• 06/10/2019 00:00

Primeros cien días de Nito

Solo Hollywood hubiera podido crear un superhéroe capaz de arreglar todo el desastre económico y la peor crisis institucional que el país ha tenido en los últimos treinta años.

Solo Hollywood hubiera podido crear un superhéroe capaz de arreglar todo el desastre económico y la peor crisis institucional que el país ha tenido en los últimos treinta años. Y con todo y eso, a Nito le han exigido en cien días lo que a Varela ni le pidieron en cinco años.

Nito llegó al poder, a pesar de que venció en las elecciones con menos de un tercio del voto para presidente y sin ganar la mayoría de votos en las dos ciudades más pobladas del país. Cualquiera que sabe de política entiende que el rating de cualquier mandatario comienza a bajar desde el momento que toma posesión, como faro que alumbra con la entrada del amanecer.

Por un lado, sencillo y jovial como para que lo entiendan los de abajo, y por el otro, pausado y metódico como para no equivocarse con los de arriba. Sus ideas están llenas de simbolismo: quiere que lo evalúen no por cómo entra, sino por cómo sale; quiere que su Gobierno se distinga por no mentir, no engañar, no robar ni tolerar a quienes lo hacen; y tiene un taburete para no olvidarse del pueblo cuando siente mareos de poder. Y aunque ha estado aquí y allá, y por ratos sale y desaparece, el presidente se observa alerta y pendiente.

Realizó su gabinete inaugural en Divisa y desde allí lanzó su plan de reactivación económica y revitalización del agro. Y aunque ese día solamente logran aprobar una resolución para eliminar a la Autoridad Panameña de Seguridad de Alimentos (Aupsa), fundar el Instituto de Agrotecnología de las Américas y crear un proyecto de ley denominado “Estudiar sin hambre”, su Gobierno lució funcional.

En sus primeros cien días ha tomado medidas trascendentales para restablecer el Estado de derecho que había desaparecido en el país y solucionar la crisis financiera que durante este tiempo se ha ido acentuando a medida que miles y miles de facturas no registradas de gastos corrientes realizados en el Gobierno anterior van apareciendo sin sustento ni partidas. En ese sentido, los $2500 millones otorgados en préstamos en su viaje a Nueva York han servido para refinanciar deudas y pagar proveedores. Además, creó el Ministerio de Cultura, trasladó el Senapan a la Presidencia, atendió el asunto de las listas grises, presentó proyecto de ley para reducir el precio de medicamentos, y sancionó las leyes de interés preferencial y asociaciones público-privadas.

Sus problemas se han circunscrito básicamente a que no ha confrontado a los diputados de su partido y le han restado autoridad y protagonismo. Tampoco ha enfrentado con acciones enérgicas el problema de la inseguridad ni ha respondido los ataques de los “call-centers” de sus opositores. Pero la mayor preocupación, que incluso ha generado intensos cuestionamientos, es su comodidad por mantenerse en la retaguardia y enviar a su vice al frente de batalla. Esto no solo es políticamente insostenible, sino que con el tiempo creará un desbalance de fuerzas que puede producir erosiones y hasta separaciones dolorosas que no necesariamente serán por mutuo consentimiento. Le sucedió a Mireya con Winston, a Martín con Ubaldino, y a Martinelli con Juan Carlos y con Jimy.

Afortunadamente, Nito ha demostrado ser una obrero inteligente, un funcionario equilibrado y un político humilde que entiende su papel en el tiempo, como para influir tanto en temas hemisféricos junto con sus homólogos de otras naciones como para bailar guaracha y enlodarse en juntas de embarre con sus conciudadanos de su tierra.

Sin embargo, el reto de Nito sigue igual: reactivar la economía y devolverle confianza a los panameños en el corto plazo. Aunque todavía faltan 1720 días para terminar su período, lo que decida en las próximas semanas con respecto al nombramiento de los tres magistrados a la Corte Suprema de Justicia y a la reorganización de la Aupsa, dará luces si, en efecto, tiene el temple y la madera para atender el resto de los temas que prometió en campaña.

Sin dudas, sus primeros cien días han sido buenos, considerando el estado en que recibió las cosas y sabiendo que en su justa dimensión el Gobierno realmente inicia el próximo 1 de enero, cuando le corresponda aplicar el presupuesto que trabajó junto con las nuevas autoridades del MEF. Pero Nito está consciente de que todos los que lo han antecedido han fallado y que ninguno de sus problemas tiene solución fácil. Y en ese sentido, solo tiene el camino de priorizar sus esfuerzos, comunicar sus ideas con más contundencia y no descansar hasta combatir de raíz la corrupción en el país, poner orden en su partido y dar fluidez y eficiencia a su Gobierno. Solo así cumplirá con lo que prometió.

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