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- 23/04/2013 02:00
La bella Italia (II)
S iento particular aprecio por Italia, tanto así que en cierto modo la considero mi segunda patria. Para mí, Italia es un país maravilloso, dudo que exista otro país del mundo occidental que haya contribuido tanto al desarrollo de nuestra cultura occidental y a nuestra vida cotidiana, como bien lo promueve Luigi Barzini en su libro The Italians, escrito en 1964 y cuya temprana lectura enciende mi encanto con la bella Italia, acrecentado como mi doble permanencia en ese país y mi descendencia italo-panameña.
The Italians, a pesar de los años de su publicación es un libro de actualidad, pues el autor, un distinguido periodista, político y ensayista procura en su libro introducir lo que él considera el carácter nacional del italiano al público anglo-sajon. Es lectura amena y entretenida, lo recomiendo. Por sus comentarios, en ocasiones muy críticos, no fue muy popular en Italia, no así en el exterior. Estoy seguro de que nos ayudaría a comprender mejor lo que está pasando hoy en Italia.
El libro está lleno de anécdotas y enseñanzas sobre eventos y situaciones de Italia y su personajes. Es lectura fácil y amena, Barzini empieza presentando simples ejemplos de la contribución de Italia a los aspectos de nuestra vida diaria. Nos dice, por ejemplo, que hoy no existirían ‘pistolas’ sin la ciudad de Pistoa, donde fueron inventadas; ni savon (jabón ) en Francia sin la ciudad de Savona; ni ‘blue jeans’ sin la tela que nació en Genova; no tendríamos helados napolitanos, candelas romanas, cortinas venecianas, salchichas boloñesas, queso parmesano, ni gallinas Leghorn. Prosigue indicando que los italianos descubrieron América para los americanos, enseñaron poesía, gobierno, matemática decimal, banca, contabilidad de doble partida. La lista de italianos famosos es impresionante; el espacio asignado a mi columna no permite presentar ni al menos aquellos de primera magnitud. Incluye santos, pecadores, pensadores políticos, gobernantes, líderes militares, almirantes, científicos, navegantes, poetas, músicos, filósofos, pintores, actores, bufones, mafiosos y bandidos.
No sé qué pensaría Barzini ante la situación actual en Italia. Quizás se preguntaría, como lo hago yo, ¿cómo un país con tan rica historia, famosos personajes y grandes contribuciones al resto del mundo, ha caído en tan grave crisis política que lo convierte en un país casi ingobernable?
Por fortuna Italia cuenta con buenos hombres. Uno de ellos es su presidente, Giorgio Napolitano. Recordemos que en Italia rige un Gobierno Parlamentario que ejerce el Poder Ejecutivo a través del presidente del Consejo de ministro electo por mayoría del Congreso y es el jefe del Gobierno. El presidente de Italia representa la Nación y no tiene poder ejecutivo, salvo ser jefe de las Fuerzas Armadas.
El presidente Napolitano tiene 88 años, es un político aventajado, moderado, antiguo comunista y luchador antifascista durante la época de Mussolini. Renunció al Partido Comunista cuando asumió la Presidencia de la República. En un evento sin precedente histórico fue reelecto el sábado 20 abril por amplia mayoría, 738 votos contra 217 de Stefano Rodota, notable jurista y político italiano y uno de los autores de la Carta de los Derechos Fundamentales de Unión Europea.
Al aceptar presentarse para la reelección, el presidente Napolitano declaró no poder eludir esa responsabilidad. No es la primera acción sin precedente que toma en su historia política. Su decisión de permanecer en la Presidencia, valentía personal, fuerza moral y gran respeto que goza, sin duda favorece una eventual solución a la crisis política. Hay que concederle gran mérito de sacrificio personal considerando su edad. Se espera que busque un acuerdo entre los partidos de centro-derecha y centro-izquierda.
Todavía hay mucho trecho que recorrer para lograr una estabilidad política en Italia y después habrá que resolver la crisis económica. Los Partidos políticos tradicionales, el Partido Demócrata de Pier Luigui Bersani y el Partido de la Libertad de Silvio Berlusconi, a quienes les correspondería, en un acto de unidad nacional, resolver la crisis, hasta ahora rehúsan hacerlo. Sin embargo, el principal escollo es Beppe Grillo, el cómico tornado activista político, antiestado, antipartidos políticos. Su Movimiento Político 5 Stelle, que no es un partido político, ejerce la balanza de poder, se niega a acuerdos. Grillo ha reaccionado con ira ante la derrota de Rodota, su candidato a la Presidencia. Grita que ha sucedido un golpe de Estado, llama a un estado de guerra y convoca a la gente a las plazas. Luego se retracta. Creo que en esta ocasión Grillo pierde terreno.
Personalmente considero un desarrollo muy positivo y prometedor la reelección de Napolitano, un hecho histórico inédito, que ilustra la gravedad del momento, pero que enciende luces de esperanza del inicio de una solución.
BANQUERO Y EXDIPLOMÁTICO.