Cobertura, repitencia y deserción escolar, talón de Aquiles de la educación

Actualizado
  • 10/02/2021 00:00
Creado
  • 10/02/2021 00:00
Un 22% de los niños de cero a cinco años recibe enseñanza antes de la primaria, mientras que un 58% de los adolescentes no termina sus estudios. Los hallazgos son producto de una comparación entre el número de menores inscritos en el Tribunal Eletoral y la matrícula del Meduca
Nadie mira por los desertores del sistema, jóvenes alienados del mercado laboral y oportunidades

Un cuadro comparativo entre la cantidad de menores inscritos en el Tribunal Electoral, de cero a 17 años, y la matrícula escolar de 2020, evidencia serias deficiencias de rezago, repitencia y abandono que persiste en el sistema educativo formal y no formal del país sin que hasta el momento haya pasado por el tamiz de las autoridades para conocer su dimensión.

Una investigación efectuada por La Estrella de Panamá logró recabar información del Tribunal Electoral (TE) y la contrastó con los datos de matrícula del año 2020 proporcionados por el Ministerio de Educación (Meduca).

Si bien las diferencias siempre han estado a la vista, es un tema que persiste por décadas y no se ha atendido con la responsabilidad merecida.

Al analizar el comparativo, salta a la vista un desequilibrio en dos fases, la preescolar y la media. En el primer caso, el TE contabiliza 448,793 niños de 0 a 5 años, en comparación con los 97,341 que están en el sistema. Esto supone un 22% de cobertura de la totalidad de los menores en todo el país.

Un rezago que puede atribuirse a niños “mayores de cinco años que aún no han entrado al sistema e ingresan a preescolar a una edad mayor”, analiza el asesor empresarial René Quevedo.

El segundo abismo se evidencia en la etapa final de los estudios preparativos para la educación superior, en premedia y media, donde se encuentra una dramática diferencia entre quienes cursan o terminan sus estudios y los contabilizados por el TE.

La cantidad de alumnos matriculados en premedia y media, según el Meduca, alcanza los 297,908, sin embargo, el TE registra casi el doble de personas, 512,254. En números fríos, corresponde a un 58% de jóvenes que no terminan sus estudios.

Cifra que no está lejos de los cálculos de deserción escolar que responden a múltiples factores socioeconómicos que se agudizan en esta etapa de la vida de los estudiantes. Según informes del Meduca y el Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC), entre 2013 y 2019 la deserción en educación premedia y media fue del 63%. Es decir, por cada 100 jóvenes que empezaron el primer ciclo en 2013, solo 37 se graduaron.

Lo más grave es que nadie, como reconocen las autoridades del Meduca, absolutamente nadie se ha preocupado por los alumnos que desertan. Una población que engrosa el famoso cinturón de los 'Ninis', que superan los 200 mil en el país, y que por falta de preparación académica quedan alienados del mercado laboral, orillándolos –aunque no en su totalidad– a 'resolver' su sustento por la vía del crimen.

Sin estadísticas

Es la primera vez que el Meduca tiene acceso a los datos del Tribunal Electoral, en el pasado se basaban en un estimado del INEC. De acuerdo con la jefa de estadística de la entidad, Carmen Forero, “hace tres años se solicitó una evaluación del proceso (estadístico) que tiene que ver con la validación de datos, y nos dimos cuenta de que no cumple con esas buenas prácticas de cruce de datos”, dijo.

La funcionaria explica que carecen de estadísticas integrales, porque para poder generar un dato de información viable se requiere de insumos en la gestión del Meduca, y a pesar de haberlo intentado a través de varios proyectos y organizaciones internacionales, carecen de un equipo más profesionalizado. Por ende, trabajan con cálculos aproximados.

Cobertura, repitencia y deserción escolar, talón de Aquiles de la educación

Es concluyente que como institución, el Meduca debe mejorar la oferta hacia los jóvenes para retenerlos en el sistema. “El programa de jóvenes y adultos en los últimos años ha tenido un incremento. En el programa regular hay más niñas, pero en el no regular hay más varones”, reflexiona Forero.

