• 02/08/2021 00:00

Universidad de Panamá: ¿continuidad o regreso al atraso?

“Introducir elementos fuera de sus líderes, sería no solo un error de discontinuidad, […], sino también, dar varios pasos hacia el atraso. Por eso votamos por la continuidad, […]”

En la Universidad de Panamá (UP), hemos iniciado una nueva etapa de la gestión liderada por el Dr. Eduardo Flores, inaugurada en el año 2016. Esta fase, resulta del voto mayoritario de los universitarios por mantener un proceso -continuidad- de lo que se ha ofertado y se muestra como un proyecto de renovación total de esta institución.

Desde el punto de vista de la dinámica de investigación científica, uno de los pilares que sostienen a toda universidad -los otros son la función académica y la vinculación institucional con la sociedad-, los logros, han ido en crecimiento. Indirectamente, esto se pone en evidencia a través del “ranking web” del Centro Nacional de Investigaciones Científicas, con sede en Madrid. Este, nos ha catapultado a la primera posición, en el país, en cuanto a apertura, calidad y excelencia. Es decir, la Universidad de Panamá ocupa la posición 254 en todo el continente, la Universidad Tecnológica de Panamá el puesto 275 y la Unachi, ocupa el lugar 809. El resto de las universidades, públicas y privadas del país vienen muy rezagadas atrás de estas.

Sin embargo, a mi juicio, si hay una dinámica que ha puesto a nuestra institución en un sitial elevado, con la gestión llevada hasta ahora por el Dr. Flores, a saber, la labor de lo que se denomina EXTENSIÓN UNIVERSITARIA, esto es, la vinculación de la universidad con las problemáticas de las comunidades y del pueblo en general. Como de esto no suelen hablar los “rankings”, creo de justicia mencionar este aporte.

A esto se refieren las intervenciones en las comunidades con los descubrimientos de técnicas genéticas para mejoramiento de especies de ganado de ceba y lechero; a esto se refieren los descubrimientos para la perfección de semillas de granos, como el arroz y maíz, de forma tal que se eleve la productividad de nuestra producción agropecuaria nacional. A esto alude la producción de aparatos aptos para la bioseguridad y para el uso en cuartos de cuidados intensivos. Por supuesto, que quienes controlan el Estado no los aprovechan, porque no representan la oportunidad de negocios y acumulación privada, de los grupos que representan y sirven.

En la gestión de los últimos cinco años, esta vinculación Universidad-Sociedad, o sea, la extensión, ha ido abandonando paradigmas retrógrados. Una muestra de esto es el abandono de la idea que organiza la labor de la Universidad en términos de que esta es el faro que ilumina la oscuridad de las comunidades que están fuera de ella, es decir, la visión y práctica que es formadora de tecnócratas, al perverso estilo de Emmanuel Kant. La nueva práctica, impulsada por el equipo de dirección de la Vicerrectoría de Extensión, plantea que las comunidades tienen algo que aprender de lo producido en la Universidad, así como estas tienen mucho que aprender de las comunidades. Lo que se denomina “Diálogo de saberes”, contrario a la imposición unilateral del “saber académico”. Este modelo supone, además, que la relación de la Universidad con la sociedad, supera las prácticas asistencialistas, para pasar a fomentar el desarrollo autónomo, democrático y sostenible de las comunidades con las que entra en relación.

La cuestión es que el respeto que la Universidad de Panamá ha ido recuperando ante la sociedad en los últimos años, tiene buena parte de su explicación en la labor llevada a cabo a través de la extensión universitaria. De allí que el voto por la continuidad es perfectamente entendible. Pero está implicado aquí el respaldo al equipo que impulsó en estos años esa nueva visión y práctica, que va más allá que la organización de eventos masivos sobre tópicos de la realidad nacional. Hacer esto, sin la concepción, sin los principios ordenadores de la relación Universidad-Sociedad, que superan el asistencialismo y las visiones tecnócratas, no es más que mutilar el esfuerzo de desarrollo sostenible de nuestros grupos más vulnerados.

Así, dado que se trata de una faceta de maduración de una cultura institucional con un nuevo paradigma, la continuidad del proyecto implica necesariamente la continuidad de los equipos de dirección que, desde vicerrectorías, como las de Investigación y la de Extensión, están renovando esta institución. Introducir elementos fuera de sus líderes, sería no solo un error de discontinuidad, que desconocería la acumulación alcanzada, sino también, dar varios pasos hacia el atraso. Por eso votamos por la continuidad, a nivel general de las autoridades.

Sociólogo y docente de la UP.
Lo Nuevo
comments powered by Disqus