En Cúcuta, principal paso fronterizo entre Colombia y Venezuela, la tensión por el despliegue militar de Estados Unidos en aguas del mar Caribe parece...
- 31/07/2013 02:00
¿Asamblea citará a contralora?
Todo parece indicar que el pueblo panameño no podrá tener paz ni tranquilidad. A medida que nos acercamos a mayo del 2014, el panorama político se torna efervescente. Los candidatos políticos incrementan la guerra publicitaria. Pretendiendo con ellas convencer al electorado, alegando ser la mejor opción para regir los destinos de la nación.
El caso del partido Cambio Democrático (CD), liderizado por el actual presidente de la República, Ricardo Martinelli, es patético. Martinelli, a pesar de no ser candidato, se le vislumbra proselitismo y viene incrementado de manera sórdida e injustificable la ya costosa publicidad estatal, creando una huella de suspicacia en la opinión pública sobre la intención real de la reelección.
Los anuncios gubernamentales aparentan un carácter tan proselitista, que la población está perpleja de ver cómo los recursos del pueblo, que deben ser utilizados para resolver los problemas que agobian (agua, electricidad, basura, caminos de penetración, salud, transporte, alto costo de vida, etc.), se dilapidan en presuntas propagandas, que en tal caso deben ser sufragadas por el candidato o partido correspondiente.
Los partidos de oposición reaccionan al desafío de la publicidad estatal.
El candidato presidencial Juan Carlos Navarro, del Partido Revolucionario Democrático (PRD), ripostó el mensaje emitido por el presidente Martinelli, donde habla del progreso y bienestar social de los panameños y señala que su administración ha hecho más en 4 años que el resto de las administraciones en 40. Navarro sostiene que existe falsedad en los argumentos de Martinelli. Que esa no es la realidad que vive la población.
La controversia política no para. Los escándalos de corrupción no escampan. Ello se percibe en el caso de la defensora del Pueblo, Patria Portugal, la cual fue separada del cargo, acusada de supuesto peculado por malos manejos administrativos. Entre dimes y diretes un nuevo defensor encargado asume la Institución, mientras se realizan y concluyen las investigaciones, con los resultados definitivos. El desgreño no termina allí, ya el defensor encargado inició la barrería, destituyendo directores y jefes que habían sido nombrados por la separada defensora Patria Portugal. Lo triste es que la Defensoría del Pueblo es una institución creada con la visión de ser líder en la promoción, honestidad y defensa de los derechos humanos, vigilante de la administración gubernamental, pero ha perdido su credibilidad frente a la opinión pública.
La población espera que este no sea solo un espectáculo para distraer la atención pública; se pregunta: ¿Cuándo llamarán a Giacomo Tamburelli, ex director del Programa de Ayuda Nacional? Aún sin aclarar el uso de los fondos del PAN. ¿Por qué pareciera protegerse a Enrique Ho, director de Aseo Domiciliario, y no es convocado a la Asamblea Nacional? ¿Qué otros funcionarios están en tela de dudas y tampoco son citados? ¿Cuándo llamarán a la contralora a responder, por el pobre desempeño de su función fiscalizadora de los fondos públicos?
La población cansada, exige rendición de cuentas y un alto a la impunidad generada. La impunidad de los diputados, el transfuguismo económico, las compras directas y adulteradas, vienen deteriorando cada vez más la administración del Estado y lesionando el derecho a mejor calidad de vida, equidad y justicia social de la ciudadanía.
*ECONOMISTA Y EDUCADORA.