• 21/01/2020 00:00

Hacia una formación global

La globalización mundial, polarizadora de la riqueza y el poder, sería impensable sin el avance del recurso humano que la ciencia y la tecnología han hecho posible.

La globalización mundial, polarizadora de la riqueza y el poder, sería impensable sin el avance del recurso humano que la ciencia y la tecnología han hecho posible. El impetuoso desarrollo científico y tecnológico, desde mediados del siglo pasado, es uno de los factores más influyentes en la sociedad contemporánea, lo cual ha influido en cambios de concepciones y puntos de vista referentes a la ciencia, la tecnología y la sociedad.

En el momento actual de construcción de una sociedad basada en el conocimiento, no cabe duda de la importancia y el protagonismo de la formación profesional. El crecimiento económico de un país depende de la competitividad de las empresas que encuentran su principal recurso en sus trabajadores cualificados. Por lo tanto, una sociedad del bienestar requiere una formación profesional de calidad que dé respuesta a sus demandas. La evolución de la sociedad panameña en los últimos 20 años tiene mucho que ver con los avances del sistema educativo y dentro de ella la formación profesional ha jugado un importante papel como promotora del éxito económico y social del entorno. Son precisos cambios urgentes en los ámbitos educativo, tecnológico, político.

La formación profesional, se planteó como doble objetivo superar las carencias detectadas en el sistema anterior regulado por el INAFORD y dar respuesta a las necesidades de recursos humanos cualificados de los distintos sectores productivos de la sociedad. Ante esta situación, la reforma del sistema educativo desarrolla una formación profesional que pretenda dar respuesta a los requerimientos de cualificación de las empresas actuales, acorde también con los países del entorno centroamericano y del Caribe y que a su vez resuelva las deficiencias del sistema anterior, como fueron el excesivo academicismo, los procesos de formación basados en el adiestramiento de destrezas durante largos periodos de tiempo o el planteamiento de la formación profesional como vía alternativa de formación, para los que no superaban la educación básica, con el consiguiente desprestigio social.

La formación profesional debe proporcionar una formación polivalente que permita la incorporación a la vida activa, contribuir a la formación permanente de los ciudadanos y atender a las demandas de cualificación del sistema productivo. Esto significa investigar las necesidades de cualificación del sistema productivo en el país y definir un sistema de títulos que tenga la suficiente agilidad para adaptarse y dar respuesta a los cambios tecnológicos y sociales en diversos sectores. Es indudable que si por algo se caracteriza la formación profesional es por su dinamismo, por ser una formación práctica, con perspectivas de futuro, con una inserción en el mercado laboral más rápida que en otros sectores, actualizada y que implica movilidad de sus trabajadores.

El gran objetivo de la formación profesional de ofrecer empleabilidad en este sector se está cumpliendo, no obstante, existen ciertos problemas y tendencias de evolución que es importante analizar para mejorar el sistema de formación de técnicos y educación continuada en el país. Gran parte de la sociedad todavía desconoce la oferta de la formación profesional que se brinda en el país, de ahí la urgente necesidad de orientar e informar a los diferentes públicos. El cambio de imagen de la formación profesional ante la sociedad es un proceso lento, sobre el que ya se han dado los primeros pasos, pero todavía queda mucho camino por recorrer. Se comienza a reconocer la competencia profesional de los titulados, a considerar la oferta formativa de los ciclos formativos en diversas áreas, sobre todo en grado superior, como una alternativa fiable y eficaz.

Docente universitario
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