• 09/09/2021 00:00

Erradicación del sistema electoral clientelista

“Para desvincularnos de este corrupto sistema, no debemos insistir en atribuirles estas facultades a quienes potencian y permiten el financiamiento privado […]”

El sistema electoral panameño, diseñado bajo supuestos principios democráticos, no está estructurado de tal forma. Básicamente, el alcance es limitado, política y culturalmente se estableció desde inicio de nuestra República el sistema clientelar, no solo como método de ganar elecciones, sino como herencia familiar, prueba de ello es la sucesión en los cargos de elección popular en toda le geografía nacional.

Luego del rompimiento del orden constitucional en 1968, emerge una nueva generación, ampliando la participación, a la fuerza, del restringido acceso al poder popular. Nuevos actores irrumpen en la vida nacional y nace una nueva clase social que fortalece y empuja la economía nacional. El régimen militar gobierna y, entre persecuciones y protestas, paralelamente el acceso a la educación superior llega a quienes estaba vedado.

Sin embargo, los fraudes electorales en nuestro país y todo el continente involucran a Gobiernos civiles, militares de izquierdas y derechas.

La penetración del narcotráfico en la Comandancia pone fin al período militar y entran a quienes los militares habían despojado, relegado del poder con el discurso de acabar para siempre con todas las arbitrariedades, excesos, abusos de quienes ostentaban el poder. Les tomamos la palabra y se instaura un nuevo modelo político, pero que resultó volver a la desarraigada alternancia en el poder, ahora con los partidos heredados de sus históricos y representativos líderes antagónicos, que al final acaban haciendo pactos de no agresión, mientras dominan la cosa pública se reparten las riquezas nacionales y sus rentas, a la vez que negocian la alternabilidad en el poder. Se acrecienta el clientelismo, los que antes, a mediados del siglo XX, distribuían un machete “Collins” y una botella de seco, ahora, repartían cemento, hojas de zinc y bolsas de comida.

Pero, para sustentar el dominio de los acaparadores de riquezas dentro de los partidos políticos, necesitaban instrumentalizar legalmente sus aportes sin sospechas ni reclamos futuros, de tal forma que establecen los financiamientos públicos y privados; el primero, con características que rebasan toda sensatez de la implementación de políticas públicas, ya que el monto millonario asignado a los partidos políticos es injustificable, cuando en nuestro país existen altos índices de desnutrición infantil y el presupuesto asignado a la educación no llega ni al 5 %, cuando, por Ley, debe destinarse el 6 % del PIB (producto interno bruto) y el financiamiento privado es el primer eslabón del clientelismo institucionalizado, donde sus emisores son los flamantes acaparadores de riquezas y los narcotraficantes. Ambos grupos conforman el poder económico de nuestro país, estamos más cerca que lejos de ser un narco-Estado, como lo fueron o son Colombia y México, que también cuentan con organismos electorales que avalan el financiamiento privado.

En nuestro país, sus garantes son los magistrados y la elitista sociedad civil, que no son más que articulaciones de los acaparadores de riquezas. Para desvincularnos de este corrupto sistema, no debemos insistir en atribuirles estas facultades a quienes potencian y permiten el financiamiento privado, sino desde la regularización constitucional para que no exista esta simbiótica relación entre las instituciones y los apostadores del poder, quienes, desde sus ejes operativos, controlan el ejercicio del poder a través de la Criptocracia, prueba de ello es en lo que se convirtió gran parte de América Latina: en Estados “Odebretchizados”.

Conformar un Foro Constitucional Electoral fue la propuesta que nos encomendó nuestra organización, el Movimiento Independiente Nacionalista (M.I.NA.), pero la misma fue desestimada y ni siquiera considerada por el magistrado del Tribunal Electoral, Alfredo Juncá, quien insistió en esa aventura o directriz funcional de continuar con las reformas invisibles a través de la Ley, que ya vemos los resultados en un acto de moral política nulo frente a la Comisión de Gobierno de la Asamblea Nacional. Lo sugerido es lo correcto que debemos plantear para erradicar de una vez por todas con el sistema electoral clientelista. ¡Acción!

Ciudadano independiente.
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