• 06/03/2019 01:03

Ahora, a saber escoger los mejores

‘Preparémonos a conciencia para estar en mayo en capacidad de elegir bien a las mejores ofertas. No aceptemos nada de menor calidad'

El Miércoles de Cenizas y la peregrinación al Nazareno de Atalaya marcan, especialmente para los católicos panameños, el final de la pausa del Carnaval; pero es también el reencuentro con retos cotidianos que las carnestolendas nos hicieron olvidar momentáneamente. Sin embargo, no todo tiene que verse oscuro, porque en nuestro futuro inmediato hay buenas perspectivas que, a cambio, nos exigen cumplir con graves deberes ciudadanos.

Entre las cosas buenas se destaca el crecimiento de nuestra economía, que muchos expertos prevén mejorará este año. Reportaron los medios que la última misión evaluadora del FMI —organismo cuya rigidez reprochamos tanto— aplaudió el impresionante rendimiento de crecimiento de Panamá y comentó que, después de la desaceleración en 2018, ‘se espera que Panamá se mantenga entre las economías más dinámicas de la región con sólidos fundamentos'. Vaticinó ‘una recuperación del 6.3 % en 2019 con las exportaciones de cobre y una reactivación en la construcción', mientras otro organismo internacional proyectó una más discreta recuperación, de 5.6 %. Ambas proyecciones dan pábulo a un optimismo justificado y dependerá de nuestras decisiones no estropearlo.

La tarea pendiente, según el FMI, es aumentar ‘esfuerzos para reducir la desigualdad y la pobreza, mejorar la calidad de las habilidades y la educación, atraer talento y mejorar aún más el clima de inversión'. Evidente tarea para el próximo Gobierno es seguir bregando en esa dirección con medidas eficientes, como las que quisiéramos escuchar ahora en lugar de sopetear con sermones que nada concreto proyectarán al futuro. Reducir la pobreza no significa repartir lo que tenemos para hacer más pobres, sino aumentar el pastel para que nos toquen pedazos acordes con nuestras capacidades y merecimientos. ¿Cómo lo proponen los candidatos?

Una campaña desordenada y agresiva, que pudiese afectar la confianza en la estabilidad política del país, crearía una indeseable incertidumbre que arriesgaría la inversión privada local y extranjera deseable. En cambio, una campaña constructiva, con discusiones profundas que ilustren y respondan al auténtico interés del ciudadano —sin exageraciones ni medias verdades— es lo que necesitamos para hacer realidad las perspectivas de crecimiento económico que avizoramos y esperamos todos en nuestro país. Las reglas electorales, por novedosas y ambiguas, no son muy alentadoras; la lucha normal por el poder puede llevar a interminables protestas de todos los contendores, que el Tribunal y la Fiscalía electorales tendrán que dilucidar con juicio y prudencia.

En ese sentido quisiéramos ver intercambios públicos de ideas y propuestas —debates u otra forma de diálogos— accesibles a todo el mundo, donde los candidatos de partidos o independientes dejen de presentarnos refritos y reempaques de reproches sobre lo pasado —que hemos oído hasta la saciedad— y se concentren en dar respuestas concretas a las interrogantes planteadas sobre sus futuras acciones. Por supuesto que esto exige también que esas preguntas sean pertinentes, objetivas, precisas y no sesgadas.

Solo así al final, en mayo, podríamos comenzar un camino nuevo, sabiendo que hemos empoderado, no a los menos malos, sino a los más capaces; no a quienes traten de atiborrarnos con propaganda pagada fantasiosa y promesas efímeras, sino a quienes merezcan nuestra confianza por la precisión de sus ideas; no a quienes ambicionan el poder para sí, sino a estadistas que vislumbran una grande, progresista y feliz nación. Deberíamos recordar e imponernos del espíritu de la JMJ que nos hizo ver lo capaces y decididos que somos los panameños, lo que podemos lograr cuando algo nos inspira a alcanzar metas superiores.

Preparémonos a conciencia para estar en mayo en capacidad de elegir bien a las mejores ofertas. No aceptemos nada de menor calidad.

EXDIPUTADA

Lo Nuevo
comments powered by Disqus