La disciplina escolar

La disciplina escolar es un tema de gran importancia para todos aquellos que se vinculan con el ramo de la educación, derivando los diferentes conflictos que se presentan a diario en las escuelas y colegios. Uno de los temas que preocupa a los docentes es el de la disciplina. Este resulta de interés particular y de constante actualidad; en algunos casos, objeto de investigación, pues constituye uno de los ejes que tiene relación con el éxito de la enseñanza y el aprendizaje.

En la actualidad, los planteles educativos han cambiado su visión y no se hace referencia al reglamento interno como forma de regular la disciplina del estudiante, sino que se ha adoptado el nombre de ‘Manual de Convivencia Escolar' Martínez, Rojas, J. G., 2014, como forma de establecer normas que contribuyan a la convivencia de todos los que conforman la comunidad educativa.

Cuando los miembros de la comunidad educativa, integren en su quehacer diario cómo conducirse, sus responsabilidades y compromisos; se logra disciplina escolar, por ende, se mejora los niveles de calidad de la enseñanza y del aprendizaje.

El papel del docente, desde el primer día de clases, es presentar el Manual de Convivencia Escolar. Los padres o tutores y los educandos, al firmar aceptando y comprometiéndose a emplear el Manual de Convivencia Escolar, se vinculan con los elementos del ambiente escolar, con el ser de cada individuo. Así, se contribuye desde la escuela a formar ciudadanos para vivir en armonía y democracia.

El objetivo de escuela es integrarse a la comunidad, formando estudiantes participativos, actores responsables con el medio ambiente y la ciudadanía, con apertura a la interculturalidad, propiciando un ambiente inclusivo, de formación integral ,en lo intelectual, físico, emocional, artístico y valorativo, con el objetivo alcanzar una mejor calidad de vida.

El Manual de Convivencia Escolar fomenta una cultura de respeto y buen trato entre los distintos estamentos escolares, asegurando la aplicación y cumplimiento justo de las normas de la organización escolar y promoviendo el diálogo, la participación y el trabajo colaborativo con el propósito de asegurar un clima adecuado para los procesos de aprendizaje.

Sólo se puede alcanzar los objetivos, en el ámbito disciplinario, con la colaboración permanente de la familia. Ella constituye, sin duda, el punto de inicio en el proceso de socialización e integración de los estudiantes. O dicho de otro modo, hay que tener en cuenta que la educación es un proceso amplio que se inicia en la familia y luego se continúa con la escuela, y se necesita de ambas instituciones para conseguir un total desarrollo educativo y como persona del niño (Rodrigo y Palacios, 1998).

Por lo antes expuesto, un proceso educativo consensuado entre integrantes fortalece el entorno pedagógico y potencia alternativas de solución para las situaciones que afectan la convivencia escolar. De esta forma se propicia una cultura escolar respetuosa de las diferencias y de la dignidad, promotora de la paz y la justicia, recurriendo a deberes propios del trabajo escolar, así como, a las expectativas de aprendizajes de docentes, estudiantes y de los padres.

Con el Manual de Convivencia Escolar, se cambia el entorno, y la disciplina escolar se fortalece de forma positiva, el clima del aula emocional favorece para que se logra los propósitos enseñanza-aprendizaje y la situación interactiva entre (profesores-aprendizajes-alumnos), constituyendo la plataforma de éxito, para que haya un mejor aprovechamiento del tiempo y un trabajo constituido, hacia la obtención de un mayor y mejor proceso de adquisición del aprendizaje, a partir de contextos colaborativos fundamentados en directrices individuales y colectivos de índole horizontal, donde todos adquieren y reconstruyen su acervo educativo.

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