• 09/06/2020 00:00

Sigue el latrocinio

La actual Administración, luego de haber obtenido más de Cuatro Mil Millones de dólares para hacer frente a la crisis; con cero trasparencia y rendición de cuentas, en relación con los gastos, compras, contratos y manejos financieros que ha realizado.

Como si no hubiese bastado el inmenso daño causado a los fondos públicos, debido al inmisericorde y descarado asalto perpetrado, sobre todo, durante los dos últimos Gobiernos, revestidos con la armadura de una planificada impunidad orquestada desde el centro del poder público, que siempre lo detenta quien ejerce la Presidencia de la República y de allí se esparce hacia los demás órganos del Estado, que durante los últimos años más bien han actuado en calidad de satélites; nos enfrentamos, ahora, en tiempos de pandemia y de crisis social y financiera, a otro opaco y vil ataque a los fondos públicos, por la actual Administración, luego de haber obtenido más de Cuatro Mil Millones de dólares para hacer frente a la crisis; con cero trasparencia y rendición de cuentas, en relación con los gastos, compras, contratos y manejos financieros que ha realizado; a pesar de haber sido sorprendida por los para mí heroicos periodistas y medios de comunicación independientes , que han investigado y dado a conocer a la opinión pública nacional el cúmulo de irregularidades y onerosas adquisiciones, compras y contrataciones efectuadas, sin que hasta la fecha hayan rendido cuentas, ni mucho menos aportado los documentos y pruebas de todas las transacciones ejecutadas.

¡Ni hablemos de la impunidad total de los involucrados!

¿Hasta cuándo vamos a seguir tolerando tal estado de cosas?

Mientras, nos han mantenido encerrados en nuestras casas durante casi tres meses, con un horario draconiano de salidas, que se ha cebado especialmente con los varones, quienes por dos meses solo contábamos con cuatro horas de salida por semana y ni siquiera podíamos acompañar nuestras comidas con una desestresante copita de vino.

Hasta el presente, las autoridades no han estructurado ni dado a conocer un plan concreto y humano que nos permita a los ciudadanos panameños salir de esta, más que cuarentena forzosa, que a ojos vistas, ya trasciende el ámbito del respeto a nuestros derechos humanos y constitucionales.

Amén de todo lo descrito; nos hemos tenido que aguantar amenazas y regaños diarios que no nos merecemos la inmensa mayoría de los panameños y residentes de este país, que hemos soportado estoicamente, cual espartanos, este encierro obligado, mientras que con mayor opacidad y ventaja siguen el juegavivo y la total impunidad, facilitados, ahora, por la grave limitación de nuestra libertad y derechos.

Si en tiempos de normalidad la codicia hacia los fondos públicos es vituperable e ignominiosa, lo es mucho más en tiempos de pandemia, cuando dichos fondos son indispensables para salvar y ayudar a los que más lo necesitan y no para que terminen como ya está sucediendo, en los bolsillos de quienes siempre y ahora también, lucran y se enriquecen a costilla del erario.

¡Tengamos presente que la CODICIA es uno de los pecados que Dios no perdona!

“¡Memento, homo, quia pulvis es, et in pulverem reverteris!”; “¡Recuerda, hombre, que polvo eres y al polvo volverás!”.

Abogado y catedrático de Derecho Romano.
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