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- 26/06/2013 02:00
Bertilo Mejía, un candidato ideal
Hace unos días obtuve la información de que el profesor Bertilo Mejía, residente en el Circuito 4-1, correría para diputado o alcalde del distrito de David, apoyado por partidos de oposición y grupos independientes. Me alegré, pero después pude confirmar que el respetado hombre público no estaría interesado en asuntos electorales. Lamentable, porque, así como pienso, opinan muchísimos ciudadanos. Si los dirigentes honestos no participan en la vida pública, los bandidos ocuparán sus puestos.
Conocí al profesor Mejía durante las luchas magisteriales y populares de los años ochenta, y pude comprobar, junto a miles de docentes, sus dotes y cualidades: excelente orador, vertical, honesto y perseverante hasta vencer, motivo por el cual se ganó el respeto y aprecio de chiricanos y nacionales. Su acción fue más allá del gremio docente y se convirtió en un líder popular de gran convocatoria. En 1984, cuando decidió postularse para una curul en la Asamblea, el pueblo le respondió con creces, y su labor en la cámara se distinguió por su espíritu combativo, fiscalizador e insistente, muy a pesar de la persecución que le acosaba en todos los frentes y que condujo a dos atentados de los que salvó su vida. Nada detuvo su accionar en pro de la lucha civilista por la democracia.
En el gobierno del presidente Guillermo Endara ocupó el cargo de director nacional de Educación, el que ejerció con acertada vocación humanista, honestidad y transparencia. Hubiera podido ser el ministro de Educación, cuando la profesora Ada Luz de Gordón dejó el Ministerio, pero, como nos confesara uno de sus amigos, declinó la oferta del entonces presidente. La ambición personal no lo caracteriza.
Terminada la administración Endara, el educador de siempre volvió a la provincia de Chiriquí, dirigiendo sus pasos a la creación de la Academia Bilingüe Divino Niño Jesús, hoy reconocido centro de educación primaria en la ciudad de David. Al mismo tiempo, asumió las riendas de la actividad ganadera en su finca, ganando espacio en la dirigencia provincial del gremio, donde también se ha granjeado el respeto de sus colegas productores.
Este insigne educador nunca ha renunciado a su jovial y sensible espíritu. Gracias a Dios lo leemos con de vez en cuando en medios nacionales (debiera escribir con más frecuencia); en Radio Chiriquí, columna sabatina; en Ecos Del Agro, periódico nacional, y en la revista El Ganadero, que publica la Asociación Nacional de Ganaderos de Chiriquí. En todas sus exposiciones la proyección social se respira y aboga por la reivindicación gremial y de las comunidades olvidadas.
La educadora María Jilma De Obaldía escribió en 1979 sobre el liderazgo amplísimo del profesor Mejía, durante la movilización docente de la época, y en otro pronunciamiento tituló ‘Bertilo Mejía: Un Educador que honra a Chiriquí’. Hoy, al emular aquellos pensamientos, los asimilo con igual simpatía, pero agregando que la trayectoria de tan destacado educador y dirigente popular, sigue siendo tan cristalina como respetable, para orgullo de quienes le conocemos. Pese a su posición ganada con inteligencia, sudor, sangre y sacrificios, por las circunstancias de la época en que surgió como dirigente, sigue siendo el hombre sencillo, solícito y tratable, virtudes que lo distinguen de los demás.
Es lamentable que personas de su estirpe se hayan retirado de las contiendas electorales, porque son ellas las que nos incitan a concurrir a las urnas. Son miles los chiricanos que con agrado y entusiasmo lo acompañaríamos en una carrera electoral. Panamá carece de líderes naturales y de dirigentes con las virtudes que deben acompañar a los que aspiran a conducir las entidades públicas.
*EDUCADORA.