La CIA se resarce un agravio

Actualizado
  • 30/03/2011 02:00
Creado
  • 30/03/2011 02:00
enganza. Este es el término que usa el autor para describir una sucesión de hechos que terminan aniquilando la vida política del Comanda...

enganza. Este es el término que usa el autor para describir una sucesión de hechos que terminan aniquilando la vida política del Comandante de la Guardia Nacional, Bolívar Vallarino. Todo es un ‘plan’ fraguado por la CIA, asevera Sanjur en su libro.

¿Dónde nace este plan? Amado Sanjur evoca que, el ya referido programa de ‘acción cívica’, establecido por la agencia a inicios de los sesenta, soplaba con buen viento de fronda. La Guardia Nacional y la CIA, estaban gozosas, hermanadas y colmadas de felicidad por sus resultados. Pero sobrevino un golpe de timón. Los sucesos de 1964 quiebran, con un brusco giro, esa idílica relación. ‘Durante los disturbios de enero de 1964, el Comandante de la Guardia Nacional, Gral. Bolívar Vallarino, ‘... no solo no mueve un dedo para controlar las manifestaciones masivas en contra de la Zona del Canal, sino que también se muestra solidario con la causa de los estudiantes y sus aliados los comunistas’. Esta versión entrecomillada, es citada por Sanjur a partir de ‘un estudio llevado a cabo a fines de 1964’ nada menos que por la CIA. Según la perspectiva de Sanjur, esa ‘actitud inactiva, conciliatoria e incluso aprobatoria por parte el Comandante de la Fuerza Pública, era considerada, desde luego, como una traición a quienes los ayudaban en las labores de acción cívica y en las propagandas periodísticas para el mejoramiento de su imagen’. Para Sanjur, estas y otras conclusiones sumieron en la oscuridad el destino político de Bolívar Vallarino. La CIA no toleró esta situación. Devino entonces, la hora de resarcir el agravio: ‘Establecidas las conclusiones y después de largas consultas con Washington, la C.I.A. de Panamá recibe la aprobación para ejecutar un plan que conduciría a la destrucción política de Bolívar Vallarino, comandante de la Guardia Nacional, con el objetivo final de salvar a Panamá del comunismo’, recriminó Sanjur.

¿Y en qué consistiría ese plan aniquilador? Sanjur lo cuenta: ‘Comienza con el envío de Jorge Antonio ‘Rudy’ Vallarino como emisario de la C.I.A. a hablar con el líder político Dr. Arnulfo Arias a su finca cafetera en la población de Boquete, Provincia de Chiriquí’. Prosigue diciendo: ‘... Arias no solo afirma que desea postularse como candidato en los próximos comicios electorales, sino que expresa también sus deseos de hablar con la C.I.A. en un ambiente de mutuo respeto y civilidad.’ Y ‘...Posteriormente, nos dice Rudy, la C.I.A. logra que los conocidos hombres públicos, Raúl ‘Lul’ Arango y José Dominador Bazán, apoyen al Dr. Arias como primero y segundo vice-presidentes respectivamente’. De esta forma --abunda en más detalles Sanjur-- se anotan un ‘espectacular triunfo al dividir la oligarquía criolla para las próximas elecciones de 1968’. ¿Y cuál era el razonamiento para apostar por el éxito de este plan urdido? Sanjur también responde eso: ‘Arango y Bazán eran conocidas figuras políticas de mucho arrastre popular, que conjuntamente con Arias, serían imbatibles; lo que aseguraba la maniobra de triunfo de la C.I.A., terna que ponía en una posición muy difícil al comandante Vallarino por si se aventuraba a la búsqueda de una candidatura, […] El plan de venganza nos da lugar a pensar que con el empleo de los programas de acción cívica, los Estados Unidos por medio de la Agencia Central de Inteligencia, preparaba al Gral. Bolívar Vallarino como el próximo candidato a la presidencia, convirtiéndolo en un hombre muy popular para los cercanos comicios electorales y quien parecía ser una persona indispensable para la paz, el orden y el desarrollo económico del país, pero ‘su traición’’ se habría alzado como dique invencible.

Sigue narrando Sanjur que el 1º de Octubre de 1968, Arias toca el cénit del poder ‘con el compromiso’ de honrar ‘dos promesas’. Esto es lo que sostiene ‘Rudy’ Vallarino. La primera era la de acelerar la discusión y la aprobación de los tratados sobre el canal, porque para los Estados Unidos eso era importante, y la segunda era el respeto al escalafón de la Guardia Nacional. Arias --según la ya citada versión-- se comprometió a desistir en hacer ‘cambios en la Fuerza Pública.’ Pero, --prosigue—ya ‘el día 10 de Octubre de 1968, el presidente Arias rompió su promesa firmando dos Decretos, el Nº 71 por el cual se ordenaba el retiro del Cnel. José M. Pinilla y el Nº 72 por el cual se ascendía al Tnte. Cnel Bolívar Urrutia Parrilla al cargo de comandante de la Guardia Nacional y conjuntamente con esto, el traslado masivo de oficiales’. Esto precipitó el golpe de Estado. Así se catalizó el fin de su mandato, tan fugaz como aerolito en la noche.

Nuevamente citando a ‘Rudy’, el autor del libro dice que ‘inmediatamente después del golpe’, el 12 de Octubre por la tarde, ‘Omar Torrijos se reunió con representantes de la agencia, e igualmente al día siguiente, 13 de Octubre’ y ya el ‘el día 14 de Octubre, la agencia en Panamá, recibe la autorización para dar apoyo y negociar con Omar Torrijos’. Con ello arranca ‘todo el proceso’ de la dictadura que se narra a lo largo del libro de Sanjur. Su conclusión de este episodio tan electoral, como golpista, es que se había fraguado ‘una especie de conspiración que fue dirigida en un principio, desde Langley [donde está ubicado el cuartel principal de la CIA] por un hombre de nombre Edward Landsdale, pero que posteriormente tuvo que ceder a la influencia del grupo del Gobernador Nelson Rockefeller’. Así nacieron los 21 años de dictadura, conforme lo cuenta Sanjur.

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