El presidente Mulino cuestiona lo poco enérgicas que son las medidas cautelares de los jueces de garantías
- 03/09/2011 02:00
Literatura selecta
ESCRITOR
Como lector crítico y creativo, recomiendo obras de interés ético, histórico y de cultura humanística.
¡Indignaos! de Stéphane Hessel, son 60 páginas que invitan a la reflexión sobre la crisis moral del mundo contemporáneo. Hessel denuncia una sociedad sin valores, alienada por el consumismo y el libre mercado que empobrece a la clase media y denigra a los marginados.
Hessel, comprometido con una sociedad más humana, navega a contracorriente cuando denuncia al orden establecido. Milita en la Resistencia francesa, promueve la independencia de Argelia, defiende la causa palestina y expresa su solidaridad con los inmigrantes indocumentados que llegan a la Europa plutocrática. Considera que los israelitas tienen en Gaza, una prisión a cielo abierto, avalada por las Naciones Unidas. Hessel, el contestatario, afirma siempre me he situado del lado de los disidentes.
¡Indignaos! guía las protestas multitudinarias que se dan en la Europa pusilánime.
Hessel, cuestiona con vehemencia la supuesta democracia en que vivimos, se rebela contra el corrupto mundo financiero, ellos, los banqueros tienen más poder que los gobiernos. ‘El poder del dinero nunca ha sido tan grande, insolente, egoísta con todos’. La dictadura de los mercados es criminal con su propaganda engañosa, ejerce un terrorismo más sofisticado que el nazismo.
Hessel confronta a los medios de comunicación en manos de los pudientes, reclama una democracia plena con una prensa independiente.
Stéphane es seguidor de Sartre y Hegel. Aboga por la libertad, como lo hace Don Quijote en sus andanzas. Se opone a la indiferencia colectiva que deja pasar las cosas sin protestar. Como Gandhi, Luther King y Mandela, propone decir NO a la violencia. Defiende la insurrección pacífica. ¡Indignados! es la obra a leer.
Crónica sobre mis abuelos, libro editado por Germinal Sarasqueta Oller, es un compendio de la historia naviera panameña. Son cálidas viñetas de Fernando Higinio Oller Ponce y Próspero Pinel Nájar, que hacen de Panamá su patria emocional. Son las memorias familiares de José Oller Navarro, Juanita Oller de Mulford, Rosario Oller de Sarasqueta y Cecilia Pinel de Remón.
Stella Dupuis Oller, la escritora admirada por mí, nos regala un sensible prólogo.
Los Oller con los Pinel impulsan la navegación de cabotaje, construyen gran cantidad de barcos que comunican el litoral panameño en el mar de Balboa, desde finales del Siglo XIX a las primeras décadas del XX.
Fernando Oller y Próspero Pinel, además, desarrollan la pesca industrial, sobre todo de las famosas perlas del Golfo de Panamá, la mítica Istmania de La bitácora de la fantasía.
Crónica sobre mis abuelos descubre aspectos relevantes de la historia republicana, como la llegada del general Pershing al país. Son relevantes los comentarios de Guillermo Andreve, Alonso Roy, Marcela Camargo Ríos y sobre todo las semblanzas de José Dolores Moscote, Jeptha B. Duncan y Félix Esteban Oller. Así también conocemos el devenir de los masones panameños y el protagonismo del revolucionario español José María Blázquez de Pedro en la gesta inquilinaria de 1925.
Las reflexiones del patriarca liberal Próspero Pinel, sobre la conducta del Panamá político, es uno de los detalles significativos de Crónica sobre mis abuelos, así nos comenta: Ante el festín de apetitos es preciso recordar, los ejemplos de austeridad, hidalguía, de entereza de carácter, de fidelidad a los caros ideales y de patriotismo a toda prueba. Ante el espectáculo cuasitroglodita de los que aspiran lograr el manejo de los asuntos públicos, al sentarse a la mesa de un banquete pantagruélico y rivalizan para arribar al solio presidencial, es necesario invocar la caballerosidad y la decencia. Cualquier parecido con la realidad actual no es casualidad ni coincidencia.
El libro tiene numerosas fotos, gráficas e ilustraciones de los tiempos de antaño.
Crónica sobre mis abuelos nos enseña a conocer al Panamá profundo y valorar que somos la suma de muchas historias familiares, las cuales fortalecen el alma de una nación aluvional, con más de quinientos años de un acontecer singular y fabuloso. Somos muchos rostros en uno, como lo afirma mi clon, el profesor Ricardo Arturo Ríos Torres en Memoria de mis memorias y en Los rostros del tiempo, libros que son indispensables para amar a un país que vive, de manera permanente una épica de la esperanza. ¡Somos lo que leemos!