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- 19/06/2013 02:00
El delirio de Ortega*
Cuando un estadista de la credibilidad, liderazgo y competencia de Daniel Ortega anuncia que construirá un canal interoceánico en Nicaragua, el mundo tiembla. Bueno, quizás exagero, pero en Colombia sí se rasgan las vestiduras y urden teorías conspirativas políticos, oportunistas y comentaristas paranoides. Veamos los ‘inquebrantables’ pilares sobre los que se construye esta quimera mesoamericana y ‘coco’ colombiano.
1. Factibilidad económica: El proyecto anunciado vale 40,000 millones de dólares y comprende un canal, oleoducto y ferrocarril interoceánicos, dos puertos, dos aeropuertos y múltiples zonas francas. Para poner esa cifra en perspectiva, ¡equivale a cuatro veces el PIB nicaragüense y ocho veces el costo de la ampliación (en curso) del Canal de Panamá! Repagar una inversión de ese tamaño requeriría un flujo de caja anual de por lo menos 5,000 millones de dólares, cuatro veces lo que genera Panamá. En este planeta y en este siglo un proyecto con estas cifras no es factible ni financiable.
2. Factibilidad técnica: El canal propuesto tiene una extensión aproximada de 286 kilómetros, ¡209 más que el de Panamá y 235 más que el túnel bajo el Canal de la Mancha! Aunque eran otras épocas, construir el Canal de Panamá tomó ocho años de trabajos (infructuosos) de los franceses y 10 más de los americanos, y costó 27,500 vidas. Dejando de lado los inmensos impactos ambientales, resulta inverosímil que el estado más pobre de Hispanoamérica y un concesionario chino de dudosa procedencia puedan llevar a cabo esta titánica obra.
3. El socio: Una ley aprobada a pupitrazo por el parlamento nicaragüense le otorga a la HK Nicaragua Canal Development Investment una concesión por 50 años para ‘diseñar, desarrollar, financiar, construir, poseer, operar, mantener y administrar’ el proyecto. Esta enigmática empresa, registrada en ese paraíso de la seriedad que son las Islas Caimán, es liderada por Wang Jing, misterioso empresario chino de las telecomunicaciones. Wang, de 40 años, guarda una semejanza física inaudita con el imberbe dictadorzuelo de Corea del Norte, y también es dado a los pronunciamientos grandilocuentes. Su grupo no tiene experiencia alguna en grandes proyectos de infraestructura. A Wang le acaban de entregar una amplia concesión de telecomunicaciones en Nicaragua. ¿Será la promesa del canal la cortina de humo para ocultar esa lucrativa arbitrariedad?
4. El comodín chino: Si hay en el mundo hoy un estado capaz de financiar y ejecutar un proyecto de tal magnitud es el chino. Recientemente inauguró la represa de las Tres Gargantas que costó 26,000 millones de dólares y tomó 14 años construir. No obstante, según Time, la empresa de Wang no tiene ningún vínculo conocido con el gobierno chino y no ha habido referencia alguna al proyecto en los medios oficiales o redes sociales de ese país. Además, ¡Nicaragua ni siquiera tiene relaciones diplomáticas con China! Es de los pocos países que aún reconocen a Taiwán, a cambio de generosas dádivas económicas. Las lealtades ideológicas de los países del ALBA se compran en yuanes.
Para un estudiante de tercer semestre de administración es evidente que el ‘Megaproyecto Gran Canal de Nicaragua’ es un delirio más del dipsómano presidente nicaragüense. Indignarse en Colombia por esta entelequia, que ni en su más disparatada concepción tocaría un centímetro de mares colombianos (ni pre- ni post-fallo Haya), y vincularla a una imaginada conspiración china, es una alucinación propia de los arrebatos etílicos de Ortega.
ECONOMISTA Y EXASESOR DEL PRESIDENTE DEL BID.
*PUBLICADO EN EL PAÍS DE CALI, 16 DE JUNIO DE 2013.