• 31/08/2008 02:00

Legado de un maestro

En segundo y tercer año de la carrera de Derecho, tuve la privilegiada oportunidad de tener como profesor al Dr. César Quintero, cuya pr...

En segundo y tercer año de la carrera de Derecho, tuve la privilegiada oportunidad de tener como profesor al Dr. César Quintero, cuya presencia era motivo de respeto y admiración para todos sus alumnos, no sólo por su enorme caudal de conocimientos, especialmente en materia constitucional, sino por su accesibilidad para ser consultado por conocidos y extraños.

Sin dudas ni objeciones, el profesor Quintero hacía tiempo para acompañar a sus estudiantes cuando se hacían detenciones por causa de manifestaciones en las calles, al punto que en varias ocasiones se quedó hasta altas horas de la noche con unos pocos profesores, negociando en la Rectoría para lograr la liberación de los detenidos.

Hoy, su consejo y su presencia me parecen indispensables, cuando se han aprobado por el Órgano Ejecutivo cinco Decretos Leyes que violan flagrantemente la libertad de expresión, donde ni en la forma ni en el fondo existe justificación para su existencia, y porque estoy segura de que la palabra pausada, sabia y segura del Dr. Quintero, hubiese servido de guía en este oscurantismo constitucional.

Cuando nos explicaba el Dr. Quintero sobre el decreto-ley, decía que dicha norma excepcional puede existir, pero no regular legislativamente cualquier materia en cualquier momento o circunstancia. En el caso de los decretos leyes recién aprobados, los asuntos de seguridad nacional y de derechos humanos de primera generación, de importancia especial en materia constitucional, se aprobaron en pocas semanas, sin la participación real y activa de los ciudadanos, sin la competencia debida, y con un circo mediático de supuestas consultas ciudadanas.

El abuso que hoy se comete nos puede costar caro en poco tiempo; quienes fuimos alumnos del Dr. César Quintero, debemos solicitar a todos los diputados de nuestros Circuitos que se pronuncien sobre estos decretos leyes, para que las normas que el Órgano Ejecutivo aprobó irregularmente sean discutidas como nuestra Constitución lo estipula. Pero por encima de todo, hagamos que lo aprendido en las aulas en materia constitucional y derechos humanos sea letra viva, activa y enérgica, como en su momento nos la hizo conocer el Dr. César Quintero.

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