• 04/08/2020 00:00

Catedral de Managua y su repercusión internacional

El mundo ha podido conocer inmediatamente por la tarde del viernes 31 de julio el ataque terrorista que ha sufrido la Catedral Metropolitana de Managua, cuando un sujeto ha arrojado un cóctel molotov a la Capilla de la Sangre de Cristo, donde se encontraba la imagen que lleva su nombre.

El mundo ha podido conocer inmediatamente por la tarde del viernes 31 de julio el ataque terrorista que ha sufrido la Catedral Metropolitana de Managua, cuando un sujeto ha arrojado un cóctel molotov a la Capilla de la Sangre de Cristo, donde se encontraba la imagen que lleva su nombre. Un hecho que fue censurado por las autoridades eclesiásticas de Nicaragua, principalmente del arzobispo de Managua, monseñor Leopoldo Brenes y su obispo auxiliar, monseñor Silvio José Báez (quien, desde el pasado abril, fue trasladado por el papa Francisco a Roma por las amenazas que pudieran poner en peligro su vida).

Las voces de la Iglesia católica en distintas partes del mundo no se hicieron esperar, numerosos obispos han censurado el ataque, así como lo ha hecho el Comité Permanente de la Conferencia Episcopal Panameña y, los fieles católicos, miembros de otras confesiones religiosas y no creyentes, han manifestado su repudio ante este acto cruel e inhumano.

Lastimosamente las autoridades civiles nicaragüenses, quienes deberían ser las primeras garantes de la protección de la libertad religiosa en su país, han querido omitir la gravedad de los hechos respondiendo con escuetos comunicados basados en versiones sin ningún sustento pericial. La constante violación a la libertad religiosa a nivel mundial ha ido en aumento, el escenario no es lejano a nuestra región, el hermano país de Nicaragua desde hace varios años ha estado sufriendo las secuelas de la falta de ejercicio de este derecho y que ha provocado el traslado temporal de monseñor Báez a Roma, por el hecho de denunciar los constantes atropellos a la dignidad humana.

Como fiel católico y defensor de la libertad religiosa, exijo a las autoridades de los distintos países censurar este atentado contra este derecho fundamental (hasta la redacción de este escrito desconozco que el Gobierno panameño haya emitido un comunicado); reconozco que la ONU, a través de la Oficia del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, ha expresado su repudio y llamado a una transparente investigación.

Hago un llamado a los ciudadanos a ser observadores del cumplimiento de las distintas convenciones, protocolos y pactos internacionales que buscan proteger el derecho fundamental de la libertad religiosa. Que este vil atentado no pase como desapercibido en nuestro entorno, ya que no se busca venganza, sino la garantía para que todos podamos disfrutar de una sana convivencia con los derechos y deberes, el respeto a la institucionalidad de los Estados y la confianza en la administración de justicia.

Abogado y religioso agustino.
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