Juan José Arévalo, el estadista

Actualizado
  • 30/04/2022 00:00
Creado
  • 30/04/2022 00:00
El gobierno revolucionario que surgió después de la revolución de octubre, encabezado por el Dr. Arévalo, comprendió a cabalidad que el destino de los pueblos débiles de América lo determinan las compañías extranjeras que, enraizadas en la economía de cada país, se erigen en árbitros de los sucesos políticos
Juan José Arévalo, el estadista

El jueves 15 de los corrientes expiró el período presidencial del Dr. Juan José Arévalo.

Seis años de gobierno considerados como una estación de “primavera en el país de la eterna tiranía”, han contribuido de manera enorme a consolidar las instituciones democráticas de Guatemala, a darle un sentido diferente a los justos intereses populares y, fundamentalmente, a crear una interpretación de respeto a la personalidad internacional del hermano pueblo centroamericano.

El gobierno del Dr. Arévalo, por esas razones, fue sumamente accidentado. Dos problemas esenciales confrontó, y a ambos les dio geniales soluciones; nos referimos a los de orden internacional y a los meramente internos.

El gobierno revolucionario que surgió después de la revolución de octubre, encabezado por el Dr. Arévalo, comprendió a cabalidad que el destino de los pueblos débiles de América lo determinan las compañías extranjeras que, enraizadas en la economía de cada país, se erigen en árbitros de los sucesos políticos.

El problema local de Guatemala lo presentó la United Fruit Company que tradicionalmente explotaba al pueblo de Guatemala, y que impartía sucesivamente el visto bueno a todos los tiranos de ese país. Entonces surgió Arévalo, y rompiendo con el imperio del banano liquidó todas las influencias políticas que ostentaba y aprobó leyes en beneficio de las grandes masas de las bananeras.

Inspirándose en las necesidades obreras de las bananeras, el gobierno revolucionario legisló sabiamente en beneficio de los intereses de las mayorías guatemaltecas. Apareció la legislación social que amparaba al pueblo contra los intereses ilimitados de esos monstruos de explotación, que llamándose “sociedades anónimas” estrangulan a los pueblos en provecho de intereses mezquinos y extranjeros. Esa actitud humana y patriótica del Dr. Arévalo movió a los intereses estadounidenses a iniciar una burda campaña contra la naturaleza de su régimen. “Gobierno comunista” fue el mote que la prensa reaccionaria, dominada por los centros de explotación, le otorgó al democrático y guatemalteco régimen del Dr. Juan José Arévalo. Y esa campaña de calumnias felizmente tuvo un efecto maravilloso en Guatemala: todos rodearon al gobierno revolucionario y todos defendieron a un régimen de libertad que por representar únicamente los intereses populares ha sido nimbado con los laureles de la gloria. Pero, es más, aquellos que propalaron la falaz especie del comunismo de Arévalo, han terminado por aplaudir su gestión como ejemplar y sin precedentes en la historia política de Guatemala.

En cada país siempre hay un núcleo de “hombres” dispuesto a servir de instrumento o marioneta de los intereses extranjeros.

El poder del oro es convincente para ellos, y el servilismo distinción determinante. En Guatemala apareció ese núcleo de “hombres” que hizo una campaña enconada y violenta contra el gobierno de la revolución. No había calumnia pequeña ni medio desestimado para desprestigiar al régimen. Pero todo fue inútil. Incluso los 30 conatos revolucionarios de quienes estaban acostumbrados a vivir bajo regímenes de oprobio y de terror. Con la visión del estadista y el coraje del combatiente de la democracia, pilotó Arévalo la nave de Guatemala en mar proceloso, pero la llevó a puerto de reposo y de paz. La llevó, como ha dicho un notable colombiano, a una cúspide de veneración.

Como panameños, como fervientes enamorados de la democracia, saludamos en el Dr. Juan José Arévalo al mandatario ejemplar, al hombre que siendo maestro por vocación supo instaurar en Guatemala un gobierno magisterial, un clima de esperanza que, seguro estamos, no traicionará el nuevo mandatario Jacobo Árbenz.

Juan José Arévalo, el estadista
FICHA
Un vencedor en el campo de los ideales de libertad:
Nombre completo: Carlos Iván Zúñiga Guardia
Nacimiento: 1 de enero de 1926 Penonomé, Coclé
Fallecimiento: 14 de noviembre de 2008, ciudad de Panamá
Ocupación: Abogado, periodista, docente y político
Creencias religiosas: Católico
Viuda: Sydia Candanedo de Zúñiga
Resumen de su carrera: En 1947 inició su vida política como un líder estudiantil que rechazó el acuerdo de bases Filós-Hines. Ocupó los cargos de ministro, diputado, presidente del Partido Acción Popular en 1981 y dirigente de la Cruzada Civilista Nacional. Fue reconocido por sus múltiples defensas penales y por su excelente oratoria. De 1991 a 1994 fue rector de la Universidad de Panamá. Ha recibido la Orden Manuel Amador Guerrero, la Justo Arosemena y la Orden del Sol de Perú.

El artículo original fue publicado el 19 de marzo de 1951. Diario 'La Hora' de Panamá

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