• 26/01/2019 11:36

El Papa Francisco y su lucha contra el mal

Fue el Papa León XIII que después  de una experiencia mística  ocurrida el 13 de  octubre de 1884  compuso la oración al Príncipe de las Milicias Celestiales

En el mes de octubre el año pasado el Papa Francisco pidió a  los católicos del mundo en el rezo del Santo Rosario la oración a San Miguel Arcángel, que proteja a “La Iglesia del diablo, que  siempre busca separarnos de  Dios y entre nosotros”.
¿Por qué los hizo?  No  es un secreto que en los últimos años los escándalos sexuales que a empañado a la Iglesia, detrás se esconde lo que Jesús dijo del diablo a Pedro: “Simón, mira que satanás ha solicitado el poder cribaros como trigo.  Pero yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca”. (Lc. 22.32).  Si ya el primer  Papa, San Pedro, fue probado, ningún  miembro  de la Iglesia está exento de ser probado por el Demonio.
Fue el Papa León XIII que después  de una experiencia mística  ocurrida el 13 de  octubre de 1884  compuso la oración al Príncipe de las Milicias Celestiales que dice: “San Miguel Arcángel defiéndenos en la batalla, sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio.  Reprímale Dios.  Pedimos suplicante. Y Tú, Príncipe  de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el Divino poder a satanás y a los otros espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para  la perdición de las almas. Amén”.   Curiosamente después  de 33 años,  el 13 de octubre de 1917, la Virgen  de Fátima venía por última vez a dar su mensaje a toda la humanidad y las consecuencias terribles de una II Guerra Mundial.
El Papa Pablo VI afirmó: “Una de las necesidades más grandes de la Iglesia es la de defenderse de ese mal, al que llamamos demonio”.
San Juan Pablo II afirmaba: “a través de toda la historia humana existe una dura batalla contra el poder de las tinieblas   que inicia  en los orígenes del mundo y durará como dice el  Señor hasta el fin del mundo”.
Benedicto XVI, Papa Emérito, por  su parte dejó dicho: “El Mayor triunfo de satanás, su lucha más lograda, es hacernos creer que no existe. El diablo, uno de los protagonistas de la historia, trata de pasar de incógnito en el mundo y de que le  nieguen los hombres para lograr que ellos caigan en la rebelión que él mismo emprendió y en parte lo ha logrado”.
Quizás, a mí juicio, el que más ha abordado éste tema es el Papa Francisco, y se expresó en varias homilías sobre el tema de la existencia del maligno. 
Veamos solo algunas:
¡Cuidado con hacer tratos con el demonio!   “San Pedro lo decía: "Es como un león feroz, que gira a nuestro alrededor". Es así. "¡Pero, Padre, usted está un poco anticuado! Nos asusta con estas cosas..." No, ¡yo no! ¡Es el Evangelio! Y esto no son mentiras: ¡es la Palabra del Señor! Pidamos al Señor la gracia de tomar en serio estas cosas. Él ha venido a luchar por nuestra salvación. ¡Él ha vencido al demonio! ¡Por favor, no hagamos tratos con el demonio! Él busca volver a casa, tomarnos en posesión... ¡No relativizar, vigilar! ¡Y siempre con Jesús!” (Homilía en la Capilla de Santa Marta, 10 de Octubre de 2013).

No confundir la presencia demoníaca   “En aquel tiempo se podía confundir una epilepsia con la posesión del demonio; ¡pero es también cierto que existía el demonio! Y no tenemos derecho a simplificar tanto las cosas, diciendo: "Todos estos no estaban endemoniados; eran enfermos psíquicos". ¡No! La presencia del demonio está en la primera página de la Biblia, y la Biblia acaba también con la presencia del demonio, con la victoria de Dios sobre el demonio." (Homilía en la Capilla de Santa Marta, 10 de Octubre de 2013).

Las Tentaciones de Satanás “También nosotros somos objeto del ataque del demonio, porque el espíritu del mal no quiere nuestra santidad, no quiere el testimonio cristiano, no quiere que seamos discípulos de Jesús. ¿Y cómo hace el espíritu del mal para alejarnos del camino de Jesús con su tentación? La tentación del demonio tiene tres características y nosotros debemos conocerlas para no caer en las trampas. ¿Cómo hace el demonio para alejarnos del camino de Jesús? La tentación comienza levemente, pero crece: siempre crece. Segundo, crece y contagia a otro, se transmite a otro, trata de ser comunitaria. Y, al final, para tranquilizar el alma, se justifica,  crece, contagia y se justifica" (Homilía en Santa Marta 11/04/2014).

