• 17/05/2009 02:00

Todo por la Patria Nueva

En mayo de 2004 Martín Torrijos, el hijo de Omar, había vendido la idea de que lograría enrumbar la nación hacia una “Patria Nueva” en l...

En mayo de 2004 Martín Torrijos, el hijo de Omar, había vendido la idea de que lograría enrumbar la nación hacia una “Patria Nueva” en la que no habría corrupción, delincuencia ni desempleo. Cinco años después Martín está al otro lado de la balanza, hoy él representa decepción y frustración.

Entre septiembre 2004 y junio 2009, Torrijos no logró vencer la corrupción, por el contrario, ese monstruo está cada vez más cerca de abrazarlo. No tomó el control de la seguridad y, aunque por efectos del crecimiento económico descendió la tasa de desempleo a mínimos históricos, al mismo tiempo una brutal y hostil inflación, también histórica, se encargó de esconder sus logros en la economía del país.

Sin duda, un gobierno que fracasó, cuatro ministros de Educación en cuatro años, cuatro ministros de Gobierno, cuatro directores de la Policía, tres ministros de Desarrollo Agropecuario, incapacidad para finiquitar un acuerdo de libre comercio con EUA, que cuando llegó al gobierno ya tenía prácticamente listo, dos extensas huelgas de docentes durante su mandato, dos paros médicos de por lo menos un mes de duración. Escándalos feroces de corrupción, desprecio total por la opinión pública, en fin, una larga lista de fracasos y desmanes que solo pueden dejar un mal sabor, una experiencia que no se quiera recordar, pues no bastó con tener una buena cara, y los mejores lemas, hizo falta liderazgo, capacidad administrativa, voluntad, carácter, decisión, honestidad, transparencia, simplemente hizo falta gobernar.

El presidente Torrijos politizó los temas durante su campaña de 2004, convirtió la lucha contra la corrupción en asunto de campaña electoral, hoy la vida se encargó de demostrarle que la trampa no tiene partidos y le explotan escándalos en sus propias narices, en lo más profundo y cercano de sus círculos de poder. Martín pensó que con cambiar el partido en el poder pondría punto final y automático a la corrupción, lo único que hubo fue cambio en los vínculos, en los beneficiados, pero el mal siguió ahí, creciendo como un cáncer sin control ni cura.

Creyó que por llamarse Torrijos lograría rehacer a la Guardia Nacional, y así hacer a la Fuerza Pública más eficaz en el control de la violencia. Pero tarde se dio cuenta de dos cosas fundamentales. La primera es una cuestión circunstancial. En tiempos de la dictadura militar, no era mejor ni más eficiente la temida Guardia, sino que la gente era más tranquila. Simple, para un padre es más fácil controlar a una criatura de tres años que a un adolescente. En segundo lugar, la criminalidad del siglo XXI en Panamá no es nada más y nada menos que el fruto de una conciencia de impunidad generalizada en todos los círculos que no tendrá control hasta que no se den sanciones ejemplares entre los llamados monos gordos en la cabeza del gobierno. Eso hará creer a los delincuentes que la ley sí se aplica a los criminales.

Mientras, el presidente estuvo cinco años de campaña. Inauguraciones, grandes proyectos, campañas publicitarias millonarias y costosos viajes. Qué sin sabor me deja la “Patria Nueva”, el mismo que aquella ridiculizada frase: “Todo por la Patria...”.

-El autor es periodista.kairos1972@hotmail.com

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