• 04/10/2022 00:00

La niñez, la escuela y la lecto-escritura

“Aprender a leer y a escribir, para la niñez, es esencial para el conocimiento en otras esferas del conocimiento escolar en la enseñanza primaria y también para el resto de los niveles del sistema educativo”

Múltiples estudios y experiencias han demostrado el valor que tiene para la niñez y la adolescencia, la asistencia a la escuela. Ello se debe, primordialmente, al sentido estimulante que poseen las relaciones que se establecen entre los estudiantes, los docentes y el ambiente de afectividad que les rodea. La posibilidad de construir el conocimiento depende en gran parte de la influencia que ejercen los otros sobre el sujeto que aprende.

Cuanto mayor sea la intensidad, la diversidad y creatividad de las actividades escolares, y mayor sea la exposición de los estudiantes a la conducta, conocimientos, creencias y valores de los otros, más significativa será también la influencia que ejerce el centro escolar en los aprendizajes de sus alumnos. Por ello, las interacciones entre los grupos por las dinámicas creadas entre los estudiantes y sus docentes, constituyen espacios que favorecen el estudio de los diversos contenidos y el uso adecuado de los recursos escolares, hacia el logro de aprendizajes significativos.

La existencia de niños, niñas y adolescentes con discapacidad o dificultades en los aprendizajes, demandará, igualmente, una atención especial, con métodos y técnicas que favorezcan la inclusión dentro del grupo de estudiantes.

El docente juega aquí un papel importante sobre el alumno, cuando conoce sus experiencias previas, el potencial que posee, sus estilos de aprendizaje, le asigna roles positivos para aprender, fortalece la interdependencia entre ellos y promueve experiencias pedagógicas novedosas para su motivación hacia el estudio, la observación, la escucha y otras condiciones que estimulan el ambiente escolar.

Uno de los objetivos esenciales de la escuela es lograr en la niñez, entre los 5 y 7 años de edad, el aprendizaje de la lecto-escritura. Existen diferentes programas para la enseñanza de la lectura. Las maestras y maestros que han servido durante algunos años en el primero o segundo grado, han logrado sistematizar métodos para la enseñanza de la lectura en la niñez a su cargo.

La niñez en general requiere el reconocimiento de los sonidos básicos y aprenderlos adecuadamente. A esto le llaman los expertos la formación de la conciencia fonética, que puede ser muy difícil en algunos estudiantes, aquí el cerebro humano juega un papel fundamental. Cuando leen letras o palabras y las pronuncian en alta voz, mejor será el aprendizaje de la lectura. Los estudiantes generalmente van siguiendo con el dedo cada grafema o letra.

Cuanto mejor pueda el alumno pronunciar la palabra, más rápido podrá el cerebro asociar lo que ve con lo que escucha, y poder discernir los sonidos individuales de las palabras. La fonética contribuye al dominio del proceso alfabético. Leer en voz alta por parte de la maestra o el maestro, mientras hacen lo mismo los estudiantes, contribuye a fortalecer en estos la lectura, mediante el ritmo. Cuando el docente lee un trozo de una obra, aun cuando sea distinto al que están aprendiendo los alumnos, facilita el reconocimiento de las imágenes, el sonido, así como las sensaciones del lenguaje.

Aprender a leer y a escribir, para la niñez, es esencial para el conocimiento en otras esferas del conocimiento escolar en la enseñanza primaria y también para el resto de los niveles del sistema educativo. También contribuye a sostener una conversación con estudiantes de su grupo, del barrio o del lugar donde se encuentre. Constituye una herramienta que utilizará y le servirá a todo lo largo de sus vidas, independientemente del oficio o la profesión que ejerza. Pasa a ser el medio para disfrutar, conocer el mundo, mantenerse informado sobre la actualidad y puede, igualmente, crear la motivación para escribir sus propios textos. Para Paulo Freire es la forma de leer su realidad y tomar conciencia de ella para transformarla.

El proceso de lecto-escritura es complejo, pues intervienen diversos factores relacionados con la personalidad, el origen familiar, las relaciones alumno-alumno, la capacidad cognitiva, los estilos y estrategias de aprendizaje, el papel del docente con sus métodos y técnicas de enseñanza. Parte de la magia de la lectura es transformar los símbolos escritos en lenguaje. Ello se logra mediante la decodificación de la palabra escrita.

Los docentes pueden contribuir a que sus alumnos logren la comprensión del material que leen. De esta forma el alumno no leerá por leer, él leerá comprensivamente, reconociendo el valor de la palabra y el sentido de las frases y oraciones dentro de un texto determinado. También proveerá algunos textos adicionales que enriquezcan su vocabulario, agrega elementos nuevos o inesperados por los estudiantes, como redactar sus propias historias. Tempranamente puede el docente incluir los mapas conceptuales.

Una regla maestra es que los alumnos hablen sobre sus lecturas, comuniquen entre sí las ideas principales, participen en organizar archivos con recortes de periódicos; pues facilita la comprensión y la memoria de los contenidos de sus lecturas. Esta actividad puede apoyarse también en el uso de medios audiovisuales, como la radio y la televisión, con juegos, como el teatro de títeres y otros programas amenos para ellos. En esta época de las computadoras y los celulares, también conviene programar el uso de textos de interés que les inspiren en la adquisición de nuevos conocimientos, fortalezcan su memoria y agudicen su interés por la lectura.

Los rincones para la lectura representan un recurso extraordinario en el aula de clases, que permite a la niñez tener a su alcance diversos libros de interés, en un ambiente atractivo que les invite a leer.

La lectura comprensiva es la habilidad más importante que puede promover la escuela en la niñez. Su reconocido impacto en otros aprendizajes sensitivos para la vida y para el trabajo de las personas, plantea la necesidad de asegurarle más tiempo dentro del currículum, al menos en los dos primeros años de escolaridad primaria. Con ello se recuperaría una buena parte de los aprendizajes perdidos y se dotaría a la niñez de una herramienta suficientemente eficaz, como para superar, en menor tiempo, los efectos nocivos que la pandemia ocasionó en la educación.

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