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- 01/07/2011 02:00
‘Voy porque voy’
‘ Voy porque voy’ es el nombre del magnífico equino nacional, ganador del Clásico Presidente, celebrado en el Hipódromo, pero bien podría ser la divisa para la caracterización del mecanismo de control asumido en el gobierno de Ricardo Martinelli Berrocal, para el ejercicio férreo del poder, lo que implica apartar a las voces críticas y contestatarias.
De hecho, el estilo impositivo adoptado como práctica cotidiana en el Gabinete, sirvió de estímulo al ministro de Seguridad, José Raúl Mulino, para ordenar en 2010 la represión brutal contra trabajadores en la provincia de Bocas del Toro, quienes rechazaron en la calles la imposición de la denominada ‘Ley Chorizo’, inconstitucional y abusiva.
Con el ‘bocatorazo’, que golpeó a la población trabajadora, el régimen quiso dar un escarmiento a los ‘revoltosos’ opuesto al autoritarismo oficial. El saldo de personas muertas, heridas, lisiadas o ciegas, a causa de disparos de perdigones, gases y palizas de los gendarmes demostró que el pueblo no acepta los métodos de despojo y ultraje, y no teme a la cárcel, cuando está en juego el presente y futuro de la Nación.
La cúpula gobernante desestimó los planteamientos sustentados por la clase trabajadora en la Mesa del Diálogo, respecto a la ‘Ley Chorizo’, y convirtió al mecanismo de cortesía de sala en la Asamblea Nacional en otra farsa para convencer a la población sobre lo ‘amplio y democrático’ que es el oficialismo, mientras era remitido a los diputados el polémico proyecto de ley, con instrucciones de aprobación inmediata.
Pero, las cosas no sucedieron como estaban previstas por los estrategas en el Palacio de las Garzas. La valiente y masiva manifestación popular en contra de la ‘Ley de la Muerte’ fue reprimida, a la manera del CD, es decir, con muchos perdigones y gases, palos y arrestos, y una catarata de mentiras. Luego de los incidentes, Martinelli Berrocal apareció en la sala del hospital para visitar a los heridos y repartir celulares. ¡Oh, qué bondadoso!
La misma política de ‘Voy porque voy’ volvió a ser aplicada para impulsar las cuestionadas reformas a la Ley Minera, para la explotación de la minería metálica a cielo abierto, por consorcios extranjeros, pero el proyecto encontró resistencia en el pueblo de la etnia Ngäbe—Buglé. Los indígenas bloquearon la vía Interamericana, a la altura del distrito de San Félix, y fueron reprimidos con gases y perdigones, por defender el patrimonio de la Nación de la voracidad de grupos depredadores.
No obstante, la historia reciente no termina allí. Sin haber aprendido la lección de una necesaria consulta, el ministro de Economía y Finanzas, Alberto Vallarino, se lanzó al ruedo, portando la enseña de ‘Voy porque voy’. Contra viento y marea, el ex banquero propuso levantar una torre (denominada ‘la Tuza’, por los habitantes de la Metrópoli), en los terrenos que ocupaba la antigua Embajada de Estados Unidos, en la avenida Balboa.
Con la mesa servida, lo que menos importa en la esfera oficial, es que ‘la Tuza’ afecte al Hospital Santo Tomás, Patrimonio Histórico protegido desde 1986. El proyecto urbanístico, estimado en unos 250 millones de dólares, cuenta con la total bendición del gobierno de Martinelli Berrocal. Sin embargo, conviene saber que los panameños, incluidos quienes aún no han nacido, deben pagar unos 200 dólares por cabeza, por el diseño del edificio que Vallarino defiende con tanta pasión.
La política de ‘Voy porque voy’, lo que en lenguaje popular equivale a decir ‘lo hago de mis forros’, está vigente, como se demostró a través del debate de la segunda vuelta electoral y el desmadre político parlamentario, en el que afloraron grietas en la alianza gubernamental. Pero, ese estilo absurdo y antidemocrático de gobernar con amenazas (cárcel, multas y plomo), no tiene futuro y volverá a ser rechazado por los panameños.
*PERIODISTA.