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- 01/01/2013 01:00
El momento político actual
No cabe duda alguna que el oficialismo se viene moviendo con alguna propiedad. Por su parte la oposición atomizada en el PRD y el Panameñismo sin contar mayormente al Partido Popular no ha encontrado todavía un planteamiento coherente y unitario que impacte en la población votante. Muy por el contrario los tímidos escarceos realizados pretenden abrir una posibilidad de convencimiento sin resultados convenientes.
La población cada vez más advierte que los discursos son más de lo mismo. Así, ni oposición ni oficialismo parecieran gozar de aceptación. No obstante el bloque oficialista muy a pesar de los reveses sufridos en los rechazos a una serie de medidas adoptadas, no muestra significativas fisuras lo cual le va permitiendo presentar algún nivel de consistencia para la elaboración de un alegato. No ocurre igual con la oposición que ha centrado su atención y su actuar en demostrar quien tiene el liderazgo contrario al gobierno sin impactar en las masas produciendo paulatinamente —por ello— una desconfianza y una incredulidad.
El esfuerzo de unidad a lo interno del PRD no ha convencido totalmente a su membresía al punto que van apareciendo voces disidentes que parecieran negar y rechazar, la supuesta unidad artificialmente creada desde arriba y suscrita por el poder económico. Por ello, la aparición de otros candidatos al solio presidencial que en apariencia no son adscritos a ese poder viene a manifestar al interior de ese partido una lucha de posiciones ‘ideológicas’.
Así el PRD está en una encrucijada para presentar una imagen para el consumo interno y externo, lo cual va a requerir de esfuerzos extraordinarios.
El Partido Panameñista en permanente crítica a las acciones del gobierno ha pretendido presentarse como una auténtica oposición. Sin embargo mal le queda ese papel toda vez que no solamente fueron parte importante de una alianza electoral sino también de una gestión en función gubernamental. He allí que sin credibilidad opositora tiene que seguir bregando para convencer que son en verdad opuestos al gobierno.
Así entonces en un apurado ahínco por plantearse como contrario a todo cuanto se genere desde el gobierno no han reparado en la imagen de oposición forzada que han venido construyendo.
Por su parte el oficialismo, aun cuando no presenta esa estampa de fractura tiene a su haber un aliado como lo es el MOLIRENA que aún no cuaja como un auxiliar fuerte, precisamente por su postura de prudencia adoptada ante las crisis ocasionadas por el Partido Cambio Democrático en el puro ejercicio del poder gubernamental.
Pareciera que ante la merma de aceptación pública de Cambio Democrático queda intentar sustraerle a la ‘oposición política’, elementos representativos a través del MOLIRENA, lo cual explica el denodado interés por la figura de un exministro de Estado panameñista y otros.
La izquierda por su parte no logra incidir en las masas y a pesar de todo el esfuerzo por presentar una oferta electoral le ha faltado empatía con el sector popular al que dicen representar. Tal vez los métodos de fuerza empleados para reivindicar ‘derechos’ ha espantado a la comunidad descalificándola finalmente.
Los Independientes galopan a paso lento con un futuro incierto. Prácticamente ahogados por el partidismo político todavía no encuentran el camino.
El panorama político en Panamá no es encantador sino de confusión.
DOCENTE UNIVERSITARIO