El drama de un migrante Panamá, país de origen, tránsito y destino migratorio

Actualizado
  • 28/08/2019 02:00
Creado
  • 28/08/2019 02:00
Cada año, miles de extranjeros deciden venir al Istmo, seducidos por la fama de prosperidad de la que goza el país. Otros más osados usan la región como una ruta en su recorrido hacia los Estados Unidos

El día apenas empieza. Rozando las siete de la mañana, cientos de personas hacen cola para ingresar a la Oficina Nacional para los Refugiados (Onpar). Matilde Pérez es una de ellas. Con 19 años, cinco meses de embarazo, se vio obligada a huir de su natal Nicaragua junto a su novio de la misma edad.

La decisión de separarse de su hermano y sus padres la tomó un día en que un grupo de militares intentó quemar su casa porque no quiso participar en un mitin que se hacía en la Universidad de León, donde estudiaba bioanálisis, para apoyar al presidente de Nicaragua, Daniel Ortega. ‘Era salvar mi vida o morir en el intento', confesó a La Estrella de Panamá .

Pérez escapó a Panamá porque aquí tenía a su suegra y le llamaba la atención el país por su fama de prosperidad.

El crecimiento económico sostenido, que en promedio alcanzó un 5.6% en los últimos cinco años, convirtió al Istmo es un destino de inmigrantes, provenientes principalmente de Centro y Sur de América. Atraídos por numerosos megaproyectos, como el Metro de Panamá, los extranjeros han llegado para ofrecer su mano de obra al mercado laboral, en un país cuya moneda de circulación es el dólar estadounidense, explicó Gonzalo Medina, oficial de Programas de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), en Panamá.

Medina indicó que existen estudios que establecen la necesidad de mano de obra extranjera para temas especializados o, simplemente, para actividades que no son atractivas para los panameños, como los oficios técnicos.

Uno de ellos es el estudio Migraciones y Mercado de Trabajo en Panamá, financiado por la Unión Europea, que señala que la dinámica laboral del país requiere de personal especializado con niveles educativos medios y altos. El documento hace referencia a una población inmigrante joven, con un nivel educativo superior, que pueda integrarse al sector formal de la economía, especialmente al comercio, la manufactura y la construcción.

La mayor cantidad de estos migrantes ingresan al país de manera regular, en calidad de turistas, con una estadía de tres o seis meses.

Los reportes del Servicio Nacional de Migración (SNM) indican que el movimiento migratorio en los aeropuertos asciende a 3.3 millones de personas, en lo que va de este año. ‘Pero, de acuerdo a su proyecto migratorio, las personas se acogen a distintos estatus', continuó Medina.

Panamá es también un país de origen de migratorio. Cada año, entre septiembre y enero, cerca de doce y quince mil indígenas de las etnias Ngäbe y Buglé se trasladan a Costa Rica para laborar en fincas cafeteras, agregó Medina.

Muchos de los indígenas recorren peligrosos senderos durante tres días antes de alcanzar una ruta de autobuses que los lleve a la carretera Panamericana. Otros optan por cruzar la frontera clandestinamente para evitar los trámites legales.

Históricamente, Panamá también ha sido un país de tránsito donde el control de las fronteras sigue siendo un desafío. Uno de estos es la barrera selvática de 266 kilómetros que lo separa de Colombia.

Tráfico de migrantes: $1,500 por persona

La travesía por la selva darienita es considerada un infierno. El periodista estadounidense Jason Motlagh la definió como ‘el pedazo de jungla más peligroso del mundo'. Se trata de una selva prácticamente impenetrable, considerada una de las más biodiversas del planeta, que por sus características es propicia para el paso irregular de migrantes y el narcotráfico.

Mujeres embarazadas, menores de edad que viajan con sus padres e ingresan al país en condiciones precarias por la deshidratación, infecciones en la piel, problemas gastrointestinales y enfermedades respiratorias adquiridas durante el recorrido por la selva, son las condiciones en las que entran estas personas, según indica el Manual de Gestión de Alojamientos Temporales en Panamá, elaborado por la OIM.

