• 01/03/2017 01:00

La idea de la democracia

El poeta Alemán Heine, ya hace más de cien años, advirtió a los franceses que ‘nunca se debía subestimar el poder de las ideas

El poeta Alemán Heine, ya hace más de cien años, advirtió a los franceses que ‘nunca se debía subestimar el poder de las ideas: Los conceptos filosóficos alimentados en el silencio del estudio de un académico, podrían destruir a toda una civilización'.

Nuestra América Latina es el producto de grandes ideas para construir una sociedad democrática. Nuestros procesos independentistas los hemos mantenido indisolubles, ligándolos a una concepción republicana heredada de nuestros libertadores. Pero sin embargo en nuestra historia hemos tenido algunas serias contradicciones e interrupciones. A veces han sido los hechos sociales, económicos o militares, los que han desbordado los marcos de nuestros principios, pero también las ideas, por buenas que hayan sido, han caído en sus propias trampas, por que cada vez que la libertad y la justicia se conjugan por separado, ambas condiciones se ponen en riesgo total.

Así nos ha sucedido muchas veces infortunadamente cuando hemos tratado de superar el sueño central de la idea de la democracia, que no es otra cosa que asegurar nuestra libertad y organizarnos gubernamentalmente hablando en una auténtica representación del pueblo, que garantice la igualdad de la gente.

Nuestra región ha alcanzado un nivel de desarrollo democrático importante, y nuestro país de manera muy especial, el que más. Hoy podemos decir en una clara reflexión, que este valioso terreno que hemos ganado, con nuestras inevitables limitaciones y necesarias imperfecciones, nos ha convertido en una democracia auténtica.

La pobreza, las desigualdades sociales, la corrupción exacerbada, el choque étnico incurable hasta hoy, el divorcio entre las expectativas, percepciones, vs. las realidades, en un tiempo único e histórico como el que vivimos hoy en día, en donde la revolución científica y de la información a través de las redes sociales nos cambian todos los días la vida, introduciendo serias notas de inestabilidad al que hacer en nuestra sociedad y siguen atentando con nuestros avances en la democratización de nuestro país.

La subestimación del progreso alcanzado, coleccionando déficit y nuestras carencias, es la causal para el desánimo dañino, cuando estamos en la puerta de nuestro perfeccionamiento. En la misma línea innovadora, en estos tiempos se procura que la mejoría democrática no sea simplemente una expresión retórica, siempre cuestionable, sino una realidad sobre la cual se actúa, registrando avances y no retrocesos, para que puedan mirarse con objetividad. Estos avances y esta búsqueda responden a la idea única de la democracia y del desarrollo humano, los cuales son las dos caras de esta moneda.

Para nosotros los panameños que hemos aprendido a ser celosos de nuestra democracia y que hoy por hoy es nuestra mejor carta de presentación, debemos cuidarla, hoy más que nunca que estamos a la puerta de una nueva reforma electoral en nuestra Asamblea Nacional, debemos esforzarnos para lograr con éxito ese esfuerzo legislativo.

La conciencia abierta es el único estado de ánimo en el que debemos estar, para que la idea de una democracia firme y participativa siga con vida sana, adaptándose a los nuevos tiempos. Después de todo, sigue siendo la más desafiante y la más revolucionaria de todas las ideas.

EXPRESIDENTE DEL PARLACEN Y PRESIDENTE DEL PRD EN COCLÉ

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