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- 31/08/2013 02:00
Propuestas y responsabilidad
¡Otra vez la cumbia resonando está! Alegremente escuchamos a candidatos de todos los colores ofrecer maravillas al electorado. El Tribunal Electoral debe reglamentar esta materia, por la seriedad del proceso mismo y por elevar el nivel cívico político de nuestro futuro gobierno. Los partidos y candidatos están llamados a plantear sus objetivos según sus posiciones ideológicas, si las tienen. Así como sus metodologías y herramientas a utilizar.
En la calle la gente se hace una serie de preguntas ante las promesas publicitarias. He tratado de recopilar esas inquietudes ciudadanas, así como se expresan, sin una sistematización científica: ¿Qué? ¿Cómo? ¿Quiénes? ¿Con qué? ¿Presupuestos? ¿Tecnologías? Ante las interminables listas de candidatos, la mayoría desconocidos, quieren saber: ¿Quiénes son? ¿Su trayectoria? ¿Su currículum? (Si lo tienen) ¿Su experiencia? ¿Su identificación con su partido? ¿Han sido corruptos o tránsfugas? Es decir, los electores necesitan información para poder decidir.
Toda esta documentación que el electorado requiere, debe estar garantizada en su veracidad por el Tribual Electoral. En vez de subsidiar a los partidos, el TE debe invertir esos fondos en encargarse de la publicación completa y verídica de los datos y propuestas, de todos los candidatos. Siendo una publicación oficial con los informes confirmados de todos los candidatos, no habrían preferencias ni irregularidades. Dando la más amplia y completa divulgación, igual para todos. Los programas y planificaciones elaborados por los partidos deben igualmente ir argumentados, con los recursos presupuestarios, con los estudios técnicos y legales que los sustenten. Y toda la información adjunta que ellas requieran. Naturalmente, esto exige un trabajo arduo, independiente y transparente. Para lo cual el Estado debe aportar los recursos, que se tomarían de las partidas dedicadas anteriormente a subsidiar los partidos.
Las campañas deben ser supervisadas en la factibilidad de sus contenidos y posibilidades reales de concretarlas. La especulación, las fantasías y las ilusiones deben desenmascararse para la protección de los electores. El excesivo costo de las campañas predispone a la deuda de favores, a los compromisos con los donantes y a los riesgos evidentes de corrupción. Naturalmente que todas estas observaciones deberían ir debidamente revisadas, estudiadas y legalizadas. Se dirá que ya no hay tiempo para modificar el proceso. Pero, si realmente queremos avanzar a un mundo mejor (al primero), a salir de esta crisis institucional y política que estamos viviendo, hay que tomar medidas heroicas y drásticas inmediatas. Insisto. Siendo a todos por igual, no habría ventaja para nadie. El costo de las campañas individuales se reduciría notablemente, con lo cual las necesidades de contribuciones monetarias también deberían disminuir. La empresa privada y los particulares no deberían hacer grandes aportes ni mezclarse en maniobras de futuras corrupciones. De esa manera podrían limitarse en lo posible los donaciones electoreras a B/100 balboas por donante. (difícil de controlar).
Se dirá que todo esto es utópico e irrealizable, que no estamos en Marte o Finlandia. Pero una sana autoestima y confianza en la capacidad y patriotismo de nuestros electores nos hará ver en forma optimista estas revolucionarias prácticas electorales. No se mencione que estas medidas atentan contra la liberad de votación o expresión. Porque ante lo vergonzoso de las campañas nuestras, con toda clase de vicios e indignidades; vale la pena hacer el esfuerzo por intentar superar nuestra calidad electoral.
No basta con conocer el nombre de los donantes, es preciso sacar al dinero de la decisión electoral, sea por la compra directa, por el regalo interesado, la falsa promesa o la publicidad engañosa. El humanismo, el cristianismo, el liberalismo (bien entendidos), el nacionalismo, el socialismo y los revolucionarios no pueden oponerse a todas estas objeciones que hace la misma sociedad y que expresan como posibles soluciones.
Estas metas fueron recogidas en las calles de la ciudad y como aspiraciones concretas de los que van a votar. Probablemente los que depositan el poder en el dinero y no tienen otros recursos que ofrecer, consideren todo esto imposible. El pueblo panameño sí avanza en sus luchas: 3 de Noviembre, 2 de enero, 9 de Enero, 11 octubre, 20 de Diciembre, 1 de enero. Pero los Cambios los hace el Pueblo. Los nombres pasan, las cuentas bancarias también, pero las experiencias colectivas permanecen y son el efectivo progreso ante la historia.
MÉDICO Y EX MINISTRO DE ESTADO.
—LÁVESE LAS MANOS.
—PRO MUNDI SERVICIO.
—EN MEMORIA DE CÉMACO.