Operación Soberanía en el Palacio Presidencial

Actualizado
  • 28/07/2019 02:00
Creado
  • 28/07/2019 02:00
La siembra de banderas organizada por la Unión de Estudiantes Universitarios fue apoyada en su momento por el presidente Ernestito de la Guardia; uno de los momentos de mayor popularidad del mandatario

La noche del 5 de mayo de 1958 fue tal vez una de las últimas noches de tranquilidad para el presidente Ernesto de la Guardia, cuya administración se caracterizaría en lo sucesivo por las protestas populares, las intrigas opositoras y la traición.

El viernes 2 de mayo, apenas tres días antes, un grupo de jóvenes de la Unión de Estudiantes Universitarios, presididos por Carlos Arellano Lenox, sorprendió al país al colarse por la frontera de la Zona del Canal, para colocar 75 banderas panameñas en algunos de los sitos más emblemáticos del territorio cedido a los estadounidenses para el manejo y administración de la via acuática.

Ya culminada la misión, los jóvenes regresaron pacíficamente a la universidad.

El lunes, convertidos en los héroes del día, y con las banderas de vuelta en sus manos, los jóvenes marcharon por toda la Avenida Central hasta llegar a la Presidencia, donde fueron recibidos por el jefe de Estado, Ernesto de la Guardia.

Tras conversar privadamente durante unos minutos con el mandatario, los líderes del movimiento salieron al balcón para saludar a los cientos de simpatizantes, en su mayoría jóvenes universitarios, que los acompañaban esa noche.

En una ceremonia improvisada, se hizo sonar el himno musical, y tras los respectivos saludos, el estudiante de biología y presidente de la Unión de Estudiantes Universitarios Arellano Lennox se dirigió a sus compañeros: ‘La juventud panameña no se daría resposo hasta que haya alcanzado el triunfo de la Operación Soberanía'.

Acto seguido, bajo la mirada de aprobación del presidente, Arellano habló en nombre de este —que se encontraba afónico—: ‘El gobierno iniciaría al día siguiente las gestiones para que la bandera panameña pueda flamear permanentemente en el territorio de la zona del Canal'.

Por una vez, el gobierno y la masa estudiantil coincidían en el mismo bando, en comunión con la totalidad del país.

Fue, tal vez uno de los eventos en que la popularidad del presidente estuvo más alta, y que señalaría la ruta a las gestiones que lo llevarían a alcanzar un importante sitio de honor en las luchas nacionalistas del país, que, de acuerdo con el historiador Jorge Conte, sería uno de los mayores logros de su gobierno.

Antes de culminar el mes de mayo, la presidencia de de la Guardia parecía derrumbarse, en medio de disturbios estudiantiles, conflictos con padres de familia, y las protestas de gran parte de la población panameña, eventos que condujeron al cese de las garantías fundamentales, muertes, y llevarían, al año siguiente, a intentonas golpistas, guerrillas y otros actos alarmantes.

Nacionalización de Suez

El mandato de Ernesto de la Guardia estuvo marcado desde el principio por un evento ocurrido del otro lado del planeta, antes de que tomara posesión: el 26 de julio de 1956 el presidente egipcio Gamal Abdel Nasser proclamó la nacionalización del Canal de Suez, hasta entonces y desde su apertura en 1869, en manos de franceses e ingleses.

Para los panameños, el suceso era como un latigazo que hacía despertar a un reo, haciéndolo consciente de que está detrás de las rejas.

Durante la presidencia de Remón, de Arias y Espinosa, los sectores más nacionalistas de la población panameña habían estado adormecidos, primero por la represión de la era remonista y posteriormente por los acontecimientos relacionados con su asesinato y juicio a los supuestos asesinos.

En 1955, durante el mandato de Dicky Arias (1955-1956), se había firmado el Tratado de Mutuo Entendimiento y Cooperación Remón Eisenhower, negociado durante la presidencia de Remón, que no presentaba grandes avances en el aspecto de la nacionalidad, sino más bien económicos.

Entre los avances alcanzados por el lado panameño, el tratado contemplaba: 1) el aumento de la anualidad recibida por el Canal pasaría de $430 mil a $1 millón 900 mil. 2) la devolución a Panamá de tierras valoradas en $30 millones que no estaban relacionadas con la operación del Canal: el Hotel Washington, la escuela secundaria de Cristobal, el hospital de Colón, y Punta Paitilla. 3) La construcción del puente de las Americas 4) La prohibición de los panameños que trabajaran en la Zona del Canal a seguir comprando en los comisariatos de la Zona. 5) La igualdad de oportunidades y de salarios para los 16 mil panameños que trabajaban en la Zona del Canal cuyo salario promedio era de $120 dólares —40% menos que el de los norteamericanos que hacían el mismo trabajo—.

Mientras en diciembre de 1956 y abril de 1957 se rompían los records históricos de navegación en el Canal, Panamá esperaba con impaciencia que el Congreso de Estados Unidos confirmara la reglamentación del tratado. Llegado el año 1958, todavía no se había terminado de hacer. Con ello, aumentaba el resentimiento popular contra los Estados Unidos.

La frustración aumentó todavía más cuando, durante una visita del presidente de la junta directiva del Canal, George H. Roderick, en 1957, este anunció que las tasas de compensación a los trabajadores del Canal continuarían pagándose de acuerdo con el sitio de procedencia del empleado, lo que fue considerado una continuación del sistema de silver roll y gold roll, disfrazado con otro nombre.

