• 27/01/2020 00:00

La CSS y el sistema de jubilación: una crisis multidemensional

Con prismas racionales y legítimos, hay que abordar la decisión gubernamental de reformar la vigente Ley 51 de 2005, en todo lo que concierne a la CSS y su sistema de jubilaciones.

Con prismas racionales y legítimos, hay que abordar la decisión gubernamental de reformar la vigente Ley 51 de 2005, en todo lo que concierne a la CSS y su sistema de jubilaciones. En la palestra pública, hay preocupaciones ante otra intentona de privatización mayor de la CSS, y alertas para defender las conquistas socioeconómicas de las jubilaciones, que aún subsisten. De hecho, el asunto es más complejo que los meros vocablos de privatización o conquistas; es que bajo sólo dicho binomio, se quedarían afuera otros contextos muy importantes, que los panameños debemos discutir y procurar soluciones.

Es harto conocido que actualmente la CSS atraviesa por una crisis nacional general y que ésta tampoco es nueva, que hace rato ya técnicamente califica como “una crisis multidimensional” en todos sus enmarañados aspectos claves: que son de contextos: sanitarios, económicos, administrativos, institucionales y su interacción con el Estado Panameño. Así es, se trata de una crisis multidimensional, pues abarca un laberinto de temas y eventos, que se materializan en relaciones múltiples respecto a trabajadores, empresarios, beneficiarios, el Estado y la población nacional.

En primer lugar, se quedaría por fuera la caracterización de: La Decadencia del Sistema Actual de funcionamiento de la CSS. Este proceso de decadencia ya afecta muy gravemente a dos de sus funciones básicas: a) Garantizar la Prestación Eficiente de Servicios de Salud, principalmente a sus asegurados y beneficiarios; y b) Garantizar los Fondos Económicos Establecidos para el Sistema de Pensiones y Jubilaciones.

Sin lugar a dudas, hay que partir señalando que la inoperancia e ineficacia gerencial y administrativa de la propia CSS, que es el punto de partida de esa crisis ya está desbordada. Desde 2005, sus directores no cumplieron con los presentar los debidos estados financieros, mucho menos con los estudios y proyecciones actuariales. Y, todos los directores asumieron sus cargos con discursos prometedores y pocas demostraciones de correctivos, al punto que todavía nadie entiende: como se evalúa y califica la rendición de cuenta de esa entidad.

Luego, hay que añadir: La corrupción interna y externa, que tiene ya un alto peso negativo y sobrecostos sobre los programas de la institución. También es importante destacar: El desinterés e inoperancia gubernamental, ya que casi todas las administraciones han evitado afrontar los desafíos nacionales que involucra la CSS, y se han limitado a tratarla como baúl de prebendas. Por ejemplo, ninguna administración ha intentado legislar para que los fondos de IVM, que el BNP administra al mínimo rendimiento, puedan ser administrados en proyectos de inversión mucho más rentables y que sirvan más al desarrollo nacional. Nada han hecho, a pesar de que a tiempo se les recomendó considerar la financiación de la ampliación del Canal.

En segundo lugar, hay fallas enormes en lo que respecta al modelo económico que subyace y se considera base del sistema de jubilaciones vigente, para el componente solidario, es decir, todos los jubilados con anterioridad al año 2008.  Recuérdese que desde ese año empezó el otro componente de cuenta individual, bajo el cual cada trabajador ahorra para su jubilación por cuenta propia. Por ahora, ese programa individual no está en crisis porque aún está novato; cuando en unos 30 años más comience a madurar, veremos consecuencias más difíciles y exasperantes.

Lo cierto es que el modelo económico que respaldaba el componente de jubilaciones solidarias ya es inexistente, y está lejísimo de los cambios ocurridos en las estructuras económicas y sociales de Panamá, principalmente, en lo que registra este siglo XXI. Así, hay una ficción, este componente de jubilación requiere una socioeconomía que existió como aceptable a su sistema de jubilación, pero que le fue cercenado en la reforma de 2005. A mi juicio este será uno de los puntos más álgidos del debate nacional; es decir, discutir el retorno a un solo sistema de jubilación solidario. ¡Vaya discusión! Por suerte en Chile (país de donde se importó y calcó) ya están cambiado toda esa concepción individualista.

En tercer lugar, no es conveniente dejar de lado, la consideración de los cambios, algunos positivos y otros adversos, que están ocurriendo a nivel del capitalismo global, particularmente en Latinoamérica y Europa. De esas experiencias, mucho hay que aprender, tanto para considerar y descartar opciones, como para aprender lecciones, de cara a la realidad de nuestro Panamá. Debemos tener mucho orden, para entender y caracterizar las crisis multidimensionales presentes. Aquí hemos tratado de resumir e ilustrar muchos otros contextos problemáticos, más allá de los asuntos muy visibles.

Finalmente, debemos reconocer que cambiar la estructura de funcionamiento de la CSS y el sistema de jubilación para el largo plazo no son desafíos económico-financieros fáciles, y menos en sus implicaciones políticas, sociales e institucionales. Ciertamente, un diálogo nacional es imprescindible para construir, consensuar y legitimar soluciones; pero ello requiere condiciones. Por un lado, debe contarse con toda la información técnica, y que ésta sea públicamente accesible; nada de secretismos o engaños. Por otro, el proceso participativo, deliberativo y de propuestas tiene que ser transparente, franco y abierto, con todos los actores afectados; sin sectarismos, monólogos impositivos, ni mañas birlibirloques. Los participantes están obligados a ordenar opciones para intentar afrontar la crisis y proponer paquetes de soluciones. Sólo será así que como panameños lograremos salir bien y unidos de la crisis multidimensional descrita.

Economista y catedrático universitario
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