Un total de siete personas fueron capturadas en horas de la madrugada durante la operación Nodriza
- 07/07/2011 02:00
¿Qué nos depara el futuro?, nadie lo sabe
Un espectáculo bochornoso, eso define lo ocurrido en la Asamblea Nacional el pasado 1 de julio, la alianza por el cambio no las tiene todas consigo, es evidente que los funcionarios coyunturales se fueron en busca de la plata tangible de las vías rápidas a las realizaciones y, por decirlo así, pusieron sus intereses personales por sobre los de una nación.
Todo esto es producto de la nueva autocracia que vivos en Panamá, los poderes casi ilimitados que ejerce el Ejecutivo (¿constitucionales o legales? No sabemos) hace que casi todos vendan su alma por unos cuantos dólares. Pero la verdad sea dicha, al común de los panameños no le interesa quiénes sean los que conforman la junta directiva de la Asamblea o los presidentes de Comisiones.
Esa rebusca es meramente trascendental para los 71 diputados, pues ellos son los que se benefician de eso. Lo feo fue ver, por ejemplo, cómo el diputado del PRD por San Miguelito da un gran discurso, valiéndose de una diáfana oratoria, hablando las pestes de los que gobiernan, para al final él y sus colegas copartidarios no ser más que un boche de traidores a su supuesta causa común ‘hacer oposición’.
Del panameñismo poco o nada pueden hacer el diputado Blandón o Luis Eduardo, ya que la política de avestruz que tiene el presidente del partido lo tiene temblando bajo una mesa, pensando que pueden sacar a toda su gente del gobierno y con eso perder el respaldo en unas primarias, como si él tuviera chance de ganar una elección presidencial. ¿Qué nos demuestra lo vivido?, que el traidor es traidor siempre, que el discurso de los políticos es el mismo, primero yo, segundo yo y tercero yo.
En cuanto al mensaje presidencial, bueno, fue el mismo de la vez pasada, se supone que es el informe a la nación de los últimos seis meses de gestión; es decir, sólo se menciona lo que se ha hecho en ese periodo de tiempo, pero, a falta de obras, buenas son las repeticiones, y revivimos los 100 a los 70, las mochilas, las carreteras, la cinta, el Metro, el Metrobús y más de lo mismo. Lo que sí me llamó la atención fue el decir que en la mesa del diálogo se resolvieron los temas de la minería y del Código de Trabajo. Allí, creo, que faltó la verdad, era prudente decir que la sangre del pueblo fue la que motivó a que se echaran para atrás las leyes previamente aprobadas a tambor batiente por los HONORABLES a sangre y fuego.
Qué pena que en el informe no habló de que aquí se castiga la violación de los derechos humanos con severidad, por lo ocurrido en el Centro de Cumplimiento de Menores, donde cinco jóvenes fueron masacrados por sus custodios, que se velará por el fiel cumplimiento del código de ética de los funcionarios públicos, para que ya no hagan negocio con las instituciones gubernamentales mientras están ejerciendo el cargo.
En esencia, por ningún lado los panameños vimos visos de que la canasta alimenticia va a ser alcanzable, vienen más megaproyectos, que seguro van a ser pagados con nuestros impuestos, la inseguridad sigue igual o peor, lo que han buscado es formas de cómo tabular mejor y decir ‘este no fue un homicidio el sujeto se mató solito’, los robos no son robos, son pérdidas, por eso no tabulan, en fin, maquillaje barato para que lo feo no se vea tan mal. Mientras el país se deteriora en todas sus instituciones.
Al final, ¿qué nos queda de toda esa experiencia del primero de julio? Bueno, probemos ésta receta: un plato de crecimiento económico, con un vaso de grado de inversión y un poco de sangre de la calle, para que los pobres de este país podamos decir con orgullo ‘vamos bien’.
*PERIODISTA Y PRODUCTOR DE TV.