Día Internacional de la Madre Tierra

“Una sociedad crece bien cuando planta árboles cuya sombra sabe que nunca disfrutará”, proverbio griego.

¿Existe alguna actividad que realicemos los seres humanos sin necesidad de algún recurso natural?

Este año, el Día Internacional de la Madre Tierra tiene como tema “Restaurar nuestra Tierra”. La naturaleza es un gran hipermercado que nos permite satisfacer nuestras necesidades fundamentales y su disfrute. Nos brinda alimentos y materias primas; a la vez que medicinas provenientes de la biodiversidad. Es la musa que inspira nuestras creaciones e inventos, además de ofrecernos un sinnúmero de usos recreativos y de esparcimiento. Los beneficios que encontramos en ella son inconmensurables, y nos corresponde, en reciprocidad y por nuestra supervivencia, permitirle regenerar los recursos que tomamos de ella.

¿Ha escuchado sobre el Día del Sobregiro de la Tierra? ¿Sí? ¿No? Hablemos de él. Este día es variable cada año y se corresponde con el momento en el que la demanda de recursos y servicios ecológicos de la humanidad excede lo que la Tierra puede regenerar en ese año. En 2020, a nivel mundial, fue el 22 de agosto. Para el caso específico de Panamá, y en base a su consumo promedio, este día fue el 21 de septiembre de 2020 (https://diadelsobregiro.org/home/). En 1970, fue el 29 de diciembre. Sin dudas, las demandas y necesidades de la población existente, así como la población misma, eran diferentes a la actualidad.

Hoy, nos encontramos ante uno de los mayores desafíos de los últimos 10 000 años: adaptarnos al cambio climático actual. De nuestra capacidad de adaptación y las medidas de mitigación que adoptemos dependerá nuestra permanencia en la Tierra.

La conservación y el aumento de la masa forestal es una de las medidas de mitigación al cambio climático. Recientemente, Panamá publicó su Segundo informe bienal de actualización ante la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC). En este se indica la relevancia significativa que tienen los bosques del país, incluidos en el sector Utcuts (usos de la tierra, cambios de uso de la tierra y silvicultura), como sumideros de CO2, favoreciendo la absorción neta. Cabe resaltar que las tierras forestales que permanecen como tales influyen de forma importante en el comportamiento del balance nacional, siendo el principal sumidero de absorciones del país. Es decir, los bosques panameños capturan más carbono que el total de las emisiones de GEI generadas. Panamá es un gran sumidero de carbono o carbono negativo.

Según datos del Ministerio de Ambiente (2018), la deforestación -asociada, principalmente, a la presión de la agricultura y el pastoreo- disminuyó en un 14 % la superficie boscosa del país, en un período de casi setenta años (1947 a 2016). Mientras, el 65,4 % de la superficie panameña se mantiene ocupada por bosques y otras tierras boscosas (DIAM, MiAmbiente, 2019).

La restauración de la cobertura boscosa en zonas deforestadas, y su aprovechamiento por parte de las comunidades aledañas a ellas, brindará oportunidades de desarrollo local. Es indispensable, no obstante, tener presente que la planificación adecuada de su restauración y conservación permitirá seguir disponiendo de sus innumerables recursos ecosistémicos. Es una premisa irrefutable que conservación y desarrollo deben ir de la mano, pues sin estrategias de conservación no hay desarrollo sostenible, y sin este la permanencia de los ecosistemas es utópica.

El compromiso mundial, establecido por el Acuerdo de París, es evitar que el aumento de la temperatura media global del planeta supere los 2 ºC respecto a los valores preindustriales. Para la consecución de este objetivo, aunemos esfuerzos y recursos que conduzcan al aumento de los bosques y demás tierras boscosas con especies nativas, dado que una de sus funciones ecosistémicas es la de absorber CO2 mediante la fotosíntesis. La Tierra nos provee de todo lo que requerimos para vivir. Respetar su restauración es tarea de todos. Al fin y al cabo, este es nuestro único Hogar.