• 30/06/2010 02:00

Políticos e inteligencia

Las crisis en un gobierno prueban el talento de sus líderes políticos. Les brindan oportunidades excelentes para demostrar sus destrezas...

Las crisis en un gobierno prueban el talento de sus líderes políticos. Les brindan oportunidades excelentes para demostrar sus destrezas. Son momentos buenos para crecer, pero también para decrecer. Ser un virtuoso de la política es la diferencia entre un político torpe y uno inteligente. El torpe es lento y errático y, le es difícil triunfar cuando la torpeza determina sus decisiones. Y, si un líder político practica la torpeza, llegan los errores, así de fácil. Al contrario del inteligente que es capaz de tomar decisiones acertadas con velocidad, tacto, sabiduría, inspiración y destreza.

Y, también debo decir que no basta ser inteligente para ser un político de éxito, porque aunque, la inteligencia es la capacidad para ‘resolver problemas’, también la inteligencia es la capacidad para ‘crear problemas’.

Y, hablando de inteligencia, la defino como la capacidad mental de entender y comprender las cosas. Existen varios tipos de inteligencia, a saber son diez, los cuales dependen de los valores de cada sociedad, así como las aptitudes del que la usa o la define. Tomo en consideración las siguientes: la inteligencia genética (esa con la que tú naces), la inteligencia moral, la inteligencia emocional y la inteligencia espiritual. Y, te preguntarás, ‘¿por qué hay diez tipos de inteligencia?’. Porque todas se relacionan a otros aspectos de tu vida.

Y, de la Inteligencia Emocional —esa es la que dicta tu conducta ante los demás— se habla mucho y se practica poco. Sin lugar a dudas, la afectividad y las emociones constituyen una puerta de entrada a la reflexión sobre la intransigencia y la intolerancia que abundan en algunos políticos, de esos que se agitan en un partido político, como también los que hoy asumen su liderazgo en el actual gobierno. La máxima pareciera ser que: ‘Nada debe distraer al ‘jefe’ de su objetivo grandioso, que es someter a los demás a su imperio político y a sus redes de mercado’. Lo que importa es estar al tanto de los índices, de las fluctuaciones, de los bits y de lo que sucede al otro lado del mundo, pero poco importa la conducta de los políticos, por lo que continúan exhibiendo gran torpeza en sus relaciones interpersonales, al no pensar correctamente y al hablar de manera impulsiva provocando descontento en la ciudadanía. En otras palabras, ‘de nada te sirve toda la inteligencia que tengas, el dinero que tengas, el poder que tengas, los diplomas que tengas, si tu manera de conducirte afecta a los demás’. La Inteligencia Moral te dice que ante lo malo elijas lo bueno; que actúes con rectitud. También debo destacar que la Inteligencia Espiritual no es un monopolio de las religiones, es un patrimonio del hombre, porque se ocupa de los comportamientos virtuosos: perdón, gratitud, humildad y compasión, de comprender que somos parte de un todo con el cual necesitamos estar en contacto. Algunos lo hacen orando, otros asumiendo su responsabilidad social al procurar la paz, siempre con el propósito de mejorar la calidad de sus vidas y la de los demás.

Fíjate en esto: si naces inteligente, pero te descuidas en lo moral, lo emocional y lo espiritual —tres inteligencias que se logran desarrollar a lo largo de tu existencia— y tienes el poder en tus manos, te conviertes fácilmente en una persona ‘dura’, ‘insensible’ y ‘fría’, y aparecen los sabotajes emocionales, los chantajes emocionales y los desperdicios emocionales. Ahora imagínate a un político con poder en estas condiciones. ¡Dios nos ampare! Sin embargo, hay que reconocer la trayectoria de muchos políticos visiblemente comprometidos y que cumplen con su deber ético y de responsabilidad social con su país.

Es por eso que yo siempre he insistido, y seguiré insistiendo, en que toda persona que aspira a un puesto de elección popular o que vaya a ocupar una posición de importancia dentro del engranaje estatal debe ser evaluada a nivel psicológico para medir sus capacidades mentales.

En nuestra sociedad todos queremos un cambio, todos queremos cambiar a nuestro país, en fin, hasta cambiar el mundo si es posible, pero nadie quiere cambiarse a sí mismo. Ricos y pobres, iletrados y posgraduados, políticos, gobernados y gobernantes, todos parecieran manifestar igual nivel de irracionalidad emocional, moral y espiritual.

Y, te digo esto: ‘Si tienes la vocación para agitarte en el mundo de la política, naciste inteligente y posees la capacidad moral, espiritual y emocional, ¡hazlo! Pero, ¡cuidado! es imprescindible tener agallas. ¿Por qué agallas? Porque solo los valientes poseen las agallas para trabajar, proteger y defender los intereses de un pueblo’.

*ESPECIALISTA DE LA CONDUCTA HUMANA.

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