• 08/10/2014 02:00

Van 100, faltan 1726 (II)

Sería de gran interés (...) que la actual administración nos mostrara una visión clara del Panamá que espera haber construido.

En octubre 2009, al culminar un día como hoy los primeros cien días del nuevo Gobierno, traté de reflexionar sobre sus acciones en ese corto período. Con la benevolencia de mis lectores, me atrevo a reproducir a continuación esos pensamientos, porque pienso que son igualmente aplicables hoy. A continuación mis reflexiones.

‘Se ha creado —y parece que hemos aceptado— un cierto misticismo sobre el significado de los primeros cien días de cada gestión presidencial. Si analizamos este invento, tendríamos que concluir que es un período al que le asignamos una función equivocada. Erróneamente se ha cultivado la expectativa de que en ese plazo se deberán mostrar resultados concretos; pero ellos son prácticamente imposibles de alcanzar, porque, en nuestra opinión, su función primordial no son los resultados concretos, sino más bien el envío de señales de dirección y rumbo.

Si hacemos un poco de historia, recordamos que a escasos días de su toma de posesión la presidenta Mireya Moscoso visitó la ciudad de Colón y, con pala en mano, participó en una jornada de limpieza operando un tractor para recoger basura acumulada en el sector de Pueblo Nuevo. Por su parte, el presidente Martín Torrijos el mismo día de su toma de posesión convocó el primer Consejo de Gabinete en el Palacio de las Garzas para tomar varias medidas de inmediato, entre ellas: la derogación de la limitante reglamentación de la Ley de Transparencia, para permitir a cualquier ciudadano solicitar información en posesión de cualquier institución pública, y la aprobación de un proyecto de ley para extender ciertos beneficios de exoneración en el pago de impuestos para estimular el empleo.

Más recientemente, el presidente Ricardo Martinelli inició su gestión convocando a su Gabinete en el sector de Las Garzas, para tomar varias medidas de inmediato, como la aprobación del bono de ‘100 para los 70’, la creación de las secretarías del Metro y de la Cadena de Frío, y las auditorías de los corredores Norte y Sur y de las concesiones administrativas.

Estos ejemplos muestran un mensaje claro: la intención de trabajar de inmediato sin pérdida de tiempo para resolver los problemas más urgentes cuya atención requería la comunidad, según su voluntad recién manifestada en las urnas. Si tuvieron o tendrán éxito, es harina de otro costal y recordemos que el presidente Guillermo Endara no tuvo igual posibilidad de enviar esas señales inmediatas, porque se vio forzado, sin previo aviso, a conformar un equipo de Gobierno para enderezar el caos y recoger los escombros de la posinvasión, mientras ocurría el mayor y más vergonzoso saqueo de la capital.

En nuestro concepto, los ‘cien días’ no son más que una extensión del primer o segundo día que, más que nada, reflejan imágenes o muestras de intenciones de los nuevos gobiernos y de lo que está por venir. Ningún proyecto serio de mediano o largo plazo puede mostrar ningún resultado concreto en ese corto tiempo, pero se puede vislumbrar el camino a seguir y se pueden definir objetivos materiales y morales y maneras de lograrlos.

Sería de gran interés —y de inusual valentía— que la actual administración nos mostrara una visión clara del Panamá que espera haber construido para el año 2019, el país que entregará a la siguiente administración. Con una visión global, no fragmentada y compartida con toda la comunidad, cada quien podría aportar su grano de arena para luego sentirse orgulloso de haber ayudado a construir el Panamá que todos anhelamos.

El éxito o desilusión sería responsabilidad de cada uno y para eso son los restantes 1726. (El año 2016 es bisiesto).

EXDIPUTADA

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