• 05/09/2008 02:00

Desgaste por un invento político

Sin pretender pisar el terreno del analista político, aprecio los alcances y efectos de las primarias internas de un partido, experiment...

Sin pretender pisar el terreno del analista político, aprecio los alcances y efectos de las primarias internas de un partido, experimento novedoso en Panamá. Esta actividad, plantea una especie de paraplejía de las acciones de gobierno. La obsesión por “ganar”, para lograr una simple postulación representa un sacrificio económico, de tiempo, físico, abandono del hogar y el cumplimiento a medias de sus funciones, en el caso de los funcionarios, representantes o diputados. Pero aquí no concluye esta odisea. Luego de los resultados y de los lamentos de “una primaria”, se impone la siguiente fase decisoria que hay que abrazar con encanto, astucia e inteligencia.

En el tema de la elección interpartidaria que se promueve, la experiencia nos dicta que ese mecanismo sin un fundamento legal es incongruente y anti estratégico en momentos en que ya el electorado tiene una visión bastante clara de los candidatos a la Presidencia. Es inoportuno, a estas alturas, pensar en una elección interpartidaria en el caso de la oposición. La oposición caería en un desatino político sin regreso dentro de ese túnel caprichoso, por lo que un evento de esta envergadura representaría.

Esa inversión de tiempo y recursos económicos resta energías frente a la campaña presidencial que se avecina. La interpartidaria que enarbola la minoría beneficiaría a un sólo bando: al gobierno. Si los que aupan esa idea estuviesen respondiendo a los intereses del país, en hora buena. Pero en este juego político no están de por medio esos intereses nacionales. La unidad de la oposición y el rescate de los valores nacionales no dependerán de una interpartidaria para lograr el triunfo. Existen otras fórmulas que deben llegar a las bases para el fortalecimiento de la unidad nacional. En conclusión, a mi juicio, el pueblo no está preparado para una ilusa interpartidaria y, lo peor, al votante no le interesa, porque ese no es su problema medular. El problema fundamental es cómo va a resolver sus tres golpes mañana.

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