• 03/02/2018 01:01

Jaqué, un polo magnético

La Bitácora de la Fantasía de Richard Brooks incluye dos capítulos de la filosofía hermética, Istmania y el Valle de los enigmas

La Bitácora de la Fantasía de Richard Brooks incluye dos capítulos de la filosofía hermética, Istmania y el Valle de los enigmas, comentan los secretos del mítico Darién y sobre todo de Jaqué, eje de la energía vital de la Atlántida.

El Gran Panamá, región misteriosa de los atlantes, hoy se hace realidad, cuando en 40 años la región metropolitana canalera cubrirá el amplio espacio de Colón, Chepo, Río Hato. Será la única ciudad con dos frentes oceánicos.

Alonso Quijano me lleva a conocer el Jaqué del siglo XXI. Una aventura quijotesca que narro con leves pinceladas. Heriberto Torres Acosta, el santo de Jaqué, también conocido como el Quijote negro del Darién es el anfitrión.

Al caminar el poblado, siento que el tiempo se ha detenido, es un caserío de finales del siglo XIX durante la Guerra de los Mil Días. Al ver a los emberá pienso en Victoriano Lorenzo.

El hospedaje es una casa rústica frente al imponente océano Pacífico. Llueve. A las cinco de la tarde voy a la playa, quedo impactado. La neblina cubre la Loma del Fondeadero, la bruma del intenso oleaje que baña el litoral se eleva hacia la nube de la serranía, un espectáculo inédito, la naturaleza se une en un orgasmo ecológico. Al extremo está la desembocadura del río Jaqué, la unión del mar y la corriente fluvial provocan un encuentro agitado de difícil navegación. Bellos morros custodian la entrada a Jaqué, imagino una gran flota naval de los tiempos de la Segunda Guerra Mundial.

Jaqué es la confluencia del mar, la montaña y el río, un paisaje geográfico impresionante. La arena de la playa es chocolate y las olas son sonrisas con las cuales los dioses del mar besan a los lugareños y visitantes.

Jaqué es un sitio estratégico en el Pacífico central, área geopolítica de interés mundial, además es la entrada a Panamá de los que llegan desde la América del Sur. Colombia lo valora y allí tiene un consulado. Los Estados Unidos, en 1939, establecen una base militar hasta 1947. Senafront tiene allí su asiento bélico.

Mi encuentro con Ana María Vásquez, la ecologista y antropóloga colombiana, con residencia en Jaqué, me conmueve, una mujer imprescindible, la comunidad la admira y respeta. Ana trabaja con los niños, siembran palmas y almendros a la orilla de la playa, tiene un vivero de tortugas, su cabaña es primitiva, ella está pendiente de los problemas del pueblo.

Venancio Mosquera, el Niño, es dueño del único carro de Jaqué. Nury prepara la más exquisita chicha de borojó, la cual levanta un muerto. Anel Bertiaga es el mejor estilista del Darién, me hace un corte que me rejuvenece. Práxedes Iberguen dirige un taller de reciclaje de papel, ella incluso utiliza las hojas de los platanales. Le falta mercadeo. Cada día es una sorpresa, lo emocionante es asistir a un agasajo familiar a Ivar Valencia Perea y su novia Linneth, él técnico dental y ella dentista. Una noche inolvidable.

Participo en el acto cívico del centro educativo Marcos Medina. El colegio prepara bachilleres en Ciencias y carece de laboratorios. Entrego libros, en especial La épica de la soberanía.

Luego escucho al Comité Pro Mejoras de Jaqué, es una bomba sobre la corrupción…

La tarde antes de mi regreso, voy con Heriberto (Yive) a contemplar el tormentoso mar. Poseidón y Neptuno me regalan un mar calmo, sosegado, la entrada tempestuosa del río Jaqué está sin el oleaje tradicional, la playa bosteza con algunas olas y el mar tiene una serenidad como la que observó Balboa desde las alturas del Golfo de San Miguel, cuando bautizó al inmenso océano como el Pacífico.

Jaqué es un polo de magnetismo terapéutico, la sensualidad cura la impotencia y la frigidez, los males del alma, es una fuente de juventud eterna, sobre todo si te bañas en el Guayabo. La Tibetana de Sir Richard Brooks siempre recibe allí las aguas bautismales de la inmortalidad. Alonso Quijano se enamora de esa Arcadia. Doris, de La Decana , prepara ya sus maletas.

Amo a Jaqué.

HISTORIADOR Y ESCRITOR.

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