• 25/09/2011 02:00

¿Por qué aspiro a la CSJ?

ABOGADO Y PROFESOR UNIVERSITARIO. D espués de intensa vida al servicio del Estado, el 12 de septiembre presenté candidatura a Magistrad...

ABOGADO Y PROFESOR UNIVERSITARIO

D espués de intensa vida al servicio del Estado, el 12 de septiembre presenté candidatura a Magistrado de la Corte Suprema de Justicia; que podría ser la culminación de mi carrera como profesional del Derecho. Se que algunos piensan que ese ejercicio no tiene sentido porque al final los escogidos lo serán, no por sus méritos profesionales o académicos, sino por otro tipo de consideraciones que poco o nada tendrán que ver con el impartir justicia imparcialmente.

Mi vida pública profesional ha estado llena de satisfacciones. Primero como profesor de Derecho Comercial en la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de Panamá, en donde por 34 años consecutivos fui profesor de cientos de estudiantes, la mayoría hoy abogados, que podrán dar testimonio de mi dedicación a la enseñanza con disciplina y sin faltar al aula de clases, que les ha servido en sus conocimientos de Derecho Comercial, donde a través de todos esos años he impartido todas las materias de esa disciplina tan necesaria en nuestro país: Derecho Comercial I, Sociedades Anónimas, Contratos Comerciales, Documentos Negociables, Derecho Marítimo, Seguros y Derecho Marítimo. En cátedra ganada desde 1981 mediante concurso, doce años de tiempo completo; dos años atrás en licencia sin sueldo.

Como Alcalde del Distrito Capital por 15 meses, tuve la oportunidad de rehacer el Municipio Capital al inicio de la democracia, diciembre de 1989, totalmente en quiebra y en profundo desprestigio, para dejar como legado unas arcas municipales en negro con más de 7 millones de balboas, además de un sistema de corregidurías donde se nombraban a estudiantes distinguidos de Derecho de la Universidad de Panamá y se comenzó a impartir justicia comunitaria imparcial. Figuras trastocadas como el Tesorero Municipal, el Juez Ejecutor y la Dirección de Obras y Construcciones Municipales terminaron siendo modelos de legalidad y orden.

Como Legislador en dos períodos –fin de la dictadura- de noviembre 84 a agosto 89 y abril 91 a agosto 94, -primera legislatura en democracia-, dimos la dura batalla por instaurar la institucionalidad que no existía y que tantos muertos y daños costó. Mi hoja de servicios en la Asamblea habla por sí sola, sobretodo por la cantidad y calidad de leyes que en esos dos periodos se aprobaron y por el intenso trabajo que se logró hacer por afianzar las instituciones democráticas del país.

Como abogado practicante pusimos a prueba leyes como la de transparencia de 2002, presentando y ganando gran cantidad de recursos de habeas data y defendiendo los mejores intereses del Estado con las tantas denuncias de corrupción que presentamos –sin ganar un centavo- para adecentar en todos sus niveles la Administración Pública.

Como diplomático al frente de la representación panameña en la OEA, mis luchas por la transparencia no han cesado, abriéndoles las puertas a todos los panameños en los organismos de derechos humanos del hemisferio. Desde que asumí esa posición me dije que yo representaba a todos los panameños, tuviesen la bandera política que fuera.

Es por eso que hoy pretendemos llegar a una de las cinco posiciones vacantes en nuestro primer tribunal de justicia, conscientes de que no hay que tener palanca política ni parientes influyentes para poder aspirar a la Corte. Todos saben que la línea de conducta de Guillermo Alberto Cochez Farrugia no permite el que de ningún lugar le indiquen cómo debe actuar; mucho menos en el administrar justicia en nombre de la Ley y por autoridad de la República. La justicia merece una oportunidad y considero que tengo los méritos para aportar mi granito de arena.

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