• 26/09/2022 00:00

Diálogos para qué

Si las bases estructurales sobre las cuales se sostiene la nación no son modificadas a través de un diálogo sincero, sin precondiciones, no logramos un nuevo “contrato social”

Entre candilejas y situaciones claro-oscuras, ha terminado la primera fase del diálogo de Penonomé, con “acuerdos de coyuntura” en materia de combustible, canasta básica y medicamentos, entre otros, cuya efectividad aún está por verse y que son sólo remiendos de situaciones profundas y de arrastre.

Se anuncia el inicio de una segunda fase, más amplia y con participación de sectores excluidos en la primera fase, pero con una agenda predeterminada en temas, que si bien es cierto son importantes, no resuelven los problemas fundamentales del país y con ello volvemos a caer en la práctica malsana de poner primero los bueyes delante de la carreta.

Si las bases estructurales sobre las cuales se sostiene la nación panameña no son modificadas a través de un diálogo sincero, sin precondiciones y no logramos un nuevo “contrato social”, seguiremos arrastrando las cadenas de un subdesarrollo mental y condenando a los panameños a un futuro sin esperanzas.

Es necesario e imprescindible abordar en esta segunda fase y llegar a consensos sobre temas como la Restructuración del Estado, Fortalecimiento de la Democracia y sus Instituciones, Independencia real de la Contraloría General de la República y ambas Procuradurías, un Servicio Civil para los servidores públicos basado en meritocracia y no en clientelismo, Gobernanza de la función Pública y un Tribunal Electoral apolítico.

No podemos seguir ciegos, sordos y mudos, ante la situación actual de cuasi caos que vive el país; no podemos pretender curar una hemorragia, con aspirinas y curitas; necesitamos valor y coraje, para hablar con la verdad, reconocer nuestros errores, lograr acuerdos y comenzar a caminar en la ruta de un verdadero desarrollo, con rostro humano y sostenible, con equidad y sin desigualdades.

Ingeniero
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