• 31/01/2024 00:00

Se abre el telón electoral

Siempre me llamó la atención la papeleta que alguien colocó en la parte superior de la pared del edificio; casi en el techo del piso, en un lugar tan alto, que la gente al pasar no podía tocarla. Por esa razón, mis ojos pudieron contemplar el mensaje político que mostraba la foto de un postulante, el logo de un partido y la fecha. Allí se mantuvo por varios años y supe que el candidato, a pesar de intentar varis veces, nunca ganó la curul a la que aspiraba.

Eran tiempos de ruidosas campañas, que se vivían con mucho entusiasmo, movilizaciones y, sobre todo, enredos legales y diatribas que en muchas ocasiones se iban a una escala agresiva. Se inicia en unos días un nuevo momento electoral y tiene ingredientes que le dan una salsa tropical muy propia de nuestro ambiente: las autoridades respectivas hablan de que se tramitan unos mil trescientos (1.300) expedientes.

Ya están definidos los candidatos, algunos con procesos judiciales que determinarán su real participación o su exclusión; han tomado posesión los organismos que acompañarán y procurarán alcanzar la pulcritud de esta fase, lo que permitirá que la población adquiera el mejor criterio para seleccionar a quienes habrán de desempeñarse en el quinquenio 2024-2029. Es un reto no para un sector, un grupo o colectivo, sino para todo el país.

Es evidente que esta fase de la política implica los enfrentamientos. Conceptualmente se considera así. “Entiéndase la política como ciencia y arte de gobernar, que trata de la organización y administración de un Estado en sus asuntos e intereses, de comunicación pública. La política real, en tanto lucha por el poder en función de intereses y ventajas, se expresa y efectúa en el proceso de elaboración de políticas”, plantean los teóricos.

Entonces se abre el telón para que quienes entren en la liza puedan proponer a los votantes sus mejores proyectos y la visión de las metas que alcanzarán, una vez que estén en la administración. Hay aquí lógica, análisis, capacidad de encontrar un real estado de las cosas y la estructuración, un plan que pueda ser desarrollado con el apoyo de un equipo, el mejor para alcanzar aquello que está en el camino del progreso social, integral e inclusivo.

Cumplir con una agenda racionalmente concebida y llevar un mensaje claro, amplio, profundo y sin consignas ruidosas y panfletarias, es el compromiso que debe estar en los programas de las diferentes opciones, que en el país no van a tener grandes diferencias porque no están marcadas por signos ideológicos, lo que en ocasiones hace irreconciliables las diferencias. Acá, son solo aspectos de enfoque.

El hecho de que, con posterioridad a los acontecimientos de la invasión, ninguna fuerza política que ha gobernado ha podido repetir, demuestra que hay mucho de esfuerzo errático, falsas conjeturas y planes que por lo general se desvían de los intereses de la sociedad panameña. Los escándalos, procesos judiciales interminables e insatisfacción popular, representan peripecias, que como país deben ser superadas.

Panamá ha vivido una serie de acontecimientos de gran magnitud en los años recientes. Son de tal dimensión, que han requerido grandes esfuerzos y capacidad de llevar adelante las políticas para superar los riesgos en que su población se ha visto envuelta. Una pandemia inédita puso en evidencia la necesidad de contar con planes bien cimentados y basados en la ciencia.

Igual sucede con el cambio climático y las repercusiones que tendrá para todas las actividades productivas y de otros órdenes. Es necesario dar prioridad a estos temas en la campaña y organizar los mejores proyectos. De allí saldrán los resultados y todos los panameños tendremos un objetivo dirigido a dar concisión a nuestros perfiles políticos, nuestros esquemas y sobre todo al futuro que nos corresponda en la historia.

Solo así las campañas no serán una papeleta olvidada en una pared carcomida por el tiempo.

El autor es periodista
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