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- 17/10/2011 02:00
Poesía para espacios comunes
COMUNICADOR SOCIAL.
En un mundo de conceptos tan ligeros y empaques mediáticos conspirativos, no termino de cuadrar el valor que se le da a ciertas mediciones en términos de su importancia. Por ejemplo, algunas personas —ante todo en el mundo del espectáculo— viven al tanto de la cantidad de seguidores que suman a diario en las redes sociales, hoy la más absurda y banal forma de narcisismo. Puede representar para ellos millones de dólares en la venta de productos, pero no deja de ser un mundo artificial y sin profundidad. Ellos, y las empresas y multinacionales que los aúpan y financian, quieren que pensemos que esta representación numérica tiene algún tipo de valor substancial que todos debemos reverenciar.
Para los políticos es señal de representatividad y validación (aunque los números sean ficticios e inflados). Esto ha contaminado el escenario y las prácticas de comunicación política de una manera poco sana. (El modelo que implementó Obama hace tres años, es otra discusión. La forma y el contenido en relación a otras esferas alrededor del mundo, incluyendo a Panamá, son incomparables).
Las organizaciones han caído en esta trampa y me temo que ante la tarea de construir relaciones duraderas de respeto y confianza entre ellos y sus constituyentes, se transita sobre una delgada línea que, una vez quebrantada, será difícil resarcir. Cuidado con esto, ya muchos han aprendido a la dura (PRD, por ejemplo) que los números no necesariamente significan lealtad, fidelidad y compromiso.
En otro orden de cosas, ante las obligaciones, las inconformidades, la impaciencia y las rabias, la Poesía reconforta. El recién anunciado premio Nobel de literatura 2011 honra el trabajo poético. Tomas Tranströmer, poeta sueco, fue galardonado por la Academia Sueca ‘porque, a través de sus imágenes condensadas y translúcidas, nos da un acceso fresco a la realidad’. Según el diario español El País, ‘El dictamen de la Academia sueca, recibido con júbilo por los periodistas presentes en el acto, habla de Tranströmer como de un gran creador de imágenes y su uso de la metáfora, virtuoso, pero riguroso es, en efecto, una de las marcas más personales de su poesía’.
Me dispongo a conocer y aprender sobre Tranströmer, su obra, su vida y el alcance universal de su trabajo poético. Su traductor al español, el uruguayo Roberto Mascaró, dijo a El País que ‘Su poesía demuestra que las lenguas son barreras superables, como queda claro al ver que llega a países como el mío, Uruguay, o a El Salvador, (...) Siempre he tenido la certeza de que su poesía es universal, aporta a la paz y a la comprensión de las etnias, sobre todo en esta etapa de la Humanidad donde estos problemas aún no están superados’.
Muchas personas en el mundo descalifican la Poesía; descalifican el arte. Están muy ocupados en la carrera por acumular riquezas, figurar, engañar al otro, a los que no juegan vivo; robarles espacios, las sonrisas, las esperanzas. Se afanan por enumerar seguidores en las redes sociales (Me acabo de dar cuenta que en mi búsqueda no encontré referencia de página de Facebook o Twitter ni cuántos seguidores tiene el poeta Tranströmer).
Ya habíamos escrito hace un tiempo que nos tranquiliza un poco que existen empresarios preocupados por revertir este comportamiento. David Whyte, autor y poeta, ha trabajado afanosamente por impulsar una conducta entre los ejecutivos de algunas empresas muy importantes alrededor del mundo; a mantener conversaciones con los empleados a través de la Poesía, un instrumento inusual para la mayoría de ellos.
En el artículo titulado ‘A Larger Language for Business —A Conversation with David Whyte’, publicado en el Harvard Business Review en el 2007, Whyte señaló que: ‘El lenguaje que existe en el mundo de las corporaciones es demasiado pequeño para el territorio de relaciones y colaboraciones en el que hemos ingresado. (...) La tarea de un poeta consiste en crear un lenguaje lo bastante grande para representar, tanto el mundo que habita como el siguiente, el mundo más grande que nos aguarda’.
Mucha sabiduría en las expresiones de Whyte. Para este mundo que se mueve a velocidades extraordinarias y para algunos en el mundo corporativo que buscan —ante todo— la creación de riquezas exorbitantes para el provecho y beneficio de muy pocos, la introducción de expresiones literarias y poéticas en su cotidianidad, puede tener el efecto que muy bien señala Whyte: trasformar su lenguaje tecnócrata y el efecto del mismo en un léxico que rediseña sus metas y objetivos en conductas que buscan el mejoramiento de las condiciones sociales.
Whyte señala que: ‘La poesía es una manera de llegar a la fenomenología de la conversación (...) pudiera también ser una conversación contigo mismo acerca de las dimensiones mayores de tu vocación’. Qué mejor manera que hacerlo a través de las artes poéticas.
Con el Nobel por el trabajo y la obra de Tranströmer, no podemos dejar de celebrar el valor de la Poesía; el valor de la palabra como puente de comunicación. El valor de la construcción de ideas, imágenes, metáforas, mundos, universos y hasta a veces... vacíos, en donde el significado en el tiempo y las distancias sirven de escape hacia nuevas esferas para crear vida; nuevas dimensiones en donde la Humanidad puede dar libertad a su ser creativo en la búsqueda de espacios comunes... en la búsqueda del camino eterno.