes, ataca a los acopiadores de la pasta bases, el blanco más vulnerable porque son los que deben pasar los controles hacia los laboratorios.
En 2012 las incautaciones batieron un récord de 37 toneladas de las que 34 fueron pasta base y 4 de cocaína refinada. La zona de mayor producción de la droga está aledaña al Chapare, centro del país, donde está el principal sindicato cocalero.
El jueves, el subsecretario adjunto para la lucha antidrogas estadounidense, William Brownfield anunció en Washington la salida de la NAS. El anunció pareció una respuesta a la expulsión de la Agencia para el Desarrollo Internacional (USAID), dispuesta por Morales el 1 de mayo por sospechas de injerencia en asuntos internos de Bolivia. Antes fueron expulsados el embajador estadounidense y la agencia antidroga DEA en 2008.
Pero la salida de la NAS ya fue anunciada el año pasado. Esa oficina da apoyo logístico importante, reconoció Cáceres. Ocho helicópteros UH-1 y tres aviones Hércules C-130 transportan tropas y víveres para la erradicación de cocales.
Todas las aeronaves y otros equipos serán entregados al gobierno pero el mantenimiento y el combustible tiene un costo anual de 5 millones de dólares que ahora tendrá que pagarlos Bolivia. En el pasado la NAS pagaba un bono a los erradicadores de coca. Los militares que apoyan esta tarea no ven con buen agrado la salida de esa oficina pero nadie se atreve a declarar.
"Es un vacío que nos deja pero tendremos que hacer reajustes. La lucha antidroga no se detendrá", afirma Cáceres cuya oficina será la más afectada cuando la NAS deje Bolivia.