• 26/04/2013 02:00

‘Gobernaré con los mejores’, Ricardo Martinelli

Son estas cuatro palabras lo fundamental en el discurso político (de apertura de gobierno) del regente de la cosa pública en Panamá. Por...

Son estas cuatro palabras lo fundamental en el discurso político (de apertura de gobierno) del regente de la cosa pública en Panamá. Por cierto, para los detractores de la obra iniciada por Ricardo Martinelli, no fue necesario ni conveniente a sus intereses y estrategia, conceder un plazo de gracia a la incipiente gestión y desarrollaron su contraataque, preguntando: ¿Sí era correcto aseverar que se habían escogido a los mejores hombres y mujeres para administrar el Estado Panameño?

Las respuestas se produjeron en uno u otro sentido y sin embargo, al adentrarnos en los detalles y sus marañas, ubicaremos las explicaciones que permitan de modo tentativamente imparcial visualizar la realidad, que en este caso suele siempre ser motivo de disgustos para los adversarios y regocijo para los seguidores.

Bien, si usted iniciara una semi-encuesta entre los opositores, no demoraría en concluir que vivimos en una dictadura civil y como toda autocracia, esta ha fulminado los derechos sociales, individuales y humanos del pueblo panameño.

Corroboremos. ¿Es esto así? Absolutamente falso.

El gobierno Martinelli, como todo aprendiz en la gestión pública, no interpretó correctamente la función de los medios de comunicación social, que dista mucho del aplauso y las loas deseadas, propias de los anuncios de las agencias publicitarias. Sí señores, los medios son por naturaleza críticos, irreverentes y hasta revolucionarios, puesto que, su rol, si es bien entendido, permite al gobernante cualificar sus aciertos y errores.

Lo trágico es, que ni el mandatario ni su equipo asesor comprendieron estas notas simples e iniciaron un conflicto innecesario y absurdo con los mensajeros.

Y para acabarla de enlutecer, cedieron la iniciativa a quienes debían ser los procesados y condenados por una nación hastiada de pillajes y promesas incumplidas e incitaron a los propaladores de la información quiérase o no a tomar partido en un acto de autodefensa comprensible, si reconocemos nuestros errores.

En síntesis, convalidamos una confrontación que ha causado un gran desgaste. Cuando la propuesta fue cambiar el país, los grupos de presión jamás estuvieron de acuerdo y no podía ser de otra forma, ya que su existencia depende del status quo; o sea, que se diga, pero no se haga. Deducir que los medios que nos critican son enemigos o un grupo de presión, es miopía e intelectualismo de primer grado. ¿Quiénes nos hicieron ganar las elecciones?, si todavía no sabemos que las grandes porciones poblacionales de insatisfechos con los gobiernos del PRD Y ARNULFISMO, entonces merecemos lo que nos está sucediendo, pero si, por el contrario, cavilamos en esa dirección, manifestaremos un giro gravitacional en nuestro quehacer político y de gobernación.

Veamos: ¿Fallamos en Bocas del Toro, nos equivocamos en Chiriquí, en Colón, en Juan Hombrón, en Paitilla, etc.? No seamos ilusos y aceptemos que sí. Hubo muertos, heridos e intentos de apropiación del patrimonio nacional, por ende, pidamos disculpas, permitamos que la justicia se haga funcional e igualitaria e indemnicemos.

No es bueno tener sangre inocente en las manos, así como tampoco, bienes esquilmados al pueblo o al erario nacional.

Ahora bien, si hemos cumplido con estos puntos, será más sencillo volver a mirarnos como panameños amantes del progreso y bienestar de nuestra población. De lo contrario, proseguiremos la vorágine preelectoral en donde nada ni nadie se salva, lo que al final nos hará perder todo y a todos aun cuando obtengamos la victoria.

Se puede gobernar con un 50% de la población informada de nuestros yerros o errores y en desaliento con la gestión gubernativa por nuestra incapacidad de comunicar las grandes transformaciones que se han originado desde el 2009, por supuesto que sí, más no sabremos ¿cuánto tiempo? y lo que es peor, nunca seremos reelectos.

La otra porción del electorado, (que aún mantiene fe en el proyecto) de proseguir este festín cuasi carnavalero, llegará a mayo de 2014 con un porcentaje significativo de decepcionados. De ahí que, al unirse los unos y los otros, conformarían una amplia mayoría, cuyo único motivo para acudir a las urnas será sacarnos del Palacio de las Garzas y tal vez para siempre.

Ciudadano presidente, entérese que para el pueblo ya no está gobernando con los mejores, ni siquiera con los menos malos; sino que, está siendo víctima del encierro presidencial, ese virus que en el orbe acaba inexorablemente con gobernantes que como usted de verdad aman a su patria. Eso lo sé, por ello hice campaña a su favor y me siento orgulloso de haberlo apoyado. Pero en este momento es hora de volver a caminar en los zapatos de su pueblo, despéjese de los egos, las animadversiones y concluya que existen cientos de miles de panameños que esperamos verle corregir el rumbo. De hacerlo, verá cómo nuestra gente vuelve a sentir el contagio de su carisma.

Recuerde que su éxito en política fue no parecerse a nadie, ser única y exclusivamente Ricardo Martinelli, el amigo, el político honesto y el panameño cabal. Lo estamos esperando para volver a triunfar en el 2014. No abandone la causa, lo necesitamos. Usted es nuestro líder.

ABOGADO.

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