• 16/05/2020 00:00

Respeto a nuestros héroes y los menores en la calle

Nuestra primera línea en la guerra contra el coronavirus, los miembros de instituciones sanitarias y de seguridad, es decir, médicos, enfermeras, camilleros, auxiliares de enfermería, conductores, recolectores de desechos, policías, bomberos, rescatistas, docentes y demás funcionarios, merecen respeto y consideración.

Nuestra primera línea en la guerra contra el coronavirus, los miembros de instituciones sanitarias y de seguridad, es decir, médicos, enfermeras, camilleros, auxiliares de enfermería, conductores, recolectores de desechos, policías, bomberos, rescatistas, docentes y demás funcionarios, merecen respeto y consideración.

Tienen hijos, padres, abuelos, parejas, son tíos o primos, amigos de alguien. El deber los obliga a dejarlos por protegernos. Sin embargo, al cumplir su trabajo, expuestos al mortal COVID-19, el comportamiento irrespetuoso de algunos adultos y menores, a veces inhumano con que tratan a estos compatriotas, raya en el delito. Los amenazan, insultan y hasta agreden.

Nuestros héroes se arriesgan, también a sus familias. Pese a las advertencias, sin justificación alguna, miles de muchachos salen a diario de sus casas. Entorpecen con su irresponsabilidad la acción de estos funcionarios que deben atender hechos reales. Por suerte, las autoridades levantaron parte de las restricciones y permitieron que, al menos, un niño salga con su padre o madre el día correspondiente.

Durante la cuarentena, casi a diario agentes de la Policía Nacional han retenido entre 30 y 50 jóvenes. Los adultos pasan de las cinco centenas. Hasta fines de abril pasado, la Policía retuvo a 1302 menores en todo el país por violación al Decreto Ejecutivo Nº 507, pero Panamá, en el área metropolitana, Panamá Oeste y Bocas del Toro son las provincias con mayor incidencia.

Datos de la Policía señalan que la mayor cantidad de menores capturados está entre 14 y 17 años y la subcomisionada Yesenia Pineda, de la Policía de Niñez y Adolescencia, recomendó a los padres conversar con sus hijos, pues uno de los argumentos para irse a las calles es el aburrimiento. Al parecer, no se entretienen ni con clases virtuales ni televisadas que el Ministerio de Educación ha preparado para ellos.

No obstante, psicólogos dicen que no es aburrimiento, pues se debe a desobediencia y rebeldía, actitud común en esta etapa del crecimiento. Ahora con flexibilizar la medida, esperemos que los chicos no abusen.

Periodista
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