• 23/06/2013 02:00

Entrevistas periodísticas

Los medios de comunicación locales, a menudo transmiten los diálogos que sostienen los periodistas con personas y personalidades a quien...

Los medios de comunicación locales, a menudo transmiten los diálogos que sostienen los periodistas con personas y personalidades a quienes interpelan para obtener algún objetivo noticioso. Esto sucede, ya sea que brinden información, den opiniones o quede delineada una figura connotada que pasa por el país y brilla en función de destacadas actuaciones.

En una gran parte de estos intercambios, se pierde el rumbo por factores como la superficialidad y otros casos que afectan la calidad del propósito original de este tipo de herramienta periodística. Y se aplica para obtener datos que requiere la audiencia, pues ésta desea conocer algo, alguien y tener elementos de juicio sobre cualquier acontecimiento de interés, que resalte en la cotidianidad.

Es más notable en televisión, pues allí los noticieros de la mañana suelen sentar a diferentes sujetos y se les somete a una batería de preguntas focalizadas en los problemas concretos que inquietan a la comunidad. Con mayor constancia, sobre referentes intrascendentes, también excesivamente orientados hacia estereotipos y con pocas astucias que ayuden a extraer un rico material que beneficie los intereses del público.

Dos características aparecen aquí, la poca eficacia o un enfrentamiento estéril entre ambas partes. Adicional a estos indicadores, eventualmente resalta que una falta de destreza del encuestador, encamina la conversación hacia desenlaces negativos, en detrimento de los objetivos de comunicación que podrían esperarse.

Si se conduce el diálogo por una buena ruta, se puede obtener incluso más de lo que se esperaba con la fuente. Hay que partir del principio comunicativo que toda actividad en este campo, genera un producto de sentido; es decir, un mensaje con coherencia, claridad —aunque a veces no resulte así de manera concreta— con elementos desconocidos hasta entonces y que el periodista ha logrado obtener del intercambio.

Para alcanzar una buena orilla, es necesario que el encuentro se planifique y se conciba previamente qué se espera y cómo se logrará. El responsable debe prepararse con datos contextuales. Si es un autor, escritor, artista, es obligatorio conocer su obra previa, sus gustos. Si tiene enfrente a un político, lo importante es su programa, su concepción de la realidad y los propósitos de su futura gestión. Un científico requiere una tarea previa mayor.

Una entrevista puede caer en el ámbito del espectáculo si el conductor sigue la tendencia muy de moda, en creer que tiene un mayor nivel de audiencia cuando se hace de este género, un momento de hilaridad o se impulsa la morbosidad en cualquier sentido. Al perder su esencia, también se reducen las opciones de un diálogo enriquecedor. No importa el carácter del interlocutor, hay que guardar la compostura.

El nivel del debate y la finalidad noticiosa son las dos cualidades que no pueden obviarse. Pero además, según Radio Nederland, es obligante tener en cuenta cinco puntos básicos: Se trata de un contacto personal entre dos; se encara lo actual y vigente; la entrevista debe ser fiel reflejo del hecho que narra; hay necesidad de un juego limpio y el personaje es el que responde, no otro, ni siquiera quien formula las preguntas.

Es necesario aludir e insistir en el tipo de instrumento periodístico al que nos referimos. Como es un enfrentamiento de por lo menos dos individuos, la entrevista es dialéctica. Esto quiere decir que es una reunión de contrarios, donde el trabajo de cada uno es componente para alcanzar una información actualizada. Uno hará las preguntas que conduzcan a este resultado y el otro brindará respuestas en la misma dirección.

Lógicamente que en televisión están presente tres dimensiones que se basan en la horizontalidad de la pregunta-respuesta, el proceso de interpelación y al final, la propia expresión y por tanto las reacciones, apunta también Radio Nederland, ‘especialmente los gestos de quien responde, a veces más gráficos que sus propias palabras’.

El periodista debe trabajar para alcanzar los fines informativos en que se basa la entrevista y no convertirla en un bazar de amenidades, al desviar la atención hacia caminos diferentes, que en ocasiones pueden parecer más espectaculares, pero hacen perder la dimensión real, compleja que logre extraer los valores de la fuente, a veces ocultos en la personalidad y que con buenos artificios, ponen a brillar su testimonio.

PERIODISTA Y DOCENTE UNIVERSITARIO.

Lo Nuevo