El Demonio no quiere nuestra santidad. “También nosotros somos tentados, también nosotros somos objeto del ataque del demonio, porque el Espíritu del mal no quiere nuestra santidad, no quiere el testimonio cristiano, no quiere que seamos discípulos de Jesús. ¿Y cómo hace el espíritu del mal para alejarnos del camino de Jesús?: con su tentación” (Homilía en Santa Marta, 11 de Abril de 2014).

El Diablo siembra envidia y celos “Es triste cuando en una familia los hermanos no se hablan por una tontera, porque el diablo, de una tontera hace que se vuelva un mundo. Luego, tantas veces las enemistades duran muchos años. Y se destruye esa familia: los padres sufren porque los hijos no se hablan, o la esposa de un hijo no habla con el otro... Celos, envidias... Esto lo siembra el diablo" (Santa Misa en la Parroquia Romana de San Miguel Arcángel en Pietralata, 09/02/2015).

Saber defender de los ataques del Diablo “Jesús habla claramente, que los diablos vuelven, siempre. También al final de la vida, Jesús nos da el ejemplo de esto. Y para custodiar, para vigilar, para que no entren los demonios, es necesario saber recogerse, es decir, entrar en silencio ante sí mismos y ante Dios, y al final de la jornada preguntarse: ¿Qué cosa ha sucedido hoy en mi corazón? ¿Ha entrado alguien que no conozco? ¿La llave está en su lugar? Y esto nos ayudará a defendernos de tantas maldades, incluso de las que nosotros podemos hacer, si entran estos demonios, que son muy astutos, y al final nos estafan a todos" (Homilía en Santa Marta, 10 de Octubre de 2014).

El Diablo nos lanza flechas encendidas “Sin fe no se puede ir adelante, no se puede defender la salvación de Jesús, necesitamos el escudo de la fe, porque el Diablo no nos tira flores, sino flechas encendidas, para asesinarnos. Tomen el casco de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios. Y a elevar constantemente toda clase de oraciones y súplicas, animadas por el Espíritu" (Homilía en Santa Marta, 30 de Octubre de 2014).

Arrepiéntanse o los perros del infierno beberán su sangre “Cuando leemos en los periódicos que éste es un corrupto, y que ese otro también, ha cometido un acto corrupto, y que la comisión ilegal va de aquí para allá... Y tantas cosas, también de algunos prelados... Como cristianos nuestro deber es pedir perdón por ellos y pedir que el Señor les dé la gracia de arrepentirse para que no mueran con el corazón corrupto, porque si no, los perros del infierno se beberán su sangre” (Homilía en Santa Marta, 27 de junio de 2014).

Aún tienen tiempo de cambiar y no terminar en el infierno  “¡Por favor, cambien de vida, conviértanse, dejen de hacer el mal! Y nosotros rezamos por ustedes: conviértanse. Lo pido de rodillas. Es por su bien. Esta vida que ahora viven, no les dará placer, no les dará alegría, no les dará felicidad. El poder, el dinero que ahora poseen de tantos negocios sucios, de tantos crímenes mafiosos, es dinero ensangrentado, es poder ensangrentado, y no podrán llevarlo a la otra vida. Conviértanse: aún es tiempo para no terminar en el infierno” (Vigilia de oración con familiares de víctimas inocentes de las mafias, 22 de marzo de 2014).

El Diablo nos distrae con placeres pasajeros “El diablo que suele esconder sus engaños bajo la apariencia de la sofisticación, de la fascinación por ser “moderno”, “como todo el mundo”. Con todo esto, el diablo nos distrae con el señuelo de placeres efímeros y de pasatiempos superficiales, mientras malgastamos los dones que Dios nos ha dado jugando con artilugios triviales y encerrándonos en nosotros mismos" (Santa Misa en el Rizal Park de Manila, 18 de enero 2015). Y estas dos frases que he dejado para el final, aunque no hablan directamente sobre el demonio, hacen mención del charco donde vive: el infierno. Y aunque las palabras del Papa Francisco pueden parecer un poco duras al principio, contienen la esencia de todo cristiano: la exhortación al prójimo a la conversión, a pedir la misericordia de Dios.

Muchos dudan de esto, pero la Iglesia no  puede negar lo que dice las Santas Escrituras: “Quién comete el pecado (y no se arrepiente) es del diablo, porque el diablo  peca desde el principio. El Hijo del hombre se manifestó para deshacer las obras del diablo”. (1ra. de Juan 3; 8). 
Con esto querido lector podemos conocer el pensamiento del Papa Francisco que fiel a Jesús y a su palabra nos recuerda que estamos en un campo de batalla y por más que hoy aún dentro de la Iglesia y fuera de elle nieguen a este personaje siniestro, la Palabra de Dios que no puede mentir, nos descubre esta cruda realidad y al final podemos concluir que fieles a Cristo y obediente a su palabra podemos vencer al enemigo.

Lo Nuevo
comments powered by Disqus