• 13/11/2018 01:03

A cien años, legado que inspira: Gaspar Octavio Hernández

El periodismo en el mundo entero está viviendo momentos muy complejos —¿cuándo no?, sería una buena pregunta—

El periodismo en el mundo entero está viviendo momentos muy complejos —¿cuándo no?, sería una buena pregunta—, en particular viene a la mente lo que se vive en Venezuela y Nicaragua, y en las antípodas ideológicas, en los Estados Unidos, es preocupante.

Con mención expresa del terrible caso de Jamal Khashoggi en el Consulado de Arabia Saudita en Estambul y, más cerca de nosotros, los 29 periodistas asesinados en América en lo que va de 2018, de los cuales más de un tercio corresponde a México, como se puso de relieve en la última Asamblea de la Sociedad Interamericana de Prensa en Argentina.

Aunque la preocupación podría ir en varias direcciones, la principal es que el periodismo libre es columna fundamental del sistema democrático. Y si consideramos que la democracia es el estadio más conveniente en el que podemos construir una sociedad mejor, entonces es para estar preocupados.

En Panamá, los retos no son menores. He manifestado en varias ocasiones que la violencia verbal, es la anticipación a otro tipo de violencias peores. Cada vez más, se denota un ambiente de confrontación contra el periodismo que no es buena señal. Sin ahondar en este novedoso esquema de demandas exorbitantes que ponen en riesgo el normal desempeño de los medios de comunicación y el trabajo de los periodistas.

En los albores del proceso electoral es importante subrayar que no hay democracia sin pleno goce de la libertad de expresión y de prensa.

Tampoco hay plena democracia sin un periodismo libre, de calidad y sin ataduras.

Los periodistas no la tienen fácil en estos tiempos. Los retos son múltiples, los propios de una realidad dinámica en la profesión, en los medios para los que trabajan, sean grandes y tradicionales o emprendimientos nuevos; aunados a cambios radicales desde el punto de vista tecnológico.

No obstante, día a día, nuestra sociedad se beneficia del enorme esfuerzo de cientos de periodistas y comunicadores que, con amor a su profesión y a lo que se dedican, llevan un producto valiosísimo para nuestra sociedad, como lo es la información.

Ese ánimo y vigor que imponen los periodistas panameños a su labor tiene muchas motivaciones, sin duda alguna, el amor a su patria, el querer una comunidad justa y con progreso, la pasión por la verdad, darles mejores días a sus seres queridos y, también, cumplir con los postulados de su trabajo.

Hoy, Día del Periodista, es más que oportuno ‘sacarse el sombrero' (no encuentro mejor expresión, aunque ya no lo usemos mucho) y mostrar reconocimiento por la labor que realizan las 24 horas de todos los días.

Esa entrega ha encontrado, generación tras generación, una inspiración especial para el periodismo panameño: la figura estelar y emblemática de Gaspar Octavio Hernández.

¡Porque también hay mucho de inspiración en el trabajo de los periodistas!

El Día del Periodista se celebra en Panamá a propósito de la fecha en que se recuerda la desaparición del insigne periodista y escritor que resumió en sus cortos 25 años todo lo que a un periodista puede inspirar.

El ‘Cisne Negro' nació en una gran pobreza y se elevó hasta convertirse, en lo que era todavía su juventud, en un referente de las letras panameñas. A punta de estudio, lectura y compromiso. Su autodidactismo realmente emociona. Leer su prosa o sus poesías y pensar que se hizo a sí mismo sin ningún apoyo, más bien en una sociedad discriminatoria, es una lección colosal.

Por otro lado, saber que el amor a su Patria era el motor central de su actuar, se convierte en una inspiración intensa que perdura en el tiempo. La Patria de Hernández estaba recién nacida a su vida independiente, con una presencia extranjera invasiva, pero él apostaba con devoción por Panamá y por lo panameño.

En 1943, el editorialista de La Estrella de Panamá , que escribía sobre la misma mesa en que ‘en un golpe de tos, sintió volar la vida' Gaspar Octavio Hernández, dijo: ‘No realizó, hasta donde sabemos nosotros, obra física de ninguna clase. No tuvo nunca el culto del músculo, no supo de los planes de carácter práctico. Para quienes tasan la grandeza nacional únicamente en hierro y argamasa, Gaspar Octavio Hernández no dejó tal vez nada que merezca memoria y aplauso. Pero, pese al calcular fenicio, las naciones viven y sobre todo se afianzan en los tiempos, no por su cantidad de materia, sino por la intensidad de su espíritu. Y el poeta panameño de las canciones encendidas, de los apóstrofes rotundos, de las rebeldes clarinadas, del amor, del dolor, de la cólera y del éxtasis, ese poeta precisamente creó espíritu, refinó espíritu, exaltó espíritu, llenó y sigue llenando nuestro solar indiferente de puras, de nobles y fecundas agitaciones espirituales.'.

En el centenario de Gaspar Octavio Hernández su luz nos sigue alumbrando. Y allí está, con sus virtudes y defectos, la estirpe de los periodistas panameños que han sido y que son.

EL AUTOR ES ABOGADO Y PRESIDENTE DEL GRUPO EDITORIAL EL SIGLO Y LA ESTRELLA DE PANAMÁ, GESE.

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