A lo largo de la frontera existe un gran número de puntos muertos difícilmente accesibles que son conocidos por los contrabandistas y grupos de traficantes que se mueven a través de ella.

La modalidad de tráfico de migrantes es muy lucrativa. Y se ha logrado establecer que para la movilización de extranjeros por el territorio nacional, se cobra más de $1,500 por persona. La ruta completa hasta Estados Unidos puede costar hasta $15 mil, según David Mendoza, Fiscal Primero contra la Delincuencia Organizada.

‘‘No veo eso viable (Panamá como tercer país para migrantes... Con los que ya tenemos es suficiente.

LAURENTINO CORTIZO ,

PRESIDENTE DE PANAMÁ

Las personas que ingresan por la frontera colombo-panameña no tienen interés en quedarse en el istmo. El recorrido es un paso más en su camino hacia Norteamérica, Estados Unidos y Canadá. Entre 2010 y 2018, unas 87,191 personas cruzaron la frontera colombo-panameña, según las estadísticas del SNM. La mayoría de estas personas proceden de las Antillas (58,598), Asia (18,149) y África (9,696).

Este flujo migratorio llegó a su pico más alto entre 2015 y 2016 (60 mil personas en dos años), con una ola masiva de migrantes cubanos y extracontinentales.

Los cubanos migraban como consecuencia del cese de la política ‘pies secos y pies mojados', que admitía de forma automática a quienes lograban pisar tierra estadounidense.

Estados Unidos, en un intento por frenar la ola de extranjeros que les está llegando, estaría buscando un acuerdo con el Gobierno panameño para que reciba migrantes de África y Asia, informó The Washington Post , la semana pasada.

El artículo, firmado por el periodista Nick Miroff, hace alusión a un esquema similar al que firmó Guatemala con la Casa Blanca en julio pasado, y que el presidente Donald Trump anunció como un acuerdo de ‘tercer país seguro', cuya misión es alojar temporalmente a los peticionarios de asilo hasta que se resuelvan sus solicitudes.

La Embajada de Estados Unidos en Panamá, sin embargo, aclaró que no se contempla la firma de un acuerdo como al que hace referencia el medio estadounidense.

El presidente panameño, Laurentino Cortizo, salió al paso de las publicaciones: ‘No es viable' Panamá como ‘tercer país seguro' para migrantes de Asia y África. El mandatario considera ‘suficiente' los migrantes que tenemos. La intención es ‘ordenar la casa', dijo Rolando Mirones, ministro de Seguridad Pública. La construcción de una política integral, donde primen los intereses del país es el camino, indicó el gobierno panameño. ‘Se tiene que decidir a quiénes se quieren en este país, sea inversionistas, profesionales, por las razones que decidamos, que le interese a Panamá', agregó Mirones.

Políticas de la última década

PACTOS Y LEYES

Como una respuesta a la necesidad recurrente de regular la presencia de miles de migrantes, el gobierno de Ricardo Martinelli puso en marcha un proceso denominado ‘Crisol de Razas', que entre 2010 y 2016 permitió la legalización de 268,953 extranjeros, según datos del Servicio Nacional de Migración (SNM).

En su momento, la administración del presidente Juan Carlos Varela estableció un nuevo proceso migratorio con los Decretos 167 y 168. Entre 2017 y 2019, unos 75,950 extranjeros fueron legalizados.

Varela también firmó el Pacto Mundial para la Migración Segura y Ordenada. El documento, que generó cuestionamientos, fomentaba la cooperación internacional sobre la migración en todas las instancias, reconociendo que ningún Estado podía abordar el fenómeno en solitario.

El nuevo gobierno de Laurentino Cortizo, desde el 1 de julio de 2019, planteó la creación de una nueva política migratoria cuya prioridad sea los intereses del país. La suspensión de todos los procesos de regularización, que dieron lugar a la permanencia legal de decenas de miles de migrantes, fue la primera medida que asumió el nuevo gobierno.

El 22 de agosto de 2019, los ministros de seguridad de la región, incluyendo Panamá, Estados Unidos, Costa Rica, Colombia, Honduras, Guatemala, El Salvador y Panamá, acordaron asumir mayores controles para combatir el tráfico de personas.

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