• 06/06/2017 02:02

De Colombia y Venezuela a la partición del mundo (II)

En reciente artículo (Rebelión: ‘La hipotética guerra civil en Venezuela y la ecuación Rusia'), Basem Tajeldine expone los lineamientos generales 

En reciente artículo (Rebelión: ‘La hipotética guerra civil en Venezuela y la ecuación Rusia'), Basem Tajeldine expone los lineamientos generales de Thierry Meyssan sobre el entorno geopolítico de Venezuela y el mundo, tal como este se los explicó a Erika Ortega Sanoja de Russia Today (RT) en días recientes.

Según Meyssan, EE.UU. está decidido a caotizar Venezuela a través de una guerra civil para destruir la revolución, a la oposición y al Estado. Las experiencias en Irak, Libia y Siria aportan un modelo ya trasplantado a Venezuela, aunque pocos se han dado cuenta.

La guerra en Venezuela surgirá como una fabricación de EE.UU. que, con una caotización tras años y meses de violencia y destrucción fascista, liquidará toda forma de oposición y hará desaparecer tanto a la izquierda como a la derecha. El propósito es liquidar la soberanía nacional y terminar con toda forma de resistencia al control extranjero de los recursos naturales.

Para producir la guerra civil, se iniciará la confusión y el caos. En un modus operandi ya probado, EE.UU. usará fuerzas especiales como francotiradores que dispararán en contra de todas las manifestaciones, tanto de Gobierno como de oposición, haciendo que estas se acusen mutuamente. La guerra mediática acusará al Gobierno de Venezuela de ‘horribles crímenes', lo cual justificaría una invasión multinacional para ‘salvar' la democracia, defender los ‘derechos humanos' y de paso asesinar a sus líderes al igual que en Irak, Libia y Siria. En esta fase entran algunos Estados vecinos que hospedan bases militares de EE.UU., como Colombia (siete bases), Brasil (la Triple Frontera), el Caribe (OTAN), Guyana Francesa, Panamá, etc., que serán coordinados por el Comando Sur.

En opinión de Basem Tajeldine, para resistir esta embestida, 'no basta iniciar una gran campaña de concientización para sumar voluntades en Venezuela y el mundo por la paz. Es preciso dejar los dogmas y las posiciones principistas, como lo hizo Siria. El Gobierno venezolano debe integrar a Rusia y a otros países aliados'.

La agresión multifacética de EE.UU. a Venezuela se desprende de su ambición de asegurar su dominación mundial y unipolar in sécula seculórum. ¿Cómo lo harán?

Según se lo confiaron agentes de la inteligencia a Meyssan en 2004, EE.UU. quiere dividir al mundo en dos zonas: en la primera estarán EE.UU. y sus aliados, países europeos, cuatro países de América Latina (Panamá no) y quizá invitarían a Rusia y China Popular (esto está por verse).

En la segunda zona estará el resto de los países que no llenan los requisitos para entrar en la primera: los ‘Estados fallidos', donde reinarán el caos, la hambruna, la miseria, las enfermedades, etc.; es decir, pueblos sin futuro y cuyo destino es desaparecer (aquí entra Panamá).

En otras palabras, las guerras, que antes se libraban entre potencias y países para resolver crisis capitalistas, las harán los países capitalistas contra su periferia.

Según Meyssan, EE.UU. destruirá todas las oposiciones, sean del signo que fueren, y únicamente se fortalecerá el ‘establishment' como productor de armas.

Mi opinión, en cuanto a Venezuela, es que —salvo que se tomen medidas contundentes inmediatamente— el país será invadido y en buena parte destruido. El Gobierno de Maduro ha echado todas las carnes en el asador de la Constituyente, lo cual es loable y lo más democrático, pero absolutamente insuficiente.

Los retos que enfrenta Venezuela superan sus capacidades actuales de resistencia, pues una invasión plantea una amenaza geopolítica que solo puede ser neutralizada con la cooperación de Rusia, China y posibles aliados (RPD de Corea, Cuba), sea en el campo de las armas o de la diplomacia. ¿Querrán o podrán jugar ese papel?

La destrucción de Venezuela mediante guerra civil e invasión, que arrasaría a la revolución bolivariana, a la MUD y a la OEA, debilitará la integración latinoamericana y frenará el sueño de un mundo multipolar.

En lo global, la partición del planeta destruirá el sistema internacional que emergió en el s. XX, a la ONU, extinguirá el derecho internacional y dará paso inexorablemente a una dictadura mundial.

Rusia y China, que seguramente no le harán el juego a EE.UU., no deben sentirse chantajeadas por su potencial militar, porque su poderío combinado los supera. Además, aunque la locura florece mejor a orillas del Potomac, el temor al apocalipsis nuclear es igual allá y acá; y además, es verdad que la humanidad sí puede llegar a su fin.

EL AUTOR ES ANALISTA INTERNACIONAL Y EXASESOR DE POLÍTICA EXTERIOR.

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