• 21/11/2015 01:01

Desarrollo nacional

‘El crecimiento económico debemos medirlo... por los niveles culturales, de salud, de buenos empleos, la conciencia y responsabilidad social

El mundo gira y avanza en círculos progresivos de la historia, a la velocidad energética de la creatividad humana, que son los electrones de la vida y que tiene que ajustarse a las realidades locales y actuales de cada espacio y en las dimensiones del tiempo. La ubicación geográfica incide en la geopolítica y la evolución cultural y económica de los pueblos. Los climas, los mares, la tierra son las variantes que nos definen y nos imponen nuestras formas de vivir.

Trópico marítimo, caribeño, multiétnico nos conduce a un mestizaje en tránsito, un filtro que puede importar y asimilar bondades; pero también retener maldades y vicios negativos autóctonos. Mucho se ha escrito sobre estos aspectos de nuestra nacionalidad, y de las fórmulas cómo inventar una sociedad adaptada, moderna y civilizada que nos permita convivir, entendernos todos juntos en este valle de lágrimas mundial; y defendernos y sobreponernos a la ‘competencia ' salvaje y egoísta de los poderes de fuerza militar y monetaria que patéticamente pretenden gobernar o mejor dicho, controlar al planeta para beneficio sectario de algunas economías, etnias o sistemas políticos.

Las grandes potencias, las bancas, los consorcios, las OCDE, la BRIC, la UE y aún las más democráticas organizaciones internacionales defienden sus patrimonios y sus áreas de influencia. Los demás, especialmente lo más débiles o pequeños, como Panamá, estamos permanentemente a la defensiva y luchando por nuestra autoestima, valorización y reconocimientos en conglomerados específicos regionales o en luchas heroicas por merecer el respeto y el trato digno que corresponde a todas las naciones. Factor importante en este maremágnum de intereses y poderes es hacer valer las ventajas, los momentos históricos, y las contradicciones de las circunstancias. En qué puntos sostener nuestras aparentemente débiles fuerzas, en qué aspectos interferir para que se nos reconozca poder de decisión, en qué momento actuar para ganar un trato digno y honroso en lo cultural, social, cívico y económico.

Lo fundamental es la calidad humana de la ciudadanía, educación, cultura, valores humanos, honestidad, eficacia, capacidad, productividad, la cortesía, credibilidad, dignidad. La naturaleza nos regaló la geografía, la belleza, la fertilidad, el agua etc. A los que aquí llegamos, nacimos y trabajamos nos corresponde hacer valer nuestro mercado mundial, nuestras leyes ante otras leyes y otro impuestos, nuestros trabajadores y profesionales con experiencia y tecnología efectiva en este medio, nuestras proyecciones de servicio a nivel mundial, demostrado en el tiempo, en la eficacia y seguridad, de listas de alto nivel (no grises ni de otros colores).

Estamos avanzando, somos conscientes de nuestras limitaciones en algunas áreas educativas, jurídicas y científicas. Pero ya se han efectuado muchos diagnósticos, existen base de datos, estudios y argumentos para seguir las rutas de soluciones, las estrategias donde elegir, el personal formado y en formación para concretar los proyectos y mantener los contactos precisos para complementar las fases que sean necesarias coordinar en el mundo globalizado.

Las inversiones, las investigaciones y proyecciones propias de todo progreso transnacional son las que la Ciudad del Saber, la banca y órganos empresariales, deben y están programando para el desarrollo social. El bienestar, la salud, la educación, la calidad humana, técnica y laboral de los trabajadores organizados y de la sociedad son una base prioritaria para el desarrollo social (agua, sanidad alimentación, cultura ). El crecimiento económico debemos medirlo, no por las cuentas bancarias y las torres, sino por los niveles culturales, de salud, de buenos empleos, la conciencia y responsabilidad social, la justicia económica de todos los que aquí vivimos.

Lo que se reflejará en la seguridad ciudadana, en baja delincuencia, la eliminación de la corrupción y la impunidad, en altos índices de desarrollo humano, lo que a su vez incrementa el consumo interno, la cortesía al turismo, y la autoestima nacional. El prestigio del país, su orgullosa eficacia, la estabilidad psicosocial de la población, la superación de conflictos por asertividad, la tolerancia y por la justa distribución de los recursos creados por todos, nos llevará realmente a ser un Panamá mejor.

—Cuente en Balboas. En memoria de Floyd Britton.

MÉDICO Y EX MINISTRO DE SALUD.

Lo Nuevo
comments powered by Disqus