Panamá es discriminada

En el plano internacional, la nacionalización del Canal de Suez ponía en peligro los intereses comerciales de las principales potencias del mundo. La crisis era, de acuerdo con el primer ministro Anthony Eden, una de las más graves que enfrentaba el mundo después de la II Guerra Mundial. Los gobiernos de Francia e Inglaterra organizaron una Conferencia Internacional en la ciudad de Londres, para tratar el tema y acordar una estrategia para ‘internacionalizar el Canal'. Estados Unidos, que temía la postura de los panameños, bloqueó la participación de Panamá.

El istmo era poseedor de uno de los registros de naves más importantes del mundo, tenía un canal de igual de importancia en su territorio y de un máximo interés en los resultados de la conferencia, pero no fue invitado. Lo fueron otras 22 naciones, entre ellas Checoslovaquia, Yugoslavia, China, Polonia, Rumania, Arabia Saudita, Siria, Sudán, Tunez, Finlandia y Jordania.

El gobierno panameño instruyó a Roberto Arias, su embajador en Londres, para que presentara una carta de protesta ante la cancillería del Reino Unido. Una copia se hizo llegar al Departamento de Estado en Washington.

Los panameños decidieron organizar su propia conferencia. En el mes de marzo de 1957 el director de la Escuela de Verano de la Universidad de Panamá, Diógenes Arosemena Grimaldo, convocó a un foro internacional, con invitados de México, America Central, el Caribe y algunos países sudamericanos. La reunión se realizó entre los días 25 y 29 de marzo y participaron líderes académicos, abogados y políticos.

Vicente Saenz, representante de México dijo que Panamá estaba en derecho de recibir al menos 50% de los ingresos del canal después de que el costo de la construcción de la zanja hubiera sido amortizado.

Francisco Alvarado García, de Cuba, insistió en que la cláusula de perpetuidad establecida en el Tratado de 1903 era contraria a la ley internacional. Panamá no podía elminarla unilateralmente, pero sí debía negociar su reemplazo.

Ninguno de los participantes de la conferencia señaló que debía tomarse el Canal a la fuerza o hacer un gesto similar al de Egipto.

Como lo reconocía el mismo Departamento de Estado de Estados Unidos, los panameños eran respetuosos del tratado. Además, era claro que el pequeño país sin ejército no estaba en la capacidad de organizar un ejercicio militar como el realizado en Suez. Si Egipto y Nasser se enfrentaban a una compañía privada, la contraparte panameña era el ejército de Estados Unidos.

Siembra de banderas

Lo que sí tenía Panamá eran estudiantes nacionalistas dispuestos a hacer gestos dramáticos y simbólicos.

De acuerdo con el ex ministro y presidente Ricardo J. Alfaro, los hechos que se dieron en Panamá el 2 de mayo de 1958 había que mirarlos dentro del contexto de la lucha mundial contra el imperialismo: la formación del Movimiento de Países no Alineados, en 1955; la conferencia de jefes de Estado de Jordarnia, Siria, Arabía Saudí y Egipto, en febrero de 1957; la independencia de Ghana del Imperio Británico, el 31 de agosto de 1957 y la independencia de Malasia, el 31 de agosto.

En septiembre de 1957 se celebró en Ibadam, Nigeria, la Séptima Conferencia Internacional de Estudiantes, con la participación de cientos de jóvenes de todas partes del mundo, entre ellos, el estudiante panameño Arellano Lenox.

Tal vez fue allá en Nigeria, en el corazón del continente africano, rodeado de otros estudiantes nacionalistas y luchadores, que Arellano Lenox pudo haber comenzado a gestar el movimiento que lideraría el 2 de mayo de 1958 y que le tomaría meses de cuidadosa planeación.

Aprovechando la hora del ‘break', entre las 10 y 15 de la mañana, los estudiantes cruzaron tranquilamente la frontera de la Zona del Canal, con 75 banderas que todavía no habían pagado —gracias a un crédito de Servicio de Lewis y la fábrica de Octavio Valencia—.

Las banderas fueron sembradas en el edificio de la Administración, en La Boca, en Balboa, en el residencial del Cerro Ancón, en la Calle Frangipani, en la Avenida Cuatro de Julio, y otros.

Luego de la ‘Operación,' los estudiantes visitaron algunas estaciones de radio, como Radio Mía.

El mismo rector de la Universidad de Panamá, el doctor Jaime de la Guardia, apoyó a los estudiantes: ‘Pienso que el discutir esto a base de si se efectuó debidamente, si ha sido oportuna, no es atacar realmente el problema planteado. Me parece que todos debemos preguntarnos si una actitud semejante está realmente en pugna con el criterio ciertamente mayoritario de los panameños sobre nuestra soberanía inalienable en la Zona del Canal'.

Los que no estaban muy satisfechos eran las autoridades de la Zona del Canal, que recogieron las banderas y las llevaron a la Cancillería de Panamá, el lunes 5 de mayo, llamando la atención al canciller, Aquilino Boyd, sobre el ‘disgusto del Gobernador de la Zona del Canal y de la Embajada de Estados Unidos por tales actividades'.

‘El gobierno panameño debía buscar la manera de que estos actos no se repitieran para evitar hechos de violencia que después todos tendríamos que lamentar'.

En los próximos meses, el nuevo canciller, Miguel J. Moreno, se dedicaría a denunciar en los foros internacionales, especialmente latinoamericanos, las injustas relaciones que se daban en la Zona del Canal.

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