Al menos 12 personas murieron y centenares de miles se encuentran afectadas a causa del fuerte temporal causado por un frente monzónico y el tifón Gaemi,...
- 01/10/2018 02:01
PRD: o muerte o resurrección
— ¿Qué carajos haces en Santiago, Roberto? Obvié decirle la verdad: (lo creí un cadáver militarmente hablando y con un pie en San Salvador como Agregado).
—Pedí quince días de vacaciones para pasar en familia.
—¡Vente de inmediato coño; aquí de adentro no hay políticos, lo sabes! Eran aproximadamente las 7 y 30 de la noche del 11 de octubre de 1968 en el viejo reloj del cuartel de Santiago. Me puse en marcha a balazos hacia la capital. La Comandancia era un hervidero; Boris y Alejandro Araúz se tomaban por su cuenta la represión caliente y natural, pese a que la huida de Arnulfo hacia el Hotel Tívoli en la Zona les quitaba fervor y pasión a sus militantes. En esa medianoche observé que algunos jefes, pocos en la época, y la oficialidad andaban como pitos perdidos en feria, sin brújula. Todo fue muy rápido y no había un mando único. No había ojos de civiles: prohibido. Lo único que importaba era imponer El Golpe. Serían las 3 de la mañana cuando Omar me llamó por unos 7 minutos: ‘Sabes que aquí tenemos policías viejos y oficiales de academia que saben es de lacrimógenas y hemos saboreado y olido a Escuela de las Américas, y conoces ese sabor. No tenemos otra base de apoyo que fusiles y eso no puede sostenernos sino poco tiempo. Me está coqueteando Beby Arango y un grupo Liberal y sabes para qué; Boris carga granadas pegadas con esparadrapos en su uniforme; comienzan a formarse capillas aquí adentro y eso, de esperar, siempre es peligroso. Quédate cerca de mí y piensa; ¿en qué?, no sé, pero piensa, y sobre todo observa, observa y observa. ¡Nos vemos!—
Al amanecer del día 12 cada uno de los pocos periódicos y programas de radio disparó su carga, como la sintió. El movimiento en la Cárcel Modelo era nutrido y Omar dejó eso en las manos que mencionó. Me avisaron que el primo hermano Carlos Pérez Herrera estaba en el tumulto de los detenidos y apenas se lo soplé a Omar en una oreja mientras desayunábamos y arrugó la frente pero no me respondió. El Cuartel Central era un hervidero, mientras las calles se llenaban de lo único que podían: especulaciones… Nada más había luego del fin de los 11 días del Dr. Arias. Lo importante estaba en la Avenida Balboa, la sede de la Embajada Imperial. Washington prefirió cerrar los ojos; el defenestrado no era de su gusto, y a los milicos los observarían.
Saltémonos los laberintos y partos internos, y lleguemos al 17 de diciembre de 1969, 14 meses luego del Golpe. Omar me dio otros 15 minutos esa vez para resumirme los ‘EEI' —elementos esenciales de información— en argot militar: ‘Sin Boris y los alzados hemos quedado con demasiadas bajas, Roberto; seguimos sin cabezas políticas a lo interno y los liberales me quieren cercar; utilizan algunos civiles afectos a mí; pero no puedo confiar en nada ni nadie. Ya tengo cerca a Juan Materno, a Angueto, a Rómulo, a Gerardo, a Edwin Fábrega, a Fello López Guevara, a Eduardo Morgan, muy pocos, para coordinar gobierno. Lakas me ayuda en otro plano, con técnicos. Seguimos sin bases pero mi retorno imprevisto de México me ha creado mucha simpatía en la población; siempre necesitan a alguien y tener esperanzas. Ese es mi activo y aún muy impreciso. Me han hablado de lanzar, ahora sí un Partido, le llamaríamos ‘Nuevo Panamá', pero todo está muy crudo; sin gentes un partido no es nada'...
De esos genes, ya con medio siglo de edad, nació lo que hoy aún se llama, en papel del Tribunal Electoral, el PRD. O casi se llama, luego de las dos apabullantes derrotas presidenciales y de la guerra interna que a esta fecha y hora subsiste luego de las primarias. El diagnóstico y pronóstico de ese gigante tan enfermo le toca hacerlo a los médicos y especialistas internos de hoy. Lo que sí es fácil adivinar es que ese partido de muchachones, sin Omar, hoy, como hace medio siglo, no es un carajo, o termina de morir o hacen una ‘Junta' y lo resucitan. ‘That is the question'.
CORONEL RETIRADO.
‘[...] ese partido de muchachones, sin Omar, hoy, como hace medio siglo, no es un carajo, o termina de morir o hacen una ‘Junta' y lo resucitan'