Cientos de niños migran solos por la selva darienita

Actualizado
  • 06/09/2022 00:00
Creado
  • 06/09/2022 00:00
Las estadísticas del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) dan cuenta de 383 niños que han concluido la travesía sin compañía o separados de familiares, en lo que va de este año
En medio de la selva, hay padres y madres que deciden dejar a sus hijos al cuidado de extraños para salvarles la vida.

Un hombre venezolano de 60 años viajaba con dos niños de cuatro y cinco años. No eran sus hijos. Eran de una mujer haitiana que había conocido durante la travesía migratoria en la peligrosa selva de Darién, en Panamá. Ella se los entregó porque no tenía fuerzas para seguir caminando. En el húmedo bosque tropical, el grado de desesperación es tan alto como para soltar a tus hijos y entregarlos a un desconocido para que se los lleve en medio de la selva con el fin de salvar sus vidas. La historia contada por el portal digital de BBC Mundo ocurrió en una estación de salud, en San Vicente.

Cientos de niños pierden o se ven obligados a alejarse de sus padres y madres en medio de la travesía por la selva darienita, que es considerada la ruta migratoria más peligrosa, pero que aun así es utilizada cada día por miles de migrantes en su paso al norte de América.

De acuerdo con las estadísticas del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), 383 niños y adolescentes migrantes llegaron a la provincia darienita sin padre ni madre.

Las estadísticas actualizadas a julio de este año (2022) reportan un incremento de 47% de casos de niños y adolescentes que concluyen la travesía migratoria sin compañía o separados del grupo familiar.

Diana Romero, oficial de emergencias de Unicef en Panamá, explicó que en ocasiones por las condiciones del clima, la crecida de los ríos, los padres quedan heridos y tienen que delegar a otros adultos el cuidado de los niños pequeños, quienes se ven obligados a avanzar en la travesía. “Tienen que separarse de sus hijos con tal de que ellos sobrevivan”, agregó.

En las estadísticas, otro número llama la atención: el de los niños sin nombres. Al fenómeno se le ha denominado “apatridia”, que es una persona que no tiene nacionalidad, que no cuenta con el reconocimiento y protección de las leyes de ningún Estado.

Niños sin nombre

El fenómeno es prácticamente nuevo en la provincia de Darién. El año pasado (2021) llegó un caso. En lo que va de este año (2022), al mes de julio van cinco casos.

En algunas ocasiones son niños a los que sus padres no han podido reconocer en sus países de origen. Otros pueden ser niños que nacen durante la travesía.

En 2020 se registraron los nacimientos de 85 niños. En 2021 no hubo reportes, sin embargo, 530 mujeres gestantes cruzaron la selva tropical panameña. En 2022 aún no existen reportes de nacimientos ni de mujeres gestantes.

Las estadísticas también muestran el número de niños sobrevivientes de violencia sexual experimentada durante la ruta migratoria, en la provincia de Darién. En 2021 hubo reportes de 38. En 2022 van 20.

Los niños migrantes corren el riesgo de sufrir hambre y frío en su travesía, de padecer enfermedades, de no tener acceso a servicios de salud, de ser explotados por el crimen organizado y de ser detenidos, además de otros tipos de violencia y discriminación por parte de la población de los lugares por los que atraviesan. Todas estas situaciones tienen graves consecuencias para su salud mental y su bienestar.

Los reportes dan cuenta del tránsito de 10.436 niños migrantes en un periodo de siete meses. La cifra representa un 15% del total del flujo migratorio. El 40% de los niños que atraviesan el tapón de Darién tiene menos de cinco años. Hasta el momento se reportan 70 nacionalidades.

Causas

Hay niños que se ven obligados a abandonar sus hogares debido a los conflictos, a la pobreza o al cambio climático; otros se marchan con sus padres y madres con la esperanza de tener una vida mejor y más segura.

El viaje no es fácil para un adulto y mucho menos para un niño. “Para ser sincera, si hubiera sabido cómo era el viaje, yo no lo hubiera hecho”, contó Sabina Anescar, quien con suerte logró cruzar un caudaloso río con una bebé en la espalda y otra niña de la mano con la ayuda de un amigo.

Pero sufrió la desesperante experiencia de no hallar a su niña en el primer refugio. La encontró en otro. Ambas, madre e hija, se funden en un tierno abrazo. La niña suelta un desconsolado llanto. Una radiografía del sufrimiento de un niño que experimenta la ansiedad, el temor de perder a un padre o madre. https://www.youtube.com/watch?v=NwCjd8j0FaE

“En la travesía te puedes encontrar con áreas donde tienes que escalar montes, donde tus pies pueden fallar y caerte”, siguió relatando Anescar, en un intento por contar la odisea que es cruzar la selva darienita.

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