Para obtener las estadísticas del TE, este medio se comunicó con el departamento de comunicaciones y tras algunos días proporcionaron las cifras que después se enviaron al Meduca para contrastar los datos.

En este sentido, la profesora Yadira Pino plantea la necesidad de una revisión y actualización de instrumentos que respondan a la identificación de los datos estadísticos urgentes: condiciones económicas, sociales, ubicación geográfica, disponibilidad de empleo, zonas geográficas económicas cercanas.

Aunado a esto, dice Pino, determinar políticas públicas que permitan atender y resolver el problema a corto, medio y largo plazo.

Primera infancia

La educación en los primeros tres años de vida va más allá de un enfoque asistencialista. Especialistas sitúan esta etapa de la vida en la satisfacción de necesidades básicas como nutrición, salud y cuido de los niños. Enseñanza y aprendizaje acordes con sus necesidades.

Las bases de la comprensión lectora, por ejemplo, están en el trayecto antes de ingresar a primaria, de igual forma las deficiencias lingüísticas o desarrollo de potencialidades a nivel neurológico se estimulan en los primeros años de vida. Su ausencia genera un impacto incalculable, de ahí que los especialistas subrayan que lo que no se hace en los primeros mil días, desde la etapa prenatal hasta los primeros años de nacimiento, no se recupera nunca.

Cobertura, repitencia y deserción escolar, talón de Aquiles de la educación
Repitencia en primaria

En el caso de primaria, el Meduca registra 431,350 alumnos, mientras que el TE cuenta 393,177 en menores de seis a diez años. Esta diferencia, de 39,173 menores, podría indicar, de acuerdo con el asesor empresarial René Quevedo, un rezago de niños mayores de 10 años que aún cursan primaria. Forero coincide en que la discordancia en las cifras puede tener su raíz en la repitencia.

Al no contar con un estudio científico que determine las cifras con rigor y objetividad, puede existir un margen de error aceptable ya que los datos no se desprenden de un estudio que contemplen instrumentos de investigación específicos.

Lo anterior describe la urgencia de obtener una base científica integral de datos que permita dar rostro a los números y conocer a detalle qué sucede con los alumnos que desertan del sistema, dónde están, a qué se dedican, si participaron de algún curso técnico posterior o no, con el propósito de ejecutar políticas acertadas de reintegro por un organismo que sea capaz de brindar seguimiento a esta población a través del tiempo, y acompañe a los jóvenes en su reintegro al sistema educativo y/o al mercado laboral.

Abandono del sistema

Los niveles de abandono escolar no son nuevos, recuerda el profesor Antonio Castillo, por lo que cualquier comparación cronológica que arroje resultados muy negativos es grave en cualquier tiempo. Una consecuencia que no debe ser justificable a raíz de la pandemia, y mucho menos antes.

Detener el abandono escolar supone un orden social justo y equitativo, con el que el país no cuenta, enfatiza el profesor. “Somos un país con muchas instituciones, pero con una débil y fragmentada institucionalidad, seguida de procesos desarticulados e interrumpidos cada cinco años”, señala Castillo.

Ellos no abandonaron la escuela, fueron abandonados por las instituciones encargadas de darles bienestar integral, salud y seguridad, y, hasta por su propia familia y sociedad cultural, explica el docente.

Para noviembre de 2020, 46,744 estudiantes no fueron localizados por el Meduca, más de 49,317 quedaron pendientes de registro estadístico después de la fase de barrido por parte de los directores regionales, directores de centros educativos y la Red, se totalizan 96,061 estudiantes que representan el 13,3%. De ellos, 16,323 residen en la comarca Ngäbe Buglé, 10,696 en Panamá Oeste y 5,498 en Panamá centro, según datos del Meduca.

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