Primero de Mayo no es una fiesta folclórica

Actualizado
  • 01/05/2014 02:00
Creado
  • 01/05/2014 02:00
El Día del Trabajador es la fiesta por antonomasia del movimiento obrero mundial

Cada vez que se celebran acontecimientos importantes se hace tratando de enfocar los efectos que tal llamado evoca en la sociedad, de manera que estos contribuyan a enriquecer el patrimonio moral y ético de la colectividad. Estas celebraciones ayudan en la valorización de las relaciones que se han venido forjando como consecuencia de arduos esfuerzos y dolorosas luchas.

El Día del Trabajador es la fiesta por antonomasia del movimiento obrero mundial, o al menos así los percibíamos años atrás cuando las dos superpotencias mundiales, en sus pruebas de fuerzas, nos trasmitían imágenes de un Primero de Mayo celebrado con desfiles de carros armados, misiles, pancartas pintadas con colosos obreros con puño al aire, afiches de una época abandonada y lejana, desteñidas por postales de recuerdos; hoy muy presente de manera grotesca en Corea del Norte.

Una sociedad, como la actual, que en su frenético crecimiento termina por disipar mitos, espectáculos, eventos, fiestas patrióticas que consumen, rápidamente, el significado de aquellos acontecimientos que conllevaban dentro de sí algunos valores históricos, religiosos y, muchas veces, morales porque, en definitiva, a veces se percibe que a nuestra sociedad no le interesa registrar, a través del rito colectivo, el aprendizaje necesario para el crecimiento colectivo, más bien se tiende a la espectacularización de modo que se anestesie, en forma definitiva, el verdadero valor de dichos eventos.

La globalización ha trasformado las relaciones del tradicional mundo del trabajo, al distorsionar su sentido original, como creador de productos funcionales que daban fiel cumplimiento a su misión de producir bienes poseedores de un real valor intercambiable. Pues, como parte de las grandes problemáticas de la producción de las riquezas de la sociedad actual se tiende a colocar al margen la función social, que debe imperar al producir el bien de consumo, sin prestar interés al valor real y utilidad del bien producido. En este sentido, la economía actual se tiende a enfocar en la especulación y en el intercambio monetario entre los bienes; a tal punto de degenerar a través de su sistema financiero especulativo tragedias de índoles oscuras que el mundo globalizado ha tenido que enfrentar.

Los empresarios agricultores, ganaderos, entre otros, que han sido tocados por estas nuevas trasformaciones, siendo ingeniosas personas estos productores de bienes de consumo, que a través del riesgo capital y del duro trabajo, son víctimas de estos grandes cambios inesperados; debido a que la unión que se manifiesta en la dura fatiga que el trabajo produce, según los diversos niveles de responsabilidad conllevan a un compromiso colectivo entre la mano de obra simple, aquella calificada y la no calificada, siendo todos ellos hijos de un mismo destino.

El Primero de Mayo no puede ser sólo una actividad más. Este trascendental día no deber ser considerado como otro evento folklórico de diversión o de entretenimiento; sino que debe celebrar teniendo en cuenta el valor social y educativo que conlleva a través de los tiempos.

En este día se despierta el orgullo de los ciudadanos conscientes y respetuosos que consideran de manera especial el Primero de Mayo, como el día de la reflexión de los derechos y deberes adquiridos y para quienes el trabajo representa la dignidad más profunda que un hombre puede tener. Por esto, el derecho al trabajo, con todas sus normas protectoras, debe ser respetado y defendido. Mi reconocimiento a los laboriosos panameños que construyen nuestro